Crítica: "Los agitadores", Marco Berger y un acercamiento sociológico al machismo tóxico

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"Los agitadores"
"Los agitadores"
Por Juan Pablo Russo        

En su nueva película, tras "El cazador" (2020), el reconocido cineasta argentino Marco Berger, que forjó una filmografía coherente a través de un recorrido por las diversas tipologías vinculadas al ámbito LGTB, propone en "Los agitadores" (2022) una reflexión sobre el machismo y su toxicidad desde la mirada de un grupo de veinteañeros de clase alta.

Es diciembre y una decena de amigos de unos veinte y tantos años, de clase social acomodada, pasan las fiestas de fin de año en la casona de vacaciones de Andy, uno de ellos, en Capilla del Señor. Entre bromas machistas, juegos sexuales, drogas, alcohol y un homoerotismo permanente los limites se cruzan y las consecuencias son irreparables.

Protagonizada por Bruno Giganti, Agustín Machta, Franco De la Puente, Iván Masliah, Facundo Mas, Iván Díaz Benítez, Carlos Carneglia, Denis Corat, Jordán Romero, Fernando de Simone, Melissa Falter y Gastón Frías, "Los agitadores", que tuvo su estreno en la competencia de la última edición del Festival de Karlovy Vary, sigue la línea narrativa y coral ya abordada por el cineasta en "Taewkondo" (2016), pero profundizando en la violencia física y psicológica que se esconde detrás de bromas sexuales y cuerpos torneados.



Homofobia, xenofobia y misoginia se entrecruzan con clasismo y falsos valores en una película que dialoga de manera directa con el crimen de Fernando Báez Sosa, asesinado en las afueras de una discoteca de Villa Gesell por un grupo de rugbiers. Berger no busca narrar la tragedia sino cómo se llega a ella. Tampoco el mediático caso, sino que re imagina como podrían ser los días previos ante una situación similar.

La película es un estudio sociológico que analiza el comportamiento en manada de un grupo humano integrado por jóvenes, de clase alta, deportistas, cuerpos hegemónicos y con acceso a una educación de élite, y lo hace a través del propio punto de vista de los involucrados. Una apuesta arriesgada que puede irritar al espectador.

Berger explora, siempre con el particular estilo que caracteriza una obra homogénea, la toxicidad masculina engendrada de manera sistémica en ciertos sectores sociales. Y lo hace en la que tal vez sea su película más política e incorrecta.

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