Isabel Coixet y "El techo amarillo", documental con el que aspira al Goya
- por © Ana Karina Villegas-NOTICINE.com
El documental "El Techo Amarillo" supone otro capítulo de las legendarias luchas de la cineasta española Isabel Coixet contra los contratiempos. Esta producción alza la voz de un grupo de exalumnas del Aula de Teatro de Lleida que sufrieron abusos sexuales por parte de dos profesores que no fueron juzgados nunca. El proyecto, que tanto le costó sacar adelante, inspira a los Goya y será usado como prueba para que el caso se reabra en los tribunales. "El documental ofrece justicia poética, que es estupenda, pero las víctimas quieren sentir que la sociedad las ha escuchado y que todo lo que cuentan tiene peso. Esta es la primera vez que siento que mi trabajo es útil", expresó durante un encuentro cara al público organizado por AISGE.
Tras su proyección en el Festival de Cine de San Sebastián, donde participó en la Sección Oficial Proyecciones Especiales, el Teatro Victoria Eugenia estalló en una ovación y un sonoro "yo sí te creo" colectivo. Los testimonios incluidos en el documental, esperan las personas involucradas, podrían convertirse en una prueba fundamental para intentar que el caso tenga un recorrido judicial.
El film trata de que en 2018 un grupo de nueve mujeres presentaron una denuncia contra dos de sus profesores del Aula de Teatro de Lleida por abusos sexuales ocurridos entre los años 2001 y 2008, cuando eran unas adolescentes. Fue demasiado tarde. Por miedo, por vergüenza, porque tardaron mucho tiempo en entender y digerir lo que había pasado, la denuncia llegó cuando el caso ya había prescrito y se archivó. Lo que no sabían es que a pesar de que el caso había prescrito, sus testimonios estaban abriendo una puerta en la que, tal vez, no todo estaba perdido.
Los contratiempos son la mejor escuela de vida (y de cine) que existe. Son los que han guiado a Isabel Coixet en los casi 40 años que lleva rodando películas. La cita con la Fundación AISGE la invitaba a repasar su trayectoria a partir de los largometrajes y las experiencias que la han marcado, a contemplarla a través del gran angular que ofrece el tiempo vivido. "Yo estoy más acostumbrada a los noes que a los síes, estoy hecha a ir a la contra. Pero igual es mejor así. Los contratiempos de la vida le vienen bien al creador, ya que cuando todo es fácil, no dan ganas de hacer las cosas. A mí, en cambio, de vez en cuando, me abofetea la realidad", dijo la cineasta.
Su educación cinematográfica comenzó en las largas sesiones dobles del barcelonés cine Texas, a las que la llevaban de la mano sus padres. "Eran cinéfilos cuando este concepto no existía. Eran simplemente amantes del cine", aclaró.
En su filmografía brillan títulos como el mencionado "Cosas que nunca te dije / Things I Never Told You", "Mi vida sin mí / My Life Without Me", "La vida secreta de las palabras / The Secret Life Of Words" o "Nadie quiere la noche / Endless Night". Además de definir una forma única de entender el cine, también revelan un talento particular para ponerle nombre a las películas. "Mis títulos no son fáciles, pero para mí son muy importantes. Cuando empiezo las películas solo tengo claras dos cosas: el título y el final. Más que una definición, mis títulos son un estado de ánimo, casi una declaración de principios", aclaró Coixet.
En casi cuatro décadas de rodajes, ante la cámara de la directora catalana han pasado intérpretes tan prestigiosos como Sarah Polley, Tim Robbins, Penélope Cruz, Ben Kingsley o Juliette Binoche. Muy pocos autores en España pueden presumir de los elencos internacionales que pueblan los largometrajes de Coixet, una constelación de figuras que ha podido manejar porque no las vio nunca como estrellas, sino como actores y actrices.
Si algo le han enseñado tantas experiencias es que existe un abismo entre lo que el cineasta planifica y lo que sucede en los rodajes y en las salas. "Hace que cada película tenga vida propia más allá de lo que tú has previsto. En el cine las líneas nunca son rectas. El azar es uno de los grandes cómplices de este trabajo. Por eso es muy importante tener agilidad para adaptarse a lo que suceda. Yo me manejo bastante bien en ese terreno, controlo bastante bien la falta de control", recalcó.
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Tras su proyección en el Festival de Cine de San Sebastián, donde participó en la Sección Oficial Proyecciones Especiales, el Teatro Victoria Eugenia estalló en una ovación y un sonoro "yo sí te creo" colectivo. Los testimonios incluidos en el documental, esperan las personas involucradas, podrían convertirse en una prueba fundamental para intentar que el caso tenga un recorrido judicial.
El film trata de que en 2018 un grupo de nueve mujeres presentaron una denuncia contra dos de sus profesores del Aula de Teatro de Lleida por abusos sexuales ocurridos entre los años 2001 y 2008, cuando eran unas adolescentes. Fue demasiado tarde. Por miedo, por vergüenza, porque tardaron mucho tiempo en entender y digerir lo que había pasado, la denuncia llegó cuando el caso ya había prescrito y se archivó. Lo que no sabían es que a pesar de que el caso había prescrito, sus testimonios estaban abriendo una puerta en la que, tal vez, no todo estaba perdido.
Los contratiempos son la mejor escuela de vida (y de cine) que existe. Son los que han guiado a Isabel Coixet en los casi 40 años que lleva rodando películas. La cita con la Fundación AISGE la invitaba a repasar su trayectoria a partir de los largometrajes y las experiencias que la han marcado, a contemplarla a través del gran angular que ofrece el tiempo vivido. "Yo estoy más acostumbrada a los noes que a los síes, estoy hecha a ir a la contra. Pero igual es mejor así. Los contratiempos de la vida le vienen bien al creador, ya que cuando todo es fácil, no dan ganas de hacer las cosas. A mí, en cambio, de vez en cuando, me abofetea la realidad", dijo la cineasta.
Su educación cinematográfica comenzó en las largas sesiones dobles del barcelonés cine Texas, a las que la llevaban de la mano sus padres. "Eran cinéfilos cuando este concepto no existía. Eran simplemente amantes del cine", aclaró.
En su filmografía brillan títulos como el mencionado "Cosas que nunca te dije / Things I Never Told You", "Mi vida sin mí / My Life Without Me", "La vida secreta de las palabras / The Secret Life Of Words" o "Nadie quiere la noche / Endless Night". Además de definir una forma única de entender el cine, también revelan un talento particular para ponerle nombre a las películas. "Mis títulos no son fáciles, pero para mí son muy importantes. Cuando empiezo las películas solo tengo claras dos cosas: el título y el final. Más que una definición, mis títulos son un estado de ánimo, casi una declaración de principios", aclaró Coixet.
En casi cuatro décadas de rodajes, ante la cámara de la directora catalana han pasado intérpretes tan prestigiosos como Sarah Polley, Tim Robbins, Penélope Cruz, Ben Kingsley o Juliette Binoche. Muy pocos autores en España pueden presumir de los elencos internacionales que pueblan los largometrajes de Coixet, una constelación de figuras que ha podido manejar porque no las vio nunca como estrellas, sino como actores y actrices.
Si algo le han enseñado tantas experiencias es que existe un abismo entre lo que el cineasta planifica y lo que sucede en los rodajes y en las salas. "Hace que cada película tenga vida propia más allá de lo que tú has previsto. En el cine las líneas nunca son rectas. El azar es uno de los grandes cómplices de este trabajo. Por eso es muy importante tener agilidad para adaptarse a lo que suceda. Yo me manejo bastante bien en ese terreno, controlo bastante bien la falta de control", recalcó.
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