Crítica: "El sueño de Emma", entre el amor que ata y los sueños que liberan
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com

Por Juan Pablo Russo
El argentino Germán Vilche dirige "El sueño de Emma" (2023), un drama filmado en el Delta del Tigre que explora los vínculos entre un padre y su hija en el umbral de la separación, reflexionando sobre los sacrificios, los sueños y los límites del amor.
El cine "coming of age" ha retratado en la pantalla grandes relatos de crecimiento personal "El sueño de Emma" se inscribe en este género con una propuesta que aborda las transformaciones de la adolescencia y el impacto de las decisiones en los vínculos afectivos. Filmada en el Delta del Tigre, la historia se construye como un relato visual sobre la relación entre un padre y su hija ante la posibilidad de separarse.
Emma (Luthien Ramos), de 16 años, vive con su padre Marcos (Sebastián Arzeno) en un hogar rodeado por la naturaleza del Delta, donde su rutina transcurre entre estudios, ensayos teatrales y sueños que parecen lejanos hasta que una oportunidad inesperada cambia su realidad: una beca de intercambio cultural en Inglaterra. La posibilidad de partir modifica la dinámica con su padre, quien enfrenta el dilema de alentar su crecimiento o resistirse a la distancia.
Vilche aborda la complejidad de los lazos filiales sin recurrir a dramatismos innecesarios y, a través de un guion sobrio y una dirección contenida, presenta un retrato sobre el conflicto entre el deseo de independencia y el miedo a la perdida.
El Delta del Tigre no es solo el escenario, sino un elemento narrativo que refuerza el dilema de Marco, ya que su geografía laberíntica y su entorno natural funcionan como una metáfora de su incertidumbre. La estética visual refuerza el tono de la narración, con encuadres cerrados que destacan la cercanía entre los personajes y tomas abiertas que subrayan la inmensidad del mundo exterior.
La película rompe con las estructuras narrativas tradicionales para sumergirse en la complejidad emocional de sus personajes, explorando el amor casi obsesivo entre padre e hija. Mientras uno busca avanzar hacia lo incierto, el otro se aferra con una intensidad casi enfermiza a lo conocido, mostrando cómo el afecto puede convertirse en una trampa. La historia refleja el impacto de las decisiones personales en los demás y cómo, en ocasiones, el amor puede ser más perjudicial que protector.
Vilche, en "El sueño de Emma", invita a reflexionar sobre el crecimiento personal, la distancia y las múltiples formas en que el amor se manifiesta, incluso cuando la presencia física se desvanece. A través de su narrativa, la historia cuestiona los lazos afectivos, mostrando cómo el amor puede transformarse, persistir o incluso volverse opresivo en ausencia del otro.
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El argentino Germán Vilche dirige "El sueño de Emma" (2023), un drama filmado en el Delta del Tigre que explora los vínculos entre un padre y su hija en el umbral de la separación, reflexionando sobre los sacrificios, los sueños y los límites del amor.
El cine "coming of age" ha retratado en la pantalla grandes relatos de crecimiento personal "El sueño de Emma" se inscribe en este género con una propuesta que aborda las transformaciones de la adolescencia y el impacto de las decisiones en los vínculos afectivos. Filmada en el Delta del Tigre, la historia se construye como un relato visual sobre la relación entre un padre y su hija ante la posibilidad de separarse.
Emma (Luthien Ramos), de 16 años, vive con su padre Marcos (Sebastián Arzeno) en un hogar rodeado por la naturaleza del Delta, donde su rutina transcurre entre estudios, ensayos teatrales y sueños que parecen lejanos hasta que una oportunidad inesperada cambia su realidad: una beca de intercambio cultural en Inglaterra. La posibilidad de partir modifica la dinámica con su padre, quien enfrenta el dilema de alentar su crecimiento o resistirse a la distancia.
Vilche aborda la complejidad de los lazos filiales sin recurrir a dramatismos innecesarios y, a través de un guion sobrio y una dirección contenida, presenta un retrato sobre el conflicto entre el deseo de independencia y el miedo a la perdida.
El Delta del Tigre no es solo el escenario, sino un elemento narrativo que refuerza el dilema de Marco, ya que su geografía laberíntica y su entorno natural funcionan como una metáfora de su incertidumbre. La estética visual refuerza el tono de la narración, con encuadres cerrados que destacan la cercanía entre los personajes y tomas abiertas que subrayan la inmensidad del mundo exterior.
La película rompe con las estructuras narrativas tradicionales para sumergirse en la complejidad emocional de sus personajes, explorando el amor casi obsesivo entre padre e hija. Mientras uno busca avanzar hacia lo incierto, el otro se aferra con una intensidad casi enfermiza a lo conocido, mostrando cómo el afecto puede convertirse en una trampa. La historia refleja el impacto de las decisiones personales en los demás y cómo, en ocasiones, el amor puede ser más perjudicial que protector.
Vilche, en "El sueño de Emma", invita a reflexionar sobre el crecimiento personal, la distancia y las múltiples formas en que el amor se manifiesta, incluso cuando la presencia física se desvanece. A través de su narrativa, la historia cuestiona los lazos afectivos, mostrando cómo el amor puede transformarse, persistir o incluso volverse opresivo en ausencia del otro.
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