El cine español llora a Mario Camus
- por © CineyTeatro.es-NOTICINE.com
Este fin de semana murió en su Santander natal el guionista y director Mario Camus, a los 86 años. Será recordado sobre todo como adaptador en cine y TV de obras literarias, como "La Colmena", "Los santos inocentes" o "Fortunata y Jacinta", pero también por producciones televisivas muy populares, como "Curro Jiménez". Logró el Goya al Mejor Guion Original por "Sombras en una batalla" y el Goya de Honor de la Academia de Cine en 2011.
Alejado de las corrientes de moda y seguidor de impulsos, Mario Camus era un resistente que, desde principios de los cincuenta, contaba historias para él y para otros cineastas. Maestro en la adaptación de obras literarias, el autor de las versiones cinematográficas de "La colmena" –Oso de Oro en el Festival de Berlín– y "Los santos inocentes". A esta última, el Festival de Cannes le concedió una mención especial del jurado y el premio de interpretación a sus dos protagonistas. Obtuvo el Goya al Mejor Guion Original por "Sombras en una batalla", y recibió el Goya de Honor en 2011, trofeo que recogió homenajeando al oficio del cine “que te hermana con los maestros de la luz y de la música”.
El nombre de este director y guionista cántabro siempre va ligado al de Miguel Delibes y Camilo José Cela, pero debutó con una adaptación de Daniel Sueiro y también trasladó al lenguaje audiovisual a Ignacio Aldecoa, Jorge Semprún y Rafael Azcona, entre otros. Una labor en la que sintió cómodo y en la que, además, contó con el beneplácito de los productores, “que al tener gran respeto por las obras editadas, no intentan cambiarte ni una coma”.
Miembro de una generación en la que figuran Carlos Saura, Basilio Martín Patino, Miguel Picazo, Francisco Regueiro y José Luis Borau, Camus firmó 29 películas –"El prado de las estrellas" fue la última–, fue el autor del libreto de "Los golfos" y dirigió varias series de televisión –"Curro Jiménez", "Fortunata y Jacinta", entre otras–. Conocía bien el oficio. "He trabajado mucho, y mi concentración y dedicación han sido al cien por cien". dijo.
"Seguramente en todas mis películas hay pequeñas manías, un toque personal. Y esa persistencia se llama personalidad", manifestaba este creador, que hizo largometrajes con Raphael y Sara Montiel, y que en dos de sus producciones, "Sombras en una batalla" y "La playa de los galgos", abordó el tema de ETA.
Batallador con el doblaje –"una concesión que el cine español no se puede permitir. Hay que pararlo o regularlo"–, siempre hablaba de la hermandad del cine y de la importancia de los actores –"en España hay verdaderos monstruos de la interpretación"–.
Una historia convincente y creíble que hable de gente próxima en un tono conmovedor, y tener el reparto adecuado,"porque en la elección de los actores está el 90% de la dirección", eran los requisitos para hacer una buena película para Mario Camus, un profesional que siempre intentaba pasar desapercibido. "Lo que importa son las películas. Todos los trabajos los he realizado con equipos artísticos y técnicos, por eso el Goya es para todos ellos, porque sin todas esas personas no hubiera hecho nada", resaltó el cineasta, que en su discurso lanzó un claro mensaje: "contemos nuestrsa historias y hagámoslo con sinceridad".
Camus se sentía muy querido por su familia cinematográfica, una familia que sentía muy fiel. Sin elegir entre películas, guiones relatos de televisión, medio para el que firmó también "La vuelta de El Coyote" o "La forja de un rebelde", "porque cada obra tiene su propia vida durante el rodaje", Camus era perfeccionista. "Lo que más me molesta es cuando has fallado. Yo estoy contento con lo que he hecho, unas películas me han salido bien y otras menos bien. Mi intención siempre ha sido trabajar bien", aseguró.
Deja pendiente una película que quería rodar en su Santader natal con Ana Belén como protagonista, y para la que no encontró productor que la financiase.
Otras frases de Mario Camus
- "He intentado hacer aquellas películas que he querido y que podían ser de mi gusto, a veces por encargo y otras porque las he promovido yo y así he caminado durante seis décadas".
- "Yo nunca me he apoyado en la crítica, ni he creído demasiado y eso a pesar que en líneas generales me han tratado bien".
- "Teniendo en cuenta que estamos en un país que esta dominado por la industria norteamericana, pues claro que el cine español está maltratado y sobre todo está maltratado por las televisiones".
- "Nunca me ha preocupado la visibilidad de mis películas: lo que me preocupa es sentirme conforme con lo que hago".
- "El director tiene que ser el padre de la historia, y velar por que se respete tu visión construyéndola con otras muchas personas".
- "Creo que nuestra generación ha pasado por la historia del cine español con dignidad; algunos compañeros han hecho obras definitivas".
- "Veo a gente de mi edad, como Saura o Aranda, y me parece que sus películas siguen teniendo más energía que la de muchos chicos jóvenes. La falta de energía no va con nosotros, nos hemos curtido en un trabajo muy duro".
- "Los viejos somos peligrosos porque nos volvemos dogmáticos, tenemos una especie de autosuficiencia y nos ponemos gilipollas. Pero hay jóvenes que también lo son…".
Alejado de las corrientes de moda y seguidor de impulsos, Mario Camus era un resistente que, desde principios de los cincuenta, contaba historias para él y para otros cineastas. Maestro en la adaptación de obras literarias, el autor de las versiones cinematográficas de "La colmena" –Oso de Oro en el Festival de Berlín– y "Los santos inocentes". A esta última, el Festival de Cannes le concedió una mención especial del jurado y el premio de interpretación a sus dos protagonistas. Obtuvo el Goya al Mejor Guion Original por "Sombras en una batalla", y recibió el Goya de Honor en 2011, trofeo que recogió homenajeando al oficio del cine “que te hermana con los maestros de la luz y de la música”.
El nombre de este director y guionista cántabro siempre va ligado al de Miguel Delibes y Camilo José Cela, pero debutó con una adaptación de Daniel Sueiro y también trasladó al lenguaje audiovisual a Ignacio Aldecoa, Jorge Semprún y Rafael Azcona, entre otros. Una labor en la que sintió cómodo y en la que, además, contó con el beneplácito de los productores, “que al tener gran respeto por las obras editadas, no intentan cambiarte ni una coma”.
Miembro de una generación en la que figuran Carlos Saura, Basilio Martín Patino, Miguel Picazo, Francisco Regueiro y José Luis Borau, Camus firmó 29 películas –"El prado de las estrellas" fue la última–, fue el autor del libreto de "Los golfos" y dirigió varias series de televisión –"Curro Jiménez", "Fortunata y Jacinta", entre otras–. Conocía bien el oficio. "He trabajado mucho, y mi concentración y dedicación han sido al cien por cien". dijo.
"Seguramente en todas mis películas hay pequeñas manías, un toque personal. Y esa persistencia se llama personalidad", manifestaba este creador, que hizo largometrajes con Raphael y Sara Montiel, y que en dos de sus producciones, "Sombras en una batalla" y "La playa de los galgos", abordó el tema de ETA.
Batallador con el doblaje –"una concesión que el cine español no se puede permitir. Hay que pararlo o regularlo"–, siempre hablaba de la hermandad del cine y de la importancia de los actores –"en España hay verdaderos monstruos de la interpretación"–.
Una historia convincente y creíble que hable de gente próxima en un tono conmovedor, y tener el reparto adecuado,"porque en la elección de los actores está el 90% de la dirección", eran los requisitos para hacer una buena película para Mario Camus, un profesional que siempre intentaba pasar desapercibido. "Lo que importa son las películas. Todos los trabajos los he realizado con equipos artísticos y técnicos, por eso el Goya es para todos ellos, porque sin todas esas personas no hubiera hecho nada", resaltó el cineasta, que en su discurso lanzó un claro mensaje: "contemos nuestrsa historias y hagámoslo con sinceridad".
Camus se sentía muy querido por su familia cinematográfica, una familia que sentía muy fiel. Sin elegir entre películas, guiones relatos de televisión, medio para el que firmó también "La vuelta de El Coyote" o "La forja de un rebelde", "porque cada obra tiene su propia vida durante el rodaje", Camus era perfeccionista. "Lo que más me molesta es cuando has fallado. Yo estoy contento con lo que he hecho, unas películas me han salido bien y otras menos bien. Mi intención siempre ha sido trabajar bien", aseguró.
Deja pendiente una película que quería rodar en su Santader natal con Ana Belén como protagonista, y para la que no encontró productor que la financiase.
Otras frases de Mario Camus
- "He intentado hacer aquellas películas que he querido y que podían ser de mi gusto, a veces por encargo y otras porque las he promovido yo y así he caminado durante seis décadas".
- "Yo nunca me he apoyado en la crítica, ni he creído demasiado y eso a pesar que en líneas generales me han tratado bien".
- "Teniendo en cuenta que estamos en un país que esta dominado por la industria norteamericana, pues claro que el cine español está maltratado y sobre todo está maltratado por las televisiones".
- "Nunca me ha preocupado la visibilidad de mis películas: lo que me preocupa es sentirme conforme con lo que hago".
- "El director tiene que ser el padre de la historia, y velar por que se respete tu visión construyéndola con otras muchas personas".
- "Creo que nuestra generación ha pasado por la historia del cine español con dignidad; algunos compañeros han hecho obras definitivas".
- "Veo a gente de mi edad, como Saura o Aranda, y me parece que sus películas siguen teniendo más energía que la de muchos chicos jóvenes. La falta de energía no va con nosotros, nos hemos curtido en un trabajo muy duro".
- "Los viejos somos peligrosos porque nos volvemos dogmáticos, tenemos una especie de autosuficiencia y nos ponemos gilipollas. Pero hay jóvenes que también lo son…".