Crítica: "Cuerpo de élite", o cómo no salvar el mundo
- por © NOTICINE.com
Por Ingrid Ortiz
Imagine que está usted a punto de morir por un ataque terrorista y su salvación está a manos de un equipo compuesto por un vasco violento, un ecuatoriano nacionalista español, un catalán obsesionado con las bacterias, una andaluza que reza ave marías antes de disparar y un madrileño incapaz de apretar el gatillo. Mejor sería no estar al corriente de nada. Con esta premisa arranca "Cuerpo de élite" (2016), la comedia que llegará a las carteleras españolas este viernes y que supone el debut de Joaquín Mazón como director de un largometraje.
La cinta se une a la moda de reírse de los estereotipos que inició el taquillazo "Ocho apellidos vascos" en 2014 y que continuaría con una secuela que no estuvo a la altura de las expectativas. Pero independientemente de que este tipo de títulos sean o no dignos de que el espectador desembolse el inflado precio del cine, son claramente una manifestación de la diversidad del país ibérico.
Mazón, a partir del guión de Cristóbal Garrido y Adolfo Valor, reúne con bastante acierto los tópicos de las autonomías más representativas, apelando a sus diferencias sin caer en la constante repetición ni la artificialidad excesiva. Con la dosis de humor adecuada, forman parte de unos personajes que resultan entrañables, un reparto que suele lucirse en el género y que, se sabe, complace al público.
Pero el director madrileño también aborda temas serios bajo esa aparente frivolidad inherente a la comedia. Cuestiones como la nacionalización de extranjeros, la homosexualidad, los límites y ambiciones de la política o el papel de la mujer en los cuerpos policiales se perfilan entre chistes y disparos.
Quizás hubiera sido interesante desafiar un poco más el estereotipo femenino interpretado por María León, frustrada por ser la única de su equipo sin posibilidades de ascender a pesar de sus virtudes como guardia civil. Todo ello lo verbaliza la actriz en sus frases, pero lo cierto es que termina siendo la indefensa rescatada por un "tolai" del que se enamora.Tratándose de una película cliché, se puede pasar por alto.
Lo destacable es ese plus que ofrece el director, que no se limita a una comedia romántica, sino que incluye ese algo más: nuevos temas con un toque de acción a lo "Misión: Imposible", pero a la española.
En este sentido, se agradece que exista un argumento sólido respecto a la progresión de la trama y no se trate una sucesión de situaciones creadas únicamente por la oportunidad de realizar sketches. Aunque es cierto que algunos momentos rebasan lo absurdo y el surrealismo, como es el caso de alguna que otra persecución en silla de ruedas o la escena final.
Con todo, "Cuerpo de élite" es una oda a la necesidad de rescatar a España, no de una bomba nuclear en manos de terroristas, sino de las tensiones de un país que amenaza con fragmentarse cada vez más tras unas segundas elecciones en pocos meses. Es el reflejo de que hay momentos para ponerse serios, pero que nunca puede faltar ese toque de humor que nos une. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que con los deliciosos acordes de Sabina o la nostalgia ochentera de Mecano?
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Imagine que está usted a punto de morir por un ataque terrorista y su salvación está a manos de un equipo compuesto por un vasco violento, un ecuatoriano nacionalista español, un catalán obsesionado con las bacterias, una andaluza que reza ave marías antes de disparar y un madrileño incapaz de apretar el gatillo. Mejor sería no estar al corriente de nada. Con esta premisa arranca "Cuerpo de élite" (2016), la comedia que llegará a las carteleras españolas este viernes y que supone el debut de Joaquín Mazón como director de un largometraje.
La cinta se une a la moda de reírse de los estereotipos que inició el taquillazo "Ocho apellidos vascos" en 2014 y que continuaría con una secuela que no estuvo a la altura de las expectativas. Pero independientemente de que este tipo de títulos sean o no dignos de que el espectador desembolse el inflado precio del cine, son claramente una manifestación de la diversidad del país ibérico.
Mazón, a partir del guión de Cristóbal Garrido y Adolfo Valor, reúne con bastante acierto los tópicos de las autonomías más representativas, apelando a sus diferencias sin caer en la constante repetición ni la artificialidad excesiva. Con la dosis de humor adecuada, forman parte de unos personajes que resultan entrañables, un reparto que suele lucirse en el género y que, se sabe, complace al público.
Pero el director madrileño también aborda temas serios bajo esa aparente frivolidad inherente a la comedia. Cuestiones como la nacionalización de extranjeros, la homosexualidad, los límites y ambiciones de la política o el papel de la mujer en los cuerpos policiales se perfilan entre chistes y disparos.
Quizás hubiera sido interesante desafiar un poco más el estereotipo femenino interpretado por María León, frustrada por ser la única de su equipo sin posibilidades de ascender a pesar de sus virtudes como guardia civil. Todo ello lo verbaliza la actriz en sus frases, pero lo cierto es que termina siendo la indefensa rescatada por un "tolai" del que se enamora.Tratándose de una película cliché, se puede pasar por alto.
Lo destacable es ese plus que ofrece el director, que no se limita a una comedia romántica, sino que incluye ese algo más: nuevos temas con un toque de acción a lo "Misión: Imposible", pero a la española.
En este sentido, se agradece que exista un argumento sólido respecto a la progresión de la trama y no se trate una sucesión de situaciones creadas únicamente por la oportunidad de realizar sketches. Aunque es cierto que algunos momentos rebasan lo absurdo y el surrealismo, como es el caso de alguna que otra persecución en silla de ruedas o la escena final.
Con todo, "Cuerpo de élite" es una oda a la necesidad de rescatar a España, no de una bomba nuclear en manos de terroristas, sino de las tensiones de un país que amenaza con fragmentarse cada vez más tras unas segundas elecciones en pocos meses. Es el reflejo de que hay momentos para ponerse serios, pero que nunca puede faltar ese toque de humor que nos une. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que con los deliciosos acordes de Sabina o la nostalgia ochentera de Mecano?
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