Crítica BAFICI: "La Zurda", huida musical en la noche cordobesa

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"La Zurda"
"La Zurda"
Por Santiago Echeverría       

"La Zurda", la nueva película del argentino Rosendo Ruiz que forma parte de la competencia argentina en el BAFICI, reafirma su habilidad para retratar la identidad cordobesa con una mirada afilada y sensible, aunque no logra evitar ciertas limitaciones que le restan impacto. La cinta, un híbrido entre drama policial y ascenso musical en el mundo del cuarteto, destaca por su autenticidad y compromiso social, pero tropieza en aspectos clave como el guion, la actuación secundaria y la cohesión tonal.

El film que sigue a dos jóvenes músicos de Córdoba acusados injustamente de un crimen. La Zurda y Jonatan, integrantes de una banda que busca abrirse paso en el ambiente musical cordobés. Durante una noche, un asesinato los señala como principales sospechosos. Convencidos de que su origen humilde los condenará sin pruebas, deciden huir mientras intentan descubrir al verdadero culpable. En el camino, se cruzan con figuras del poder, la policía y el sistema judicial, que refuerzan los prejuicios contra ellos.

Ruiz construye un relato que trasciende lo anecdótico para convertirse en un testimonio crudo de la marginalidad y la violencia institucional. Los protagonistas —jóvenes pobres estigmatizados por un sistema corrupto— están dibujados con verosimilitud, y la banda sonora de Monada aporta una textura emocional que enraíza la historia en Córdoba. La película brilla cuando mezcla el pulso del cuarteto con la denuncia social, evitando el panfleto para mostrar lo político en lo cotidiano: la lucha por ser escuchados.



Además, el director rescata elementos del noir (como la "femme fatale" o el bajo mundo nocturno) y los fusiona con el realismo del Nuevo Cine Argentino, creando un universo reconocible pero singular. Escenas como las grabadas en La Sala del Rey o el cameo de Los bailarines de la peatonal refuerzan esta autenticidad, celebrada como un acierto.

Sin embargo, "La Zurda" padece problemas estructurales. El guion pierde fuelle en su segunda mitad, especialmente con la introducción de un personaje clave (la representante de artistas), que rompe el ritmo y parece pertenecer a otra película. Tampoco convence del todo el tono: mientras "De caravana" (2010) lograba equilibrar comedia y policial, aquí el drama grave choca con momentos musicales que no terminan de integrarse.

Otro punto débil es el reparto. Si bien los protagonistas —Juan Cruz El Gáname y Marcio Salas Ramses— sostienen la película con actuaciones sólidas, el resto del elenco arrastra limitaciones que restan credibilidad a escenas clave. Además, algunas secuencias de acción carecen de la fuerza necesaria para conmover o tensionar.

"La Zurda" es, por tanto, una película necesaria por su mirada sobre Córdoba y su denuncia sutil de las injusticias, pero no alcanza la maestría narrativa que promete. Ruiz demuestra oficio y pasión por contar historias locales, aunque la cinta hubiera ganado con más pulido en el guion y un elenco más homogéneo. Aun así, su potencia emotiva y su retrato del cuarteto como símbolo de resistencia la convierten en un film con más virtudes que defectos, pese a sus imperfecciones.

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