Crítica: "Furiosa: De la saga Mad Max", George Miller regresa de la forma más ambiciosa y excitante posible
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Por Benjamín Harguindey
George Miller ha dirigido personalmente, en sus 45 años de carrera, cinco películas en la saga de Mad Max. Todavía tiene que hacer una que no sea excelente. Todavía tiene que hacer una que no eleve a las anteriores o traicione su visión del mundo postapocalíptico. Lo demostró por última vez en 2015 y hoy lo vuelve a hacer de nuevo: no sólo es uno de los grandes directores de acción, tiene el don de plasmar historias épicas sin perder el eje de drama y comedia que las humaniza.
Con "Furiosa: De la saga Mad Max / Furiosa: A Mad Max Saga" (2024) la franquicia por primera vez retrocede en el tiempo, ya el nueve estreno es una precuela de "Mad Max: Fury Road" (2015), en la que se narra la vida de Furiosa (interpretada de niña por Alyla Browne y de adulta por la argentina Anya Taylor-Joy). Esta relación intrínseca entre entregas va a ser el punto débil y fuerte de la película: funcionan perfectas por separado, pero comparándolas resulta difícil no ver a "Mad Max: Furia en el camino" en retrospectiva como el clímax de "Furiosa: De la saga Mad Max" (tal así que la película termina con un montaje de sus escenas), y habrá quiénes lamenten que la larga persecución de aquella cinta no tenga un análogo contundente en esta nueva entrega.
La historia sigue los pasos de Furiosa, de niña capturada por una banda de motoqueros nómadas que tienen por líder a Dementus (Chris Hemsworth). En 45 años de lunáticos violentos que han fundado cultos de fanáticos a su persona, Dementus es finalmente el más detestable de todos, sin el carisma o la mística de villanos como Toecutter o Lord Humungus ni la intimidación de Immortan Joe, que aquí reaparece como su principal rival. Es una gran labor de parte de Hemsworth interpretar por primera vez a alguien sin la red de seguridad en la que se ha convertido su sentido del humor.
La trama podría resumirse como un Western enfermizo en el que varias pandillas de hombres malvados pelean por el derecho a explotar un puñado de pueblos en el desierto y comerciar entre sí (agua, balas y gasolina siendo la principal fuente y solución de todos sus problemas). Pero esto apenas es la escenografía para la aventura de Furiosa, cuya odisea por regresar a su hogar se va matizando con distintas alianzas, secretos, tragedias y nuevas formas de repensar su venganza. Alejada de la versión olímpica de Charlize Theron, Anya Taylor-Joy interpreta a una Furiosa furtiva y artera, más una heroína de supervivencia que de acción.
La acción, por cierto, se conduce con la típica maestría de Miller, quien esencialmente inventó la escena de persecución moderna en "Mad Max II: el guerrero de la carretera / Mad Max 2: The Road Warrior" (1981) y no ha dejado de encontrar formas de perfeccionarla desde entonces. Los reportes de que se vale demasiado de los efectos digitales son absurdos: casi todo es práctico, ocurre en cámara y no necesita más magia que el uso del montaje o planos compuestos. La coreografía es fantástica, la fotografía hermosa. Hay en medio de "Furiosa" una persecución tan increíble como cualquier parte de su antecedente y la única lástima es que no se la guarda para el final.
"Furiosa: De la saga Mad Max" es una magnífica obra en la que las emociones siempre están a la altura del espectáculo. Captura un mundo bello y cruel, expandiendo su historia, llenándolo de vida, tensión y adrenalina, reiterando sus temas sin sutileza pero de manera creativa y memorable. Es sencillamente la mejor película de acción hecha desde "Mad Max: Furia en el camino" y lo seguirá siendo hasta que a George Miller le den ganas de hacer otra.
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George Miller ha dirigido personalmente, en sus 45 años de carrera, cinco películas en la saga de Mad Max. Todavía tiene que hacer una que no sea excelente. Todavía tiene que hacer una que no eleve a las anteriores o traicione su visión del mundo postapocalíptico. Lo demostró por última vez en 2015 y hoy lo vuelve a hacer de nuevo: no sólo es uno de los grandes directores de acción, tiene el don de plasmar historias épicas sin perder el eje de drama y comedia que las humaniza.
Con "Furiosa: De la saga Mad Max / Furiosa: A Mad Max Saga" (2024) la franquicia por primera vez retrocede en el tiempo, ya el nueve estreno es una precuela de "Mad Max: Fury Road" (2015), en la que se narra la vida de Furiosa (interpretada de niña por Alyla Browne y de adulta por la argentina Anya Taylor-Joy). Esta relación intrínseca entre entregas va a ser el punto débil y fuerte de la película: funcionan perfectas por separado, pero comparándolas resulta difícil no ver a "Mad Max: Furia en el camino" en retrospectiva como el clímax de "Furiosa: De la saga Mad Max" (tal así que la película termina con un montaje de sus escenas), y habrá quiénes lamenten que la larga persecución de aquella cinta no tenga un análogo contundente en esta nueva entrega.
La historia sigue los pasos de Furiosa, de niña capturada por una banda de motoqueros nómadas que tienen por líder a Dementus (Chris Hemsworth). En 45 años de lunáticos violentos que han fundado cultos de fanáticos a su persona, Dementus es finalmente el más detestable de todos, sin el carisma o la mística de villanos como Toecutter o Lord Humungus ni la intimidación de Immortan Joe, que aquí reaparece como su principal rival. Es una gran labor de parte de Hemsworth interpretar por primera vez a alguien sin la red de seguridad en la que se ha convertido su sentido del humor.
La trama podría resumirse como un Western enfermizo en el que varias pandillas de hombres malvados pelean por el derecho a explotar un puñado de pueblos en el desierto y comerciar entre sí (agua, balas y gasolina siendo la principal fuente y solución de todos sus problemas). Pero esto apenas es la escenografía para la aventura de Furiosa, cuya odisea por regresar a su hogar se va matizando con distintas alianzas, secretos, tragedias y nuevas formas de repensar su venganza. Alejada de la versión olímpica de Charlize Theron, Anya Taylor-Joy interpreta a una Furiosa furtiva y artera, más una heroína de supervivencia que de acción.
La acción, por cierto, se conduce con la típica maestría de Miller, quien esencialmente inventó la escena de persecución moderna en "Mad Max II: el guerrero de la carretera / Mad Max 2: The Road Warrior" (1981) y no ha dejado de encontrar formas de perfeccionarla desde entonces. Los reportes de que se vale demasiado de los efectos digitales son absurdos: casi todo es práctico, ocurre en cámara y no necesita más magia que el uso del montaje o planos compuestos. La coreografía es fantástica, la fotografía hermosa. Hay en medio de "Furiosa" una persecución tan increíble como cualquier parte de su antecedente y la única lástima es que no se la guarda para el final.
"Furiosa: De la saga Mad Max" es una magnífica obra en la que las emociones siempre están a la altura del espectáculo. Captura un mundo bello y cruel, expandiendo su historia, llenándolo de vida, tensión y adrenalina, reiterando sus temas sin sutileza pero de manera creativa y memorable. Es sencillamente la mejor película de acción hecha desde "Mad Max: Furia en el camino" y lo seguirá siendo hasta que a George Miller le den ganas de hacer otra.
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