OPINIÓN: El cine cubano, frente a las medidas de Bush
- por © NOTICINE.com
26-VII-04
Por Frank Padrón
La agudización del bloqueo que significan las nuevas restricciones que el presidente de los Estados Unidos dictara recientemente contra Cuba, y fueran aprobadas por el Congreso, implican limitaciones en todos los renglones económicos y sociales.
Desde la caída del campo socialista, el cine cubano se vio extraordinariamente empobrecido, en momentos (inicios de los 90, durante el "Período Especial") se vio prácticamente reducido a la producción en video y a unos pocos cortometrajes; la relativa recuperación de la economía nacional implicó un cierto aire nuevo dentro de la producción fílmica, pero aún así las coproducciones con otros países (sobre todo España) se han impuesto.
Ello, por supuesto, acarrea ventajas y problemas; entre las primeras, la principal es que el cine continúa, pero muchas veces éste se afecta desde el punto de vista ideoestético, debido a las imposiciones de los (co)productores foráneos, quienes establecen cláusulas que, con frecuencia, entran en contradicción con los intereses de los guionistas y directores, obligados entonces a hacer concesiones para obtener el dinero imprescindible que materializará el film.
Aunque no siempre debe echarse la culpa de la falencia de no pocas obras a este matrimonio “por conveniencia”, no es menos cierto que buena parte de la misma puede encontrarse en él; títulos como "Guantanamera", de Titón-Tabío; "Miel para Ochún", de Humberto Solás; "Las noches de Constantinopla", de Orlando Rojas, o "Aunque estés lejos", de Juan Carlos Tabío, sufrieron considerables alteraciones de sus guiones originales ante los reclamos de los productores españoles; sin embargo, también es verdad que películas mucho más logradas (como "Fresa y chocolate" o el documental "Yo soy...del son a la salsa", este último de Rigoberto López) no se vieron afectadas esencialmente por la participación foránea.
Más allá (o más acá) de las reservas artísticas que dejen los filme, lo verdaderamente importante es que el cine cubano no se ha detenido, no se detiene: ni en los duros, iniciales 90, cuando parecía que el Muro de Berlín nos caía directamente encima, ni ahora, cuando el señor W. Bush pretende ahogarnos con estas inhumanas medidas encaminadas, no ya a asfixiar cualquier proyecto cultural, sino a matarnos literalmente de hambre.
Como mismo entonces no renunciamos a seguir haciendo, aunque fuera en el modesto soporte del video o con obras menos ambiciosas, ahora seguimos adelante intentando otras posibilidades, nuevas alternativas, socorrentes atajos: documentales importantes de Belkis Vega, Lourdes de los Santos, Rebeca Chávez, Arturito Sotto y otros realizadores, salieron a la palestra mientras otros esperan los toques finales; la Muestra de los Nuevos Realizadores, dentro y sobre todo, fuera del ICAIC, se ha seguido y continúa realizándose; (de la última, por ejemplo, Tres veces dos, en formato digital, la más premiada de las concursantes, ya finaliza su hinchado a celuloide); con ingentes dificultades, los Festivales del Nuevo Cine Latinoamericano y de Cine Pobre (en Gibara) marchan adelante, como en definitiva, absolutamente todos los eventos caracterizados de cine a lo largo y ancho del país.
Incluso, no dejamos de ser la sede de significativos encuentros internacionales, como el que, en los primeros días de agosto, tendrá lugar en la capital en torno al audiovisual para niños y adolescentes.
Ya listos, o en avanzadas fases de su producción, se encuentras nuevos largos de ficción como "Perfecto amor equivocado", de Gerardo Chijona (a punto de estrenarse); "Bailando chachachá", de Manuel Herrera; "Hormigas en la boca", del español Gerardo Herrero, con amplia participación cubana. o la nueva cinta del egresado de la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Benito Zambrano.
Dicha institución, a propósito, continúa su noble misión de forjar profesionales del audiovisual de Cuba y el resto de América Latina, que cada vez más se hacen sentir en prestigiosos festivales internacionales, labor en la que también juega su papel la Facultad homónima del ISA (Instituto Superior de Arte).
No exenta de abismales problemas, la TV cubana se suma a la indetenible batalla por la superación artística del pueblo con una programación fílmica, cada vez más vasta y exigente, a lo que se suman las cientos de salas de cine y video de todo el país.
Nuestro pueblo, acostumbrado a vencer las batallas con el Imperio, librará también ésta: también el terreno de la cultura emergemos soberanos, y dentro de ella, el cine seguirá dando testimonio de las complejidades de nuestro tiempo, a toda pantalla, a todo color, en ese indetenible movimiento al que se refirió Galileo aún con la muerte encima.: “eppour se mouve”
Por Frank Padrón
La agudización del bloqueo que significan las nuevas restricciones que el presidente de los Estados Unidos dictara recientemente contra Cuba, y fueran aprobadas por el Congreso, implican limitaciones en todos los renglones económicos y sociales.
Desde la caída del campo socialista, el cine cubano se vio extraordinariamente empobrecido, en momentos (inicios de los 90, durante el "Período Especial") se vio prácticamente reducido a la producción en video y a unos pocos cortometrajes; la relativa recuperación de la economía nacional implicó un cierto aire nuevo dentro de la producción fílmica, pero aún así las coproducciones con otros países (sobre todo España) se han impuesto.
Ello, por supuesto, acarrea ventajas y problemas; entre las primeras, la principal es que el cine continúa, pero muchas veces éste se afecta desde el punto de vista ideoestético, debido a las imposiciones de los (co)productores foráneos, quienes establecen cláusulas que, con frecuencia, entran en contradicción con los intereses de los guionistas y directores, obligados entonces a hacer concesiones para obtener el dinero imprescindible que materializará el film.
Aunque no siempre debe echarse la culpa de la falencia de no pocas obras a este matrimonio “por conveniencia”, no es menos cierto que buena parte de la misma puede encontrarse en él; títulos como "Guantanamera", de Titón-Tabío; "Miel para Ochún", de Humberto Solás; "Las noches de Constantinopla", de Orlando Rojas, o "Aunque estés lejos", de Juan Carlos Tabío, sufrieron considerables alteraciones de sus guiones originales ante los reclamos de los productores españoles; sin embargo, también es verdad que películas mucho más logradas (como "Fresa y chocolate" o el documental "Yo soy...del son a la salsa", este último de Rigoberto López) no se vieron afectadas esencialmente por la participación foránea.
Más allá (o más acá) de las reservas artísticas que dejen los filme, lo verdaderamente importante es que el cine cubano no se ha detenido, no se detiene: ni en los duros, iniciales 90, cuando parecía que el Muro de Berlín nos caía directamente encima, ni ahora, cuando el señor W. Bush pretende ahogarnos con estas inhumanas medidas encaminadas, no ya a asfixiar cualquier proyecto cultural, sino a matarnos literalmente de hambre.
Como mismo entonces no renunciamos a seguir haciendo, aunque fuera en el modesto soporte del video o con obras menos ambiciosas, ahora seguimos adelante intentando otras posibilidades, nuevas alternativas, socorrentes atajos: documentales importantes de Belkis Vega, Lourdes de los Santos, Rebeca Chávez, Arturito Sotto y otros realizadores, salieron a la palestra mientras otros esperan los toques finales; la Muestra de los Nuevos Realizadores, dentro y sobre todo, fuera del ICAIC, se ha seguido y continúa realizándose; (de la última, por ejemplo, Tres veces dos, en formato digital, la más premiada de las concursantes, ya finaliza su hinchado a celuloide); con ingentes dificultades, los Festivales del Nuevo Cine Latinoamericano y de Cine Pobre (en Gibara) marchan adelante, como en definitiva, absolutamente todos los eventos caracterizados de cine a lo largo y ancho del país.
Incluso, no dejamos de ser la sede de significativos encuentros internacionales, como el que, en los primeros días de agosto, tendrá lugar en la capital en torno al audiovisual para niños y adolescentes.
Ya listos, o en avanzadas fases de su producción, se encuentras nuevos largos de ficción como "Perfecto amor equivocado", de Gerardo Chijona (a punto de estrenarse); "Bailando chachachá", de Manuel Herrera; "Hormigas en la boca", del español Gerardo Herrero, con amplia participación cubana. o la nueva cinta del egresado de la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Benito Zambrano.
Dicha institución, a propósito, continúa su noble misión de forjar profesionales del audiovisual de Cuba y el resto de América Latina, que cada vez más se hacen sentir en prestigiosos festivales internacionales, labor en la que también juega su papel la Facultad homónima del ISA (Instituto Superior de Arte).
No exenta de abismales problemas, la TV cubana se suma a la indetenible batalla por la superación artística del pueblo con una programación fílmica, cada vez más vasta y exigente, a lo que se suman las cientos de salas de cine y video de todo el país.
Nuestro pueblo, acostumbrado a vencer las batallas con el Imperio, librará también ésta: también el terreno de la cultura emergemos soberanos, y dentro de ella, el cine seguirá dando testimonio de las complejidades de nuestro tiempo, a toda pantalla, a todo color, en ese indetenible movimiento al que se refirió Galileo aún con la muerte encima.: “eppour se mouve”