"¡Que viva México!" se encamina al medio millón de espectadores entre críticas mediocres
- por © Redacción (México)-NOTICINE.com
La nueva película del mexicano Luis Estrada, "¡Que viva México!" alcanzará el medio millón de espectadores antes de cumplir su primera semana en cartel. Actualmente ocupa la tercera plaza de recaudación, tras las estadounidenses "John Wick 4" y "¡Shazam! La Furia de los Dioses / Fury of the Gods". Los críticos y columnistas, sin embargo, no han sido demasiado entusiastas.
El consenso general apunta a que la nueva cinta del autor de "El infierno", "La ley de Herodes" o "La dictadura perfecta" es demasiado larga y le falta la mordiente crítica de las anteriores cintas de Estrada. En la web Tomatazos registra una valoración negativa del 55%.
"No es su discurso político lo que hace esta cinta no funcione, lo que lo hace es que trata a los espectadores como ignorantes a los que se les puede manipular, tal y como lo hacen los políticos, con situaciones forzadas, forzadísimas, sin sentido y que sólo sirven para ir aumentando un metraje que se siente eterno, con una duración mayor a las tres horas pareciera que le sobran más de dos, las situaciones se alargan sin sentido y, lo peor, sin significar nada", escribe Irving Torres Yllán en Crónica.
Para el crítico de Correcámara y NOTICINE.com Pedro Paunero, la cinta "es un caso similar al de 'Nuevo Orden', de Michel Franco, se convierten en aquello que critican. Esto los vuelve meros productos de explotación -mexploitation- y, en el caso de Estrada, ya se veía desde 'El infierno', que era mexploitation con presupuesto. Es decir, con mayor dinero invertido que los films que, sinceramente, no presumen de ser sátiras sino que salen al mercado como productos vendibles y nada más". Añade que con "¡Qué viva México!" sucede "que la sátira no existe y ni siquiera hay una caricaturización de lo que, supuestamente, critica, sino simple y llanamente torpeza".
Por su parte, en Gatopardo, Alonso Díaz de la Vega titula "'¡Que viva México!', de Luis Estrada, ataca más a los pobres que a la presidencia" y agrega que, aunque "tiene como blanco el actual sexenio, mediante un sentido del humor anticuado, televisivo, termina golpeando sobre todo a la clase trabajadora". Para el autor, "Es claro que Estrada parte de la ya cantada idea de la polarización en México para hablar del rencor entre clases, pero más allá de un pleito entre dos extremos azuzados por una figura patriarcal, '¡Que viva México!' no tiene mucho que decir de este sexenio en cuanto a sus fracasos más preocupantes. Nada hay de los asesinatos de activistas, de las concesiones neoliberales a empresas explotadoras, o siquiera de la militarización y los destapes al estilo priista".
Finalmente, Detona afirma: "La trama se estira, se compacta, se abrevia y de repente es tan simple que parece a veces una historia de las clásicas del albur, de las ficheras del ayer, hasta en cierto punto por la similitud de tramas, personajes folclóricos, situaciones, albures, desnudos integrales. Igualmente son tantos protagónicos que les perdemos el rastro a veces".
Otros han sido más benévolos, como Fer Ramirez en Fuera de Foco: "Aunque dista bastante de la fórmula que hemos visto al cineasta plantear en otras de sus películas —'La Dictadura Perfecta', 'El Infierno', etc—, también apunta hacia un fin similar: señalar las grandes deficiencias y la nulidad del cambio a pesar de que el país ha pasado a manos de otro partido y otro presidente".
Finalmente, Shantal Gómez, en Demoniaca apunta que la película "es una bocanada de aire fresco frente al bombardeo mediático de películas mexicanas paupérrimas protagonizadas por algún Derbez, Marta Higareda u Omar Chaparro. El diseño de producción y la fotografía son estupendos, se nota la calidad y el amor por el film, las actuaciones son espectaculares, Damián Alcázar y Joaquín Cosío demostrando su calidad histriónica haciendo cada uno hasta 3 personajes, increíble también el trabajo de Angelina Peláez que se lleva gran parte de las risas. Sin duda, la dirección de Luis Estrada se hace notar pues no es ajena al estilo de sus films anteriores".
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El consenso general apunta a que la nueva cinta del autor de "El infierno", "La ley de Herodes" o "La dictadura perfecta" es demasiado larga y le falta la mordiente crítica de las anteriores cintas de Estrada. En la web Tomatazos registra una valoración negativa del 55%.
"No es su discurso político lo que hace esta cinta no funcione, lo que lo hace es que trata a los espectadores como ignorantes a los que se les puede manipular, tal y como lo hacen los políticos, con situaciones forzadas, forzadísimas, sin sentido y que sólo sirven para ir aumentando un metraje que se siente eterno, con una duración mayor a las tres horas pareciera que le sobran más de dos, las situaciones se alargan sin sentido y, lo peor, sin significar nada", escribe Irving Torres Yllán en Crónica.
Para el crítico de Correcámara y NOTICINE.com Pedro Paunero, la cinta "es un caso similar al de 'Nuevo Orden', de Michel Franco, se convierten en aquello que critican. Esto los vuelve meros productos de explotación -mexploitation- y, en el caso de Estrada, ya se veía desde 'El infierno', que era mexploitation con presupuesto. Es decir, con mayor dinero invertido que los films que, sinceramente, no presumen de ser sátiras sino que salen al mercado como productos vendibles y nada más". Añade que con "¡Qué viva México!" sucede "que la sátira no existe y ni siquiera hay una caricaturización de lo que, supuestamente, critica, sino simple y llanamente torpeza".
Por su parte, en Gatopardo, Alonso Díaz de la Vega titula "'¡Que viva México!', de Luis Estrada, ataca más a los pobres que a la presidencia" y agrega que, aunque "tiene como blanco el actual sexenio, mediante un sentido del humor anticuado, televisivo, termina golpeando sobre todo a la clase trabajadora". Para el autor, "Es claro que Estrada parte de la ya cantada idea de la polarización en México para hablar del rencor entre clases, pero más allá de un pleito entre dos extremos azuzados por una figura patriarcal, '¡Que viva México!' no tiene mucho que decir de este sexenio en cuanto a sus fracasos más preocupantes. Nada hay de los asesinatos de activistas, de las concesiones neoliberales a empresas explotadoras, o siquiera de la militarización y los destapes al estilo priista".
Finalmente, Detona afirma: "La trama se estira, se compacta, se abrevia y de repente es tan simple que parece a veces una historia de las clásicas del albur, de las ficheras del ayer, hasta en cierto punto por la similitud de tramas, personajes folclóricos, situaciones, albures, desnudos integrales. Igualmente son tantos protagónicos que les perdemos el rastro a veces".
Otros han sido más benévolos, como Fer Ramirez en Fuera de Foco: "Aunque dista bastante de la fórmula que hemos visto al cineasta plantear en otras de sus películas —'La Dictadura Perfecta', 'El Infierno', etc—, también apunta hacia un fin similar: señalar las grandes deficiencias y la nulidad del cambio a pesar de que el país ha pasado a manos de otro partido y otro presidente".
Finalmente, Shantal Gómez, en Demoniaca apunta que la película "es una bocanada de aire fresco frente al bombardeo mediático de películas mexicanas paupérrimas protagonizadas por algún Derbez, Marta Higareda u Omar Chaparro. El diseño de producción y la fotografía son estupendos, se nota la calidad y el amor por el film, las actuaciones son espectaculares, Damián Alcázar y Joaquín Cosío demostrando su calidad histriónica haciendo cada uno hasta 3 personajes, increíble también el trabajo de Angelina Peláez que se lleva gran parte de las risas. Sin duda, la dirección de Luis Estrada se hace notar pues no es ajena al estilo de sus films anteriores".
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