Trump vuelve a amenazar con aranceles al cine extranjero: ¿Responderemos con la misma moneda?

por © Lorena Hoyos-NOTICINE.com
El presidente Donald Trump
El presidente Donald Trump
A través de su plataforma Truth Social, el expresidente Donald Trump renovó una amenaza que ya había esbozado meses atrás: la imposición de aranceles del cien por cien a todas las películas producidas fuera de Estados Unidos. El objetivo no es tanto (aunque le afectaría de la misma manera) gravar el cine de otros países, sino sobre todo obligar a los grandes estudios de Hollywood a filmar en territorio nacional y no en países donde los rodajes son considerablemente más baratos y/o existen desgravaciones fiscales.

En su publicación de este lunes, Trump utilizó una analogía particular para describir lo que percibe como una pérdida para la industria cinematográfica de su país. "Nuestro negocio del cine ha sido robado de los Estados Unidos de América, por otros países, como robarle 'caramelos a un bebé'", escribió. En su mensaje, cargó especialmente contra California y su gobernador, a quien describió como "débil e incompetente", afirmando que el estado "ha sido particularmente golpeado".

Esta no es la primera vez que el tema surge. En mayo, Trump ya había realizado una declaración similar, argumentando entonces que las producciones extranjeras representaban una "amenaza para la seguridad nacional" de la industria cinematográfica estadounidense. En esa ocasión, añadió que estas producciones no solo atraen a realizadores hacia otros mercados, sino que también introducen "mensajes y propaganda" en Estados Unidos. En aquel momento surgieron dudas sobre si el presidente tendría la autoridad para implementar tal tarifa arancelaria y sobre cómo se llevaría a cabo en la práctica.



El trasfondo de esta disputa se remonta a un fenómeno que se ha intensificado en los últimos años: la gradual relocalización de producciones de cine y televisión desde Hollywood hacia lugares que ofrecen incentivos fiscales lucrativos. Países como el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, y por otro lado Colombia, República Dominicana o España, se han convertido en destinos frecuentes para productoras que buscan reducir costos. Hay cifras que apuntan a que el 80% de las cintas producidas por las "majors" de Hollywood tuvieron total o parcialmente rodajes o postproducciones fuera de EEUU. Pero la elección de locaciones internacionales no responde únicamente a consideraciones económicas. Algunas películas se ruedan en el extranjero porque sus narrativas están intrínsecamente ligadas a lugares específicos del mundo, y directores como Denis Villeneuve en "Dune" o Christopher Nolan en su próxima "Odyssey" han expresado su preferencia por filmar en locaciones reales en lugar de recurrir a estudios.

La referencia específica de Trump al gobernador de California, Gavin Newsom, no es casual. Este ha impulsado recientemente medidas para aumentar el programa de incentivos fiscales del estado, incluyendo créditos cinematográficos diseñados para reactivar la producción en Los Angeles. Paralelamente, durante meses el gobernador ha mantenido una campaña constante en redes sociales donde replica y cuestiona las políticas y proclamaciones de Trump, a menudo imitando el tono sin filtros y frecuentemente escrito en mayúsculas característico del presidente.

"Estoy siguiendo su ejemplo", declaró Newsom en una conferencia de prensa durante el verano, en lo que parecía una explicación de su estrategia de comunicación. Este intercambio constante entre ambas figuras políticas añade una capa adicional de tensión a un debate que trasciende lo económico para adentrarse en el terreno de la diversidad cultural y la competencia geopolítica.

La realidad es que mientras que en Latinoamérica y España la cuota de mercado del Hollywood supera el 75%, la situación es aún más agudamente opuesta para el cine iberoamericano y de otros países en las salas norteamericanas. Si el criterio arancelario se aplica a películas rodadas fuera de EEUU, nos afectaría directamente. La gran pregunta, de ponerse en marcha la medida, es: ¿Se atreverá el resto del mundo a establecer aranceles del 100% a las películas de Hollywood que lleguen a nuestras salas? De hacerlo, podemos imaginar el monumental enfado de los grandes estudios -estadounidenses- contra la Casa Blanca.

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