Crítica: "Una jirafa en el balcón", Andrea Frigerio y un viaje a los tiempos de la dictadura

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"Una jirafa en el balcón"
"Una jirafa en el balcón"
Por Emiliano Basile     

"Una jirafa en el balcón" (2024) nos transporta a las secuelas de la última dictadura militar en Argentina. Dirigido por Diego Yaker, el film nos cuenta la vida de Lidia Muñoz (Andrea Frigerio), una mujer exiliada desde 1978 en Barcelona que, a sus 64 años, se quedó con una versión de la desaparición forzada de su pareja.

La película transcurre entre Barcelona, Buenos Aires y La Rioja, territorios que Lidia recorre en su búsqueda de reconexión con sus raíces. El film pone en primer plano el dolor que persiste en los sobrevivientes de la dictadura, enfocado no solo en el trauma, sino en las cicatrices invisibles que se manifiestan en la cotidianidad.

La trama se intensifica cuando Lidia recibe una citación judicial para declarar en la causa sobre la desaparición de su compañero. Este evento desencadena un viaje a la Ciudad de Buenos Aires, donde comienza a descubrir la traición que rodea la desaparición de su pareja, por sus propios camaradas que ahora viven en La Rioja. La película, aunque centrada en las emociones y recuerdos del pasado, utiliza este hecho para explorar el concepto de justicia personal y cómo los sobrevivientes de la dictadura enfrentan la dualidad entre perdón y venganza.



El viaje a La Rioja es más que una búsqueda de respuestas: es un enfrentamiento con el pasado y la posibilidad de cerrar heridas abiertas durante más de cuatro décadas. El personaje de Frigerio, temperamental y resiliente, se embarca en conversaciones reveladoras con antiguos compañeros de militancia, en las que el peso de la traición es tan profundo como la pérdida.

A lo largo del film, la gastronomía juega un papel simbólico. Las empanadas que Lidia prepara son un reflejo de su identidad, una conexión con sus raíces que ha mantenido viva pese a la distancia. Estos momentos, como los encuentros con mate y asado, resaltan cómo las costumbres y tradiciones pueden ser anclas emocionales que sostienen a los exiliados, pero también son una representación del trauma que nunca se desvanece por completo.

Lo más destacable de "Una jirafa en el balcón" es su interés en cómo los sobrevivientes lidian con las secuelas emocionales de la dictadura. La película abunda en diálogos cargados de significado, por momentos en demasía, que le restan dinamismo visual a una producción centrada en su discurso.

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