Crítica: "Una muerte silenciosa", Sebastián Schindel explora el poder y el silencio en un thriller patagónico
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Por Juan Pablo Russo
En "Una muerte silenciosa" (2025), que se desarrolla en la Patagonia de los años 80, un guía de caza se ve envuelto en un crimen que revela una red de secretos y tensiones latentes, mientras enfrenta las cicatrices de un pasado marcado por el silencio y el poder.
Sebastián Schindel dirige un thriller psicológico a partir del guion, escrito por Matías Lucchesi, que sitúa el núcleo narrativo en una noche donde el silencio natural es interrumpido por un disparo. Octavio (Joaquín Furriel), un guía de caza marcado por la culpa tras la muerte de su hermano, comparte copas junto al fuego con Klaus (Alejandro Awada), un terrateniente con quien mantiene un vínculo paternal atravesado por una autoridad incuestionable. Mientras tanto, tres jóvenes —Sofía (Sol Wainer), sobrina de Octavio, su novio Julio (Gonzalo Garrido) y Max (Ramiro Pintor), hijo de Klaus— se adentran en el bosque que rodea el coto de caza.
El disparo que rompe la calma nocturna no solo desencadena un enigma policial, sino que también expone fracturas en las dinámicas de poder entre los personajes. Lo que parece un accidente pronto adquiere otra dimensión cuando Octavio, dividido entre su lealtad a Klaus y su búsqueda de justicia, inicia una investigación que lo enfrenta con las estructuras invisibles de control y silencio que dominan su entorno.
La búsqueda de respuestas no se limita a la resolución de un crimen, sino que también revela los mecanismos de complicidad que sostienen un equilibrio frágil. Octavio queda atrapado en una red donde cada paso adelante amenaza con desmoronar las pocas certezas que posee. El disparo no solo actúa como un punto de quiebre en la trama, sino que desvela un sistema de lealtades quebradizas y secretos largamente ocultos.
El elenco, liderado por Joaquín Furriel, Soledad Villamil, Alejandro Awada, Víctor Laplace, Patricio Contreras y María Marull, junto a los jóvenes intérpretes, sostiene el peso emocional y narrativo de la historia. La fotografía de Guillermo Nieto refuerza la atmósfera, utilizando los paisajes patagónicos como un elemento narrativo que amplifica las tensiones y el aislamiento de los personajes.
Sin embargo, algunos giros argumentales no logran integrarse con fluidez en el desarrollo de la historia. Estas resoluciones parecen más funcionales que orgánicas, afectando la progresión narrativa, especialmente en el tramo final. A pesar de estas inconsistencias, "Una muerte silenciosa" logra establecer un diálogo con los relatos policiales nórdicos y con el espíritu de las novelas de autores como Henning Mankell o Jo Nesbø.
Más allá de su estructura como thriller, Sebastián Schindel presenta una historia donde cada silencio contiene una verdad incómoda y donde la búsqueda de justicia colisiona con las sombras persistentes de un sistema marcado por el miedo y la impunidad.
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En "Una muerte silenciosa" (2025), que se desarrolla en la Patagonia de los años 80, un guía de caza se ve envuelto en un crimen que revela una red de secretos y tensiones latentes, mientras enfrenta las cicatrices de un pasado marcado por el silencio y el poder.
Sebastián Schindel dirige un thriller psicológico a partir del guion, escrito por Matías Lucchesi, que sitúa el núcleo narrativo en una noche donde el silencio natural es interrumpido por un disparo. Octavio (Joaquín Furriel), un guía de caza marcado por la culpa tras la muerte de su hermano, comparte copas junto al fuego con Klaus (Alejandro Awada), un terrateniente con quien mantiene un vínculo paternal atravesado por una autoridad incuestionable. Mientras tanto, tres jóvenes —Sofía (Sol Wainer), sobrina de Octavio, su novio Julio (Gonzalo Garrido) y Max (Ramiro Pintor), hijo de Klaus— se adentran en el bosque que rodea el coto de caza.
El disparo que rompe la calma nocturna no solo desencadena un enigma policial, sino que también expone fracturas en las dinámicas de poder entre los personajes. Lo que parece un accidente pronto adquiere otra dimensión cuando Octavio, dividido entre su lealtad a Klaus y su búsqueda de justicia, inicia una investigación que lo enfrenta con las estructuras invisibles de control y silencio que dominan su entorno.
La búsqueda de respuestas no se limita a la resolución de un crimen, sino que también revela los mecanismos de complicidad que sostienen un equilibrio frágil. Octavio queda atrapado en una red donde cada paso adelante amenaza con desmoronar las pocas certezas que posee. El disparo no solo actúa como un punto de quiebre en la trama, sino que desvela un sistema de lealtades quebradizas y secretos largamente ocultos.
El elenco, liderado por Joaquín Furriel, Soledad Villamil, Alejandro Awada, Víctor Laplace, Patricio Contreras y María Marull, junto a los jóvenes intérpretes, sostiene el peso emocional y narrativo de la historia. La fotografía de Guillermo Nieto refuerza la atmósfera, utilizando los paisajes patagónicos como un elemento narrativo que amplifica las tensiones y el aislamiento de los personajes.
Sin embargo, algunos giros argumentales no logran integrarse con fluidez en el desarrollo de la historia. Estas resoluciones parecen más funcionales que orgánicas, afectando la progresión narrativa, especialmente en el tramo final. A pesar de estas inconsistencias, "Una muerte silenciosa" logra establecer un diálogo con los relatos policiales nórdicos y con el espíritu de las novelas de autores como Henning Mankell o Jo Nesbø.
Más allá de su estructura como thriller, Sebastián Schindel presenta una historia donde cada silencio contiene una verdad incómoda y donde la búsqueda de justicia colisiona con las sombras persistentes de un sistema marcado por el miedo y la impunidad.
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