Crítica: "La sospecha de Sofía", mediocre guión y peor producción
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Por Santiago Echeverría
Primera confesión: No hemos leído la novela en la que se basa el estreno español de esta semana, "La sospecha de Sofía" (2025), pero estamos ante una película y de eso se trata esta crítica, de analizar lo visto, aunque es inevitable pensar que seguramente el original literario daba para bastante más. Imanol Uribe asumió el encargo de filmar un guión muy flojo de Gemma Ventura que narra la historia de dos hermanos gemelos (interpretados por Alex González), separados en los tiempos convulsos de la Guerra Civil española, uno de los cuales quedó en Madrid y otro acabó en la República Democrática Alemana. El primero es un abogado de cierto nivel en la España franquista, con un matrimonio tradicional, y el segundo vive en la RDA. Ambos se convertirán en víctimas de la Guerra Fría, cuando la Stasi decide intercambiarlos para convertir al segundo en espía.
A pesar del título (compartido por libro y cinta) se centra en Sofía, la esposa del abogado (Aura Garrido), la óptica del film de Uribe da el peso de la historia a los hermanos, siendo Sofía una secundaria poco desarrollada. Este es el primer error del guión, pero tiene muchos más. No queda claro qué quiere espiar la Stasi en España, pero sobre todo lo grave es la acumulación de incongruencias, que unidas a una producción que generosamente calificaremos de cutre, van restando credibilidad a la película.
No se entiende por qué personajes alemanes (uno de los hermanos y su hermana alemana) hablan en perfecto español sin el más mínimo acento alemán, y no nos vale la excusa explicada de que su madre siempre les habló en español, y tampoco se sabe por qué la jefa de la Stasi que se ha instalado en el bufete de abogados dialoga con su "agente" también en español (al menos ella sí tiene acento alemán). Lo curioso es que otros personajes sí hablan en alemán, así que la fórmula tradicional del cine de Hollywood de que personajes foráneos hablen en perfecto inglés por una licencia comunmente aceptada aquí se queda en un a ratos sí, a ratos no.
La producción en general rezuma precariedad de serie "B". Da la sensación de que todo o casi se ha filmado en España, y se hacen pasar calles españolas (de Madrid y alrededores) por otras berlinesas, en las que vemos varias furgonetas citroen 2 caballos (que salieron al mercado en el año 1948 en Europa Occidental) y cuya presencia en la capital de la RDA era harto improbable. Al menos el esfuerzo ha sido mayor y con mejor resultado en el vestuario.
Uribe contaba esta misma semana a NOTICINE.com que se inspiró en las películas basadas en obras de John Le Carré, pero -posiblemente lastrado por el guión- no ha sido capaz ni transmitir el suspense y muy poco el drama humano que significó para los personajes vivir bajo el yugo de la Guerra Fría. Los protagonistas ponen todo de su parte, y en ellos radica lo más salvable de "La sospecha de Sofía", pero acaban siendo víctimas ellos también de las incongruencias del texto. Se puede especular que la novela daba para una miniserie al menos, en la que se desarrollara más y mejor el drama humano, así como la "operación" de espionaje que está en su trasfondo. Ventura ha sido incapaz de condensar convincentemente el material de origen, y para colmo sus diálogos suenan muy poco naturales y espontáneos.
En definitiva, "La sospecha de Sofía" queda en un quiero y no puedo, en una película pobre, poco creíble, que ni es capaz de seducir por el lado de la intriga y menos por el drama humano de una mujer que conoce dos versiones bien distintas de su marido.
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Primera confesión: No hemos leído la novela en la que se basa el estreno español de esta semana, "La sospecha de Sofía" (2025), pero estamos ante una película y de eso se trata esta crítica, de analizar lo visto, aunque es inevitable pensar que seguramente el original literario daba para bastante más. Imanol Uribe asumió el encargo de filmar un guión muy flojo de Gemma Ventura que narra la historia de dos hermanos gemelos (interpretados por Alex González), separados en los tiempos convulsos de la Guerra Civil española, uno de los cuales quedó en Madrid y otro acabó en la República Democrática Alemana. El primero es un abogado de cierto nivel en la España franquista, con un matrimonio tradicional, y el segundo vive en la RDA. Ambos se convertirán en víctimas de la Guerra Fría, cuando la Stasi decide intercambiarlos para convertir al segundo en espía.
A pesar del título (compartido por libro y cinta) se centra en Sofía, la esposa del abogado (Aura Garrido), la óptica del film de Uribe da el peso de la historia a los hermanos, siendo Sofía una secundaria poco desarrollada. Este es el primer error del guión, pero tiene muchos más. No queda claro qué quiere espiar la Stasi en España, pero sobre todo lo grave es la acumulación de incongruencias, que unidas a una producción que generosamente calificaremos de cutre, van restando credibilidad a la película.
No se entiende por qué personajes alemanes (uno de los hermanos y su hermana alemana) hablan en perfecto español sin el más mínimo acento alemán, y no nos vale la excusa explicada de que su madre siempre les habló en español, y tampoco se sabe por qué la jefa de la Stasi que se ha instalado en el bufete de abogados dialoga con su "agente" también en español (al menos ella sí tiene acento alemán). Lo curioso es que otros personajes sí hablan en alemán, así que la fórmula tradicional del cine de Hollywood de que personajes foráneos hablen en perfecto inglés por una licencia comunmente aceptada aquí se queda en un a ratos sí, a ratos no.
La producción en general rezuma precariedad de serie "B". Da la sensación de que todo o casi se ha filmado en España, y se hacen pasar calles españolas (de Madrid y alrededores) por otras berlinesas, en las que vemos varias furgonetas citroen 2 caballos (que salieron al mercado en el año 1948 en Europa Occidental) y cuya presencia en la capital de la RDA era harto improbable. Al menos el esfuerzo ha sido mayor y con mejor resultado en el vestuario.
Uribe contaba esta misma semana a NOTICINE.com que se inspiró en las películas basadas en obras de John Le Carré, pero -posiblemente lastrado por el guión- no ha sido capaz ni transmitir el suspense y muy poco el drama humano que significó para los personajes vivir bajo el yugo de la Guerra Fría. Los protagonistas ponen todo de su parte, y en ellos radica lo más salvable de "La sospecha de Sofía", pero acaban siendo víctimas ellos también de las incongruencias del texto. Se puede especular que la novela daba para una miniserie al menos, en la que se desarrollara más y mejor el drama humano, así como la "operación" de espionaje que está en su trasfondo. Ventura ha sido incapaz de condensar convincentemente el material de origen, y para colmo sus diálogos suenan muy poco naturales y espontáneos.
En definitiva, "La sospecha de Sofía" queda en un quiero y no puedo, en una película pobre, poco creíble, que ni es capaz de seducir por el lado de la intriga y menos por el drama humano de una mujer que conoce dos versiones bien distintas de su marido.
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