Crítica: "La tribu", baile, segundas oportunidades y mujeres muy reales
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Por Marina Chamorro
Fernando Colomo, veterano de la comedia española, entrena este viernes en cines su nueva película, "La tribu". Se trata de un guion en colaboración con Joaquín Oristrell, fiel compañero del cineasta en gran parte de su carrera, y Yolanda G. Serrano, basado en la historia real de "Las Mamis", un grupo de mujeres maduras de Badalona que, cansadas de quedarse mirando cuando llevaban a sus hijos a baile, decidieron comenzar a tomar clases y crear un grupo de danza urbana. Valientes y dispuestas a que la edad no signifique más que una fecha en el carnet de identidad, se presentaron al concurso Got Talent España con una coreografía a cargo de Maribel del Pino, su profesora, y demostraron a medio país que, si se quiere, se puede.
Con esta inspiradora historia como hilo conductor, el cineasta no defrauda y nos proporciona aquello a lo que nos tiene acostumbrados y que tan bien le ha funcionado en multitud de ocasiones: un escenario muy real y unos personajes hilarantes, pero sumamente reconocibles, con los que el espectador puede empatizar rápidamente.
El film está ambientado en una Badalona ficticia que, sin embargo, retrata a la perfección los problemas derivados de la crisis económica que se vivieron y se viven en España: despidos masivos, altas tasas de paro y puestos de trabajo precarios y abusivos. Sus protagonistas, interpretados por Paco León y Carmen Machi, comienzan siendo las dos caras de esa moneda.
Fidel es el encargado del Departamento de Recursos Humanos de una multinacional. Prepotente y despiadado, no le tiembla el pulso a la hora de despedir a 300 personas de la plantilla de un plumazo. Cuando un video viral un tanto comprometido convierte su vida en un infierno, decide poner fin a la misma, aunque lo único que consigue es perder la memoria. Sin familia y sin saber de dónde viene (ni a donde ir), comienza a vivir con su madre biológica, Virginia, una mujer que le dio en adopción a los 16 años y que, al terminar su jornada como limpiadora en un hotel, disfruta su tiempo libre en una academia de danza urbana con sus amigas, "Las Mamis".
Los dos deben aprender a conocerse y entenderse, y en ello juega un papel crucial el baile. Cuando Fidel demuestra unas inesperadas dotes para la danza, se une a la tribu de mujeres lideradas por la joven coreógrafa Maribel del Pino, quien añade a la trama ese punto romántico que, aunque prescindible, se echa de menos cuando no está. Gracias a su recién descubierta progenitora y al resto de esas mujeres fuertes y valientes Fidel aprende a afrontar sus errores, a reconstruirse como una mejor persona y sentir "orgullo" de quien es, una palabra que cobra gran significado en el film.
Como en casi todos los trabajos del director, una comedia de enredos, casi absurda por momentos, nace de las situaciones más inesperadas. El humor juega, en ocasiones, con la vergüenza ajena del espectador y se convierte, en otras, en una sutil (o no tan sutil) crítica social, algo que vemos sobre todo a través de Fidel que, debido a su trastorno, pierde todo tipo de filtro y dice verdades que nadie se atrevería a decir. En las dosis justas, ese humor se mezcla con la tensión y la emoción de muchos momentos. Especialmente en el final, que logra, si no sacarnos una lágrima, empañarnos la vista. Así, con una de cal y otra de arena, Colomo crea un equilibrio perfecto cuyo objetivo no es provocar la risa del espectador a toda costa, todo lo contrario, muestra situaciones tan alocadas, pero a la vez tan cotidianas y con tanto trasfondo, que la carcajada es algo natural e inevitable.
De Paco León cabe destacar no solo su sorprenderte habilidad bailando y su maestría en el género de la comedia, sino también la evolución de su personaje, que pasa de villano a héroe o, mejor visto, a antihéroe, ya que la película no pretende presentarnos personajes perfectos, sino seres humanos imperfectos a los que la vida les ha brindado una segunda oportunidad para enmendar sus errores. El actor consigue transmitir con gran destreza ese camino hacia la redención, mostrando la cara más mezquina y más tierna de Fidel.
Sobre Carmen Machi poco hay que decir, tan solo que este papel está hecho para ella. Su experiencia en el género de drama, unida a su desparpajo cómico y natural, hace de Virginia una protagonista entrañable.
Con un ritmo ligero que no da cabida al aburrimiento, dominado por varios giros interesantes, la tribu utiliza elementos de nuestra realidad actual, como la crisis, los videos virales o la música de moda, el reggaetón, para crear una historia cercana al espectador que, aunque sencilla, transmite un importante y emotivo mensaje: las segundas oportunidades, si se presentan, deben aprovecharse. Pero, sobre todo, "La tribu" visibiliza a las mujeres de verdad, a aquellas taxistas, policías, enfermeras o mujeres de la limpieza que, además de luchar en un mundo dominado por el género contrario, se esfuerzan cada día en hacernos la vida más fácil y se ven obligadas a conformarse con nuestra ignorancia constante. Es una llamada a disfrutar de la vida para todas esas mujeres, y una llamada de atención para todos aquellos que no sabemos apreciar el trabajo diario y la dedicación de las madres del mundo. Todo ello, como no podía ser de otra manera con Fernando Colomo, riendo y disfrutando de buen cine.
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Fernando Colomo, veterano de la comedia española, entrena este viernes en cines su nueva película, "La tribu". Se trata de un guion en colaboración con Joaquín Oristrell, fiel compañero del cineasta en gran parte de su carrera, y Yolanda G. Serrano, basado en la historia real de "Las Mamis", un grupo de mujeres maduras de Badalona que, cansadas de quedarse mirando cuando llevaban a sus hijos a baile, decidieron comenzar a tomar clases y crear un grupo de danza urbana. Valientes y dispuestas a que la edad no signifique más que una fecha en el carnet de identidad, se presentaron al concurso Got Talent España con una coreografía a cargo de Maribel del Pino, su profesora, y demostraron a medio país que, si se quiere, se puede.
Con esta inspiradora historia como hilo conductor, el cineasta no defrauda y nos proporciona aquello a lo que nos tiene acostumbrados y que tan bien le ha funcionado en multitud de ocasiones: un escenario muy real y unos personajes hilarantes, pero sumamente reconocibles, con los que el espectador puede empatizar rápidamente.
El film está ambientado en una Badalona ficticia que, sin embargo, retrata a la perfección los problemas derivados de la crisis económica que se vivieron y se viven en España: despidos masivos, altas tasas de paro y puestos de trabajo precarios y abusivos. Sus protagonistas, interpretados por Paco León y Carmen Machi, comienzan siendo las dos caras de esa moneda.
Fidel es el encargado del Departamento de Recursos Humanos de una multinacional. Prepotente y despiadado, no le tiembla el pulso a la hora de despedir a 300 personas de la plantilla de un plumazo. Cuando un video viral un tanto comprometido convierte su vida en un infierno, decide poner fin a la misma, aunque lo único que consigue es perder la memoria. Sin familia y sin saber de dónde viene (ni a donde ir), comienza a vivir con su madre biológica, Virginia, una mujer que le dio en adopción a los 16 años y que, al terminar su jornada como limpiadora en un hotel, disfruta su tiempo libre en una academia de danza urbana con sus amigas, "Las Mamis".
Los dos deben aprender a conocerse y entenderse, y en ello juega un papel crucial el baile. Cuando Fidel demuestra unas inesperadas dotes para la danza, se une a la tribu de mujeres lideradas por la joven coreógrafa Maribel del Pino, quien añade a la trama ese punto romántico que, aunque prescindible, se echa de menos cuando no está. Gracias a su recién descubierta progenitora y al resto de esas mujeres fuertes y valientes Fidel aprende a afrontar sus errores, a reconstruirse como una mejor persona y sentir "orgullo" de quien es, una palabra que cobra gran significado en el film.
Como en casi todos los trabajos del director, una comedia de enredos, casi absurda por momentos, nace de las situaciones más inesperadas. El humor juega, en ocasiones, con la vergüenza ajena del espectador y se convierte, en otras, en una sutil (o no tan sutil) crítica social, algo que vemos sobre todo a través de Fidel que, debido a su trastorno, pierde todo tipo de filtro y dice verdades que nadie se atrevería a decir. En las dosis justas, ese humor se mezcla con la tensión y la emoción de muchos momentos. Especialmente en el final, que logra, si no sacarnos una lágrima, empañarnos la vista. Así, con una de cal y otra de arena, Colomo crea un equilibrio perfecto cuyo objetivo no es provocar la risa del espectador a toda costa, todo lo contrario, muestra situaciones tan alocadas, pero a la vez tan cotidianas y con tanto trasfondo, que la carcajada es algo natural e inevitable.
De Paco León cabe destacar no solo su sorprenderte habilidad bailando y su maestría en el género de la comedia, sino también la evolución de su personaje, que pasa de villano a héroe o, mejor visto, a antihéroe, ya que la película no pretende presentarnos personajes perfectos, sino seres humanos imperfectos a los que la vida les ha brindado una segunda oportunidad para enmendar sus errores. El actor consigue transmitir con gran destreza ese camino hacia la redención, mostrando la cara más mezquina y más tierna de Fidel.
Sobre Carmen Machi poco hay que decir, tan solo que este papel está hecho para ella. Su experiencia en el género de drama, unida a su desparpajo cómico y natural, hace de Virginia una protagonista entrañable.
Con un ritmo ligero que no da cabida al aburrimiento, dominado por varios giros interesantes, la tribu utiliza elementos de nuestra realidad actual, como la crisis, los videos virales o la música de moda, el reggaetón, para crear una historia cercana al espectador que, aunque sencilla, transmite un importante y emotivo mensaje: las segundas oportunidades, si se presentan, deben aprovecharse. Pero, sobre todo, "La tribu" visibiliza a las mujeres de verdad, a aquellas taxistas, policías, enfermeras o mujeres de la limpieza que, además de luchar en un mundo dominado por el género contrario, se esfuerzan cada día en hacernos la vida más fácil y se ven obligadas a conformarse con nuestra ignorancia constante. Es una llamada a disfrutar de la vida para todas esas mujeres, y una llamada de atención para todos aquellos que no sabemos apreciar el trabajo diario y la dedicación de las madres del mundo. Todo ello, como no podía ser de otra manera con Fernando Colomo, riendo y disfrutando de buen cine.
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