Crítica: "Los olvidados", más sangre que agua
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Por Edurne Sarriegui
Los hermanos Luciano y Nicolás Onetti son referentes del género de terror en el cine argentino. Sus dos primeros largometrajes, "Sonno Profondo" (2013) y "Francesca" (2015) rinden homenaje al "giallo" italiano. Con "Los olvidados", que es su tercer trabajo y escriben junto a Carlos Goitia, incursionan en el "slasher", una propuesta del mismo tipo con una perspectiva más comercial.
Siguiendo fielmente los convencionalismos de este último subgénero, la trama sitúa a un grupo de jóvenes en un paraje aislado donde se encontrarán cara a cara con el terror más sangriento imaginable. En este caso, el grupo compuesto por tres hombres y tres mujeres se dirige en una camioneta a Epecuén para filmar un documental sobre la catástrofe hídrica que provocó una descomunal inundación. Una de las chicas del grupo vivía en el lugar en aquellos momentos y está ahí para dar su testimonio.
Esta pequeña ciudad bonaerense de existencia real, alcanzó su apogeo en los años setenta gracias a la explotación turística de la laguna salada a cuyas orilla se situaba. Su fortaleza se convirtió también en su mayor debilidad y el desborde de esa laguna llevó a la desaparición completa de la localidad. El desalojo de la población, que pudo llevarse a cabo sin que ocurriera una tragedia, incluyó el detalle macabro de la evacuación del cementerio que, como el resto del lugar, quedó completamente sumergido. Después de más de dos décadas el agua comenzó a retroceder lentamente dejando al descubierto un fantasmal paisaje de ruinas que nuevamente se ha convertido en destino turístico de tintes más morbosos.
Los hermanos Onetti se muestran cómodos en un género que, sin duda, conocen y les gusta. Aprovechan el paraje real para darle una dimensión fantasmagórica y sitúan en él a una familia que encarna la locura y el sadismo. A pesar de ello, los realizadores se permiten incluir algunos rasgos de humor que no solo no desentonan sino que suman en el resultado final.
La fotografía y el arte se destacan a la hora de crear la atmósfera terrorífica necesaria y el elenco de buenos actores también pone lo suyo para llevar a buen puerto la propuesta.
Por otro lado, uno de los mayores logros de los realizadores es dotar a la cinta de un marcado carácter local en detalles como la reiterada aparición de las empanadas y un malvado que escucha tangos hasta en las situaciones más desquiciadas.
El costado más flojo de esta cinta, se manifiesta por el lado de la historia que, como ya se ha mencionado antes, responde a los cánones del género y esto la hace absolutamente previsible.
"Los olvidados" está hecha a la medida de aquellos que disfrutan de la sangre y el horror en abundancia. Verán colmadas sus expectativas con escenas gore de un calibre infrecuente en el cine nacional con una profusión hemática que amenaza desbordar la pantalla.
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Los hermanos Luciano y Nicolás Onetti son referentes del género de terror en el cine argentino. Sus dos primeros largometrajes, "Sonno Profondo" (2013) y "Francesca" (2015) rinden homenaje al "giallo" italiano. Con "Los olvidados", que es su tercer trabajo y escriben junto a Carlos Goitia, incursionan en el "slasher", una propuesta del mismo tipo con una perspectiva más comercial.
Siguiendo fielmente los convencionalismos de este último subgénero, la trama sitúa a un grupo de jóvenes en un paraje aislado donde se encontrarán cara a cara con el terror más sangriento imaginable. En este caso, el grupo compuesto por tres hombres y tres mujeres se dirige en una camioneta a Epecuén para filmar un documental sobre la catástrofe hídrica que provocó una descomunal inundación. Una de las chicas del grupo vivía en el lugar en aquellos momentos y está ahí para dar su testimonio.
Esta pequeña ciudad bonaerense de existencia real, alcanzó su apogeo en los años setenta gracias a la explotación turística de la laguna salada a cuyas orilla se situaba. Su fortaleza se convirtió también en su mayor debilidad y el desborde de esa laguna llevó a la desaparición completa de la localidad. El desalojo de la población, que pudo llevarse a cabo sin que ocurriera una tragedia, incluyó el detalle macabro de la evacuación del cementerio que, como el resto del lugar, quedó completamente sumergido. Después de más de dos décadas el agua comenzó a retroceder lentamente dejando al descubierto un fantasmal paisaje de ruinas que nuevamente se ha convertido en destino turístico de tintes más morbosos.
Los hermanos Onetti se muestran cómodos en un género que, sin duda, conocen y les gusta. Aprovechan el paraje real para darle una dimensión fantasmagórica y sitúan en él a una familia que encarna la locura y el sadismo. A pesar de ello, los realizadores se permiten incluir algunos rasgos de humor que no solo no desentonan sino que suman en el resultado final.
La fotografía y el arte se destacan a la hora de crear la atmósfera terrorífica necesaria y el elenco de buenos actores también pone lo suyo para llevar a buen puerto la propuesta.
Por otro lado, uno de los mayores logros de los realizadores es dotar a la cinta de un marcado carácter local en detalles como la reiterada aparición de las empanadas y un malvado que escucha tangos hasta en las situaciones más desquiciadas.
El costado más flojo de esta cinta, se manifiesta por el lado de la historia que, como ya se ha mencionado antes, responde a los cánones del género y esto la hace absolutamente previsible.
"Los olvidados" está hecha a la medida de aquellos que disfrutan de la sangre y el horror en abundancia. Verán colmadas sus expectativas con escenas gore de un calibre infrecuente en el cine nacional con una profusión hemática que amenaza desbordar la pantalla.
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