Crítica: "Hoy se arregla el mundo", oda a la paternidad
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Por Edurne Sarriegui
Después de algunos meses de retraso debido a las restricciones impuestas en las salas cinematográficas por razones sanitarias, el exitoso director argentino Ariel Winograd estrena "Hoy se arregla el mundo", su último trabajo, protagonizado por dos figuras de primer nivel como Leonardo Sbaraglia y Natalia Oreiro.
El primer estreno importante del año de una película nacional cuenta con el guionista Mariano Vera acompañando de nuevo al realizador como ya hiciera en "Sin hijos" (2015) y "Mamá se fue de viaje" (2017). El guion ofrece una comedia que tiene por eje situaciones familiares que hace algunos años hubieran sonado descabelladas pero que hoy son reflejo de situaciones habituales.
Esta comedia tiene por protagonista a David Samarás, alias "El Griego" (Leonardo Sbaraglia), productor general de un talk show televisivo en decadencia llamado "Hoy se arregla el mundo". Todo en su vida es tan ficticio y superficial como su programa de televisión.
El único vínculo perdurable es el que mantiene con Benito (Benjamín Otero), el hijo de nueve años fruto de una relación ocasional que tuvo con Silvina (Natalia Oreiro). Pero incluso ésta es una relación con un compromiso bastante laxo. El Griego ni siquiera sabe a qué colegio asiste su hijo.
En medio de una fuerte discusión con la madre de su hijo, ésta siembra la duda sobre su paternidad. Cuando ella poco después muere, el protagonista encuentra la excusa para cortar su relación con Benito, ese hijo para el que parece no tener lugar en su vida ni en su casa.
Pero el niño le pedirá ayuda para encontrar a su padre biológico y esa búsqueda les llevará a comprender la naturaleza de su relación y la importancia de cada uno en la vida del otro.
La búsqueda se convierte en un viaje de resultado previsible pero entretenido y por supuesto los protagonistas no serán los mismos al finalizarlo. La dupla conformada por realizador y guionista se las arregla para manejar situaciones dramáticas en tono de comedia y que el resultado sea afinado.
Ariel Winograd, una vez más le encuentra la vuelta a trabajar con niños y consigue del pequeño protagonista frescura y simpatía para superar situaciones difíciles y alcanzar el resultado ameno que se espera de una comedia.
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Después de algunos meses de retraso debido a las restricciones impuestas en las salas cinematográficas por razones sanitarias, el exitoso director argentino Ariel Winograd estrena "Hoy se arregla el mundo", su último trabajo, protagonizado por dos figuras de primer nivel como Leonardo Sbaraglia y Natalia Oreiro.
El primer estreno importante del año de una película nacional cuenta con el guionista Mariano Vera acompañando de nuevo al realizador como ya hiciera en "Sin hijos" (2015) y "Mamá se fue de viaje" (2017). El guion ofrece una comedia que tiene por eje situaciones familiares que hace algunos años hubieran sonado descabelladas pero que hoy son reflejo de situaciones habituales.
Esta comedia tiene por protagonista a David Samarás, alias "El Griego" (Leonardo Sbaraglia), productor general de un talk show televisivo en decadencia llamado "Hoy se arregla el mundo". Todo en su vida es tan ficticio y superficial como su programa de televisión.
El único vínculo perdurable es el que mantiene con Benito (Benjamín Otero), el hijo de nueve años fruto de una relación ocasional que tuvo con Silvina (Natalia Oreiro). Pero incluso ésta es una relación con un compromiso bastante laxo. El Griego ni siquiera sabe a qué colegio asiste su hijo.
En medio de una fuerte discusión con la madre de su hijo, ésta siembra la duda sobre su paternidad. Cuando ella poco después muere, el protagonista encuentra la excusa para cortar su relación con Benito, ese hijo para el que parece no tener lugar en su vida ni en su casa.
Pero el niño le pedirá ayuda para encontrar a su padre biológico y esa búsqueda les llevará a comprender la naturaleza de su relación y la importancia de cada uno en la vida del otro.
La búsqueda se convierte en un viaje de resultado previsible pero entretenido y por supuesto los protagonistas no serán los mismos al finalizarlo. La dupla conformada por realizador y guionista se las arregla para manejar situaciones dramáticas en tono de comedia y que el resultado sea afinado.
Ariel Winograd, una vez más le encuentra la vuelta a trabajar con niños y consigue del pequeño protagonista frescura y simpatía para superar situaciones difíciles y alcanzar el resultado ameno que se espera de una comedia.
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