¿Son los Oscars la última trinchera contra la política de Trump?
- por © Redacción-NOTICINE.com

En los Estados Unidos, a pocas semanas de la toma de posesión del presidente Donald Trump, los Oscars se perfilan -escribe Steven Zeitchik en Hollywood Reporter- como una de las últimas trincheras de oposición a sus medidas xenófobas, homófobas, negacionistas del cambio climático y autoritarias.
El contraste entre las decisiones de los votantes de los Premios de la Academia y las del electorado estadounidense puede parecer trivial. Mientras que unas determinan quién sube al escenario con un trofeo, las otras deciden el rumbo de una nación. Sin embargo, las nominaciones de este año reflejan una respuesta simbólica y significativa a los cambios políticos que atraviesan Estados Unidos.
En medio de un panorama en el que las decisiones del gobierno del presidente Donald Trump están afectando directamente a comunidades vulnerables -como la eliminación de programas de inclusión racial en el gobierno, redadas de migrantes en escuelas e iglesias, y políticas que ponen en peligro a personas trans al definir estrictamente el género binario-, las votaciones de la Academia parecen posicionarse como un contrapeso cultural, dice el columnista de THR.
Este año es notable por ser el primero en que dos películas internacionales compiten también en la categoría de mejor película: "Emilia Pérez" y "Ainda estou aquí". El primero, un film francés ambientado en México, ha logrado más nominaciones que cualquier otra película en un idioma distinto al inglés en la historia de los Oscars. Por su parte, la de Walter Salles, una producción brasileña que aborda el autoritarismo de la dictadura militar de los años 70, sorprendió a analistas que no esperaban su inclusión en la categoría principal. Estas películas tocan directamente temas que desafían la agenda política de Trump. "Emilia Pérez" explora la humanidad de una persona trans, mientras que "Ainda estou aqui" presenta una advertencia sobre los peligros de la deriva hacia el autoritarismo fascista.
Otras películas destacadas son "The Brutalist", que narra las experiencias de un inmigrante (que por suerte no es latino), y "Wicked", que aborda la vida bajo un régimen fascista. Ambas recibieron diez nominaciones cada una. El productor de "Wicked", Marc Platt, destacó en una entrevista que la película ofrece un mensaje oportuno: "Tener el valor de encontrar tu voz y usarla para enfrentarse al poder".
Además, "A Real Pain" y "September 5", dos películas que abordan el trauma del pueblo judío en un contexto político que tiende a ignorar estos temas, fueron reconocidas con nominaciones al mejor guion. En una de las mayores sorpresas, "Nickel Boys", que explora las cicatrices del racismo histórico en Estados Unidos, logró nominaciones a mejor película y mejor guion, a pesar de haber sido subestimada inicialmente por muchos críticos.
Sebastian Stan, conocido por interpretar a Donald Trump en "The Apprentice", recibió una nominación a mejor actor. Su interpretación, descrita como incisiva, marca un momento en el que la industria parece menos dispuesta a evitar confrontar directamente la figura del expresidente que ha regresado a la Casa Blanca.
Estos resultados reflejan un cambio en la composición de los votantes de la Academia, gracias a una iniciativa de diversidad, equidad e inclusión (DEI) implementada desde 2016. Este esfuerzo busca integrar perspectivas de diversos orígenes, países y experiencias, un proceso que ha dado frutos tangibles en las decisiones de este año, y consolida a la institución como una comunidad global, ya no solo estadounidense.
A pesar del escepticismo que rodea el impacto real de los premios en la sociedad, el simbolismo de estas decisiones es relevante. En palabras de RaMell Ross, director de "Nickel Boys": "Es una exageración decir que los premios o incluso el cine cambian vidas. Pero creo que pueden generar algo significativo que cambia el mundo de una manera intangible. Tal vez la gente vote de manera diferente o piense en las políticas de otra forma al ver una película ser honrada. No es un cambio directo. Es una pequeña onda. Es algo que me hace reflexionar sobre una dirección diferente. Es algo que ahora entiendo y que antes no entendía".
En un momento en que las políticas gubernamentales buscan redefinir los valores de Estados Unidos, las decisiones de la Academia representan una narrativa opuesta. Este año, los Óscar ofrecen una visión de un país que reconoce las historias de personas trans, se interesa por la vida de los inmigrantes, se abre al resto del mundo y enfrenta el racismo, el antisemitismo y el nacionalismo. En un escenario global donde las señales importan, los premios muestran un Estados Unidos que apuesta por el entendimiento y la empatía, finaliza Steven Zeitchik.
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El contraste entre las decisiones de los votantes de los Premios de la Academia y las del electorado estadounidense puede parecer trivial. Mientras que unas determinan quién sube al escenario con un trofeo, las otras deciden el rumbo de una nación. Sin embargo, las nominaciones de este año reflejan una respuesta simbólica y significativa a los cambios políticos que atraviesan Estados Unidos.
En medio de un panorama en el que las decisiones del gobierno del presidente Donald Trump están afectando directamente a comunidades vulnerables -como la eliminación de programas de inclusión racial en el gobierno, redadas de migrantes en escuelas e iglesias, y políticas que ponen en peligro a personas trans al definir estrictamente el género binario-, las votaciones de la Academia parecen posicionarse como un contrapeso cultural, dice el columnista de THR.
Este año es notable por ser el primero en que dos películas internacionales compiten también en la categoría de mejor película: "Emilia Pérez" y "Ainda estou aquí". El primero, un film francés ambientado en México, ha logrado más nominaciones que cualquier otra película en un idioma distinto al inglés en la historia de los Oscars. Por su parte, la de Walter Salles, una producción brasileña que aborda el autoritarismo de la dictadura militar de los años 70, sorprendió a analistas que no esperaban su inclusión en la categoría principal. Estas películas tocan directamente temas que desafían la agenda política de Trump. "Emilia Pérez" explora la humanidad de una persona trans, mientras que "Ainda estou aqui" presenta una advertencia sobre los peligros de la deriva hacia el autoritarismo fascista.
Otras películas destacadas son "The Brutalist", que narra las experiencias de un inmigrante (que por suerte no es latino), y "Wicked", que aborda la vida bajo un régimen fascista. Ambas recibieron diez nominaciones cada una. El productor de "Wicked", Marc Platt, destacó en una entrevista que la película ofrece un mensaje oportuno: "Tener el valor de encontrar tu voz y usarla para enfrentarse al poder".
Además, "A Real Pain" y "September 5", dos películas que abordan el trauma del pueblo judío en un contexto político que tiende a ignorar estos temas, fueron reconocidas con nominaciones al mejor guion. En una de las mayores sorpresas, "Nickel Boys", que explora las cicatrices del racismo histórico en Estados Unidos, logró nominaciones a mejor película y mejor guion, a pesar de haber sido subestimada inicialmente por muchos críticos.
Sebastian Stan, conocido por interpretar a Donald Trump en "The Apprentice", recibió una nominación a mejor actor. Su interpretación, descrita como incisiva, marca un momento en el que la industria parece menos dispuesta a evitar confrontar directamente la figura del expresidente que ha regresado a la Casa Blanca.
Estos resultados reflejan un cambio en la composición de los votantes de la Academia, gracias a una iniciativa de diversidad, equidad e inclusión (DEI) implementada desde 2016. Este esfuerzo busca integrar perspectivas de diversos orígenes, países y experiencias, un proceso que ha dado frutos tangibles en las decisiones de este año, y consolida a la institución como una comunidad global, ya no solo estadounidense.
A pesar del escepticismo que rodea el impacto real de los premios en la sociedad, el simbolismo de estas decisiones es relevante. En palabras de RaMell Ross, director de "Nickel Boys": "Es una exageración decir que los premios o incluso el cine cambian vidas. Pero creo que pueden generar algo significativo que cambia el mundo de una manera intangible. Tal vez la gente vote de manera diferente o piense en las políticas de otra forma al ver una película ser honrada. No es un cambio directo. Es una pequeña onda. Es algo que me hace reflexionar sobre una dirección diferente. Es algo que ahora entiendo y que antes no entendía".
En un momento en que las políticas gubernamentales buscan redefinir los valores de Estados Unidos, las decisiones de la Academia representan una narrativa opuesta. Este año, los Óscar ofrecen una visión de un país que reconoce las historias de personas trans, se interesa por la vida de los inmigrantes, se abre al resto del mundo y enfrenta el racismo, el antisemitismo y el nacionalismo. En un escenario global donde las señales importan, los premios muestran un Estados Unidos que apuesta por el entendimiento y la empatía, finaliza Steven Zeitchik.
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