Crónicas

ESTRENO ESPAÑOL: "La vida abismal", Ventura Pons lleva al límite a Óscar Jaenada
24-I-07
Siguiendo su tradición de lanzar una película por año, Ventura Pons traerá a las pantallas españoles el próximo viernes su nueva cinta, "La vida abismal", historia sobre la amistad, la vida y la muerte, que cuenta en su rol protagónico con Óscar Jaenada.
Basada en la novela "La vida en el abismo", de Ferrán Torrent, este largometraje está centrado en la figura de "El Chino" (Jaenada), un jugador acostumbrado al triunfo que vive con intensidad, cuya personalidad atrae instantáneamente al joven Ferrán (el debutante José Sospedra). Rápidamente se convierte en su compañero de aventuras, hasta que "El Chino" -imbatible en Valencia- decide probar suerte en Madrid, donde sus destinos se bifurcarán.
"La novela tiene muchas cosas pero, sobre todo, me interesaba la época, los años 70, años de mi juventud; quería volver a ellos", declaró Pons sobre "La vida abismal" en su presentación ante la prensa, donde precisó que cuido hasta el más mínimo detalle por ser su primera cinta de época, por lo cual "ha habido mucho rigor y mucha documentación". Más que seguir al pie de la letra la obra en la que se basa, el director buscó ser fiel a sí mismo para hacer un film donde se hable "del sentido de la vida", por medio de "una historia iniciática sobre la amistad".
Pons comentó que desde el inicio del proyecto vio muy claro que Jaenada debía interpretar a "El Chino", siendo su consagratoria actuación en "Camarón" -que le hizo acreedor de un Goya como mejor actor- lo que le convenció. "Es un actor maravilloso. Cuando le vi en 'Camarón' vi mucha verdad en él", indicó el realizador, quien no fue el único en elogiar a Jaenada, ya que su compañero de reparto, Sospedra, afirmó: "Sentí la misma fascinación por el actor que mi personaje siente por 'El Chino'".
Jaenada, recientemente elegido como la "shooting star" de España, es decir, el actor joven con mayor potencial internacional, aseguró que su inclinación por dar vida a "El Chino" se debió a un "factor energético", precisando que "no es un personaje sencillo, sino extremista y extraño".
Siguiendo su tradición de lanzar una película por año, Ventura Pons traerá a las pantallas españoles el próximo viernes su nueva cinta, "La vida abismal", historia sobre la amistad, la vida y la muerte, que cuenta en su rol protagónico con Óscar Jaenada.
Basada en la novela "La vida en el abismo", de Ferrán Torrent, este largometraje está centrado en la figura de "El Chino" (Jaenada), un jugador acostumbrado al triunfo que vive con intensidad, cuya personalidad atrae instantáneamente al joven Ferrán (el debutante José Sospedra). Rápidamente se convierte en su compañero de aventuras, hasta que "El Chino" -imbatible en Valencia- decide probar suerte en Madrid, donde sus destinos se bifurcarán.
"La novela tiene muchas cosas pero, sobre todo, me interesaba la época, los años 70, años de mi juventud; quería volver a ellos", declaró Pons sobre "La vida abismal" en su presentación ante la prensa, donde precisó que cuido hasta el más mínimo detalle por ser su primera cinta de época, por lo cual "ha habido mucho rigor y mucha documentación". Más que seguir al pie de la letra la obra en la que se basa, el director buscó ser fiel a sí mismo para hacer un film donde se hable "del sentido de la vida", por medio de "una historia iniciática sobre la amistad".
Pons comentó que desde el inicio del proyecto vio muy claro que Jaenada debía interpretar a "El Chino", siendo su consagratoria actuación en "Camarón" -que le hizo acreedor de un Goya como mejor actor- lo que le convenció. "Es un actor maravilloso. Cuando le vi en 'Camarón' vi mucha verdad en él", indicó el realizador, quien no fue el único en elogiar a Jaenada, ya que su compañero de reparto, Sospedra, afirmó: "Sentí la misma fascinación por el actor que mi personaje siente por 'El Chino'".
Jaenada, recientemente elegido como la "shooting star" de España, es decir, el actor joven con mayor potencial internacional, aseguró que su inclinación por dar vida a "El Chino" se debió a un "factor energético", precisando que "no es un personaje sencillo, sino extremista y extraño".
- © Redacción-NOTICINE.com

Repercusiones del Oscar: Penélope Cruz busca nuevos horizontes en Hollywood, mientras el cine mexicano se replantea su estructura
24-I-07
Luego de que la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas diera a conocer las nominaciones al premio Oscar, en las cuales los talentos latinos calaron hondo, comenzaron los análisis y debates de cómo capitalizar este reconocimiento, capaz de modificar una carrera e incluso de cambiar la realidad de una cinematografía. Mientras Penélope Cruz considera su nominación como una puerta hacia proyectos más comprometidos en Hollywood, personalidades de la industria mexicana han comenzado a ver la repercusión de los films de Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, como una oportunidad para modificar su estructura.
"Ahora me tendrán más respeto", sintetizó Cruz a los muchísimos medios de comunicación que quisieron contar con las declaraciones de la primera actriz española en ser candidata a un premio Oscar, en clara referencia a la visión que tuvo Hollywood de la madrileña hasta "Volver", film con el cual parece haber pasado de ser un bonito producto de exportación a una actriz hecha y derecha. "Es uno de los mejores personajes que se han escrito para un actriz y, por fortuna, me ha tocado a mí. Ahora recibo ofertas más interesantes. Ahora me proponen personajes de gran dificultad emocional, un tipo de guiones que no me llegaba antes de 'Volver", aseguró Cruz en entrevista con El Periódico de Cataluña, apuntando que ve muy difícil lograr la estatuilla por los "titanes" a los que se enfrenta (Helen Mirren, Meryl Streep, Judi Dench y Kate Winslet).
Cruz, cuya nominación provocó la instantánea algarabía de su amiga Salma Hayek -encargada de anunciar las candidaturas junto al presidente de la Academia, Sid Ganis-, no olvidó a Pedro Almodóvar, quien fue la primera persona a la que llamó tras conocer la noticia y a la que constantemente agradece por su personaje. "La candidatura al Oscar se la debo a Pedro al cien por cien, por la confianza que tuvo en mí y por cómo trabajamos la película. Estoy muy contenta, pero esperaba más nominaciones para Pedro, el de película y guión. Pedro me ha dicho que prefería mi nominación a la de mejor película extranjera y sé que lo dice de corazón, de verdad, porque es supergeneroso", aseguró Cruz, quien en pocos días podría llevarse el premio Goya por este mismo rol. La actriz adelantó que estará presente en la entrega de los premios españoles, ausentándose -por la superposición de fechas- de la entrega de premios SAG, que otorga el sindicato de actores estadounidenses.
Por su parte, la mexicana Adriana Barraza, nominada a mejor actriz secundaria por "Babel", apuntó que el martes fue "uno de los días más padres" de su vida, según declaró a Reporte 98.5, donde no olvidó hacer referencia a la repercusión que podría ocasionar el reconocimiento del talento mexicano en el premio más importante del mundo, que espera sirva para modificar la realidad de la industria nacional: "Hay leyes que a veces entorpecen y no permiten que gente muy talentosa que tenemos en nuestro país haga cosas que nos representen en otros lugares".
El presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), Pedro Armendáriz, dijo en entrevista con EFE que pese a su satisfacción "por todos los mexicanos nominados", este reconocimiento no ha sido para el país, sino para un grupo de "muchachos que se han dedicado a buscar otros caminos diferentes al cine que se ha hecho en México". El mismo medio dialogó con Raquel Peguero, quien escribió el libro "Humo en los ojos" (2005) sobre el cine mexicano de los años 90, que indicó que las nominaciones han sido un "fracaso" para la industria local, ya que las candidaturas se corresponden con "tres emigrantes de la producción nacional, que no viven en México sino en Estados Unidos", lo cual evidencia una "fuga de cerebros" que es consecuencia de una industria donde prima el "amiguismo, la corrupción y la falta de apoyo".
Luego de que la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas diera a conocer las nominaciones al premio Oscar, en las cuales los talentos latinos calaron hondo, comenzaron los análisis y debates de cómo capitalizar este reconocimiento, capaz de modificar una carrera e incluso de cambiar la realidad de una cinematografía. Mientras Penélope Cruz considera su nominación como una puerta hacia proyectos más comprometidos en Hollywood, personalidades de la industria mexicana han comenzado a ver la repercusión de los films de Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, como una oportunidad para modificar su estructura.
"Ahora me tendrán más respeto", sintetizó Cruz a los muchísimos medios de comunicación que quisieron contar con las declaraciones de la primera actriz española en ser candidata a un premio Oscar, en clara referencia a la visión que tuvo Hollywood de la madrileña hasta "Volver", film con el cual parece haber pasado de ser un bonito producto de exportación a una actriz hecha y derecha. "Es uno de los mejores personajes que se han escrito para un actriz y, por fortuna, me ha tocado a mí. Ahora recibo ofertas más interesantes. Ahora me proponen personajes de gran dificultad emocional, un tipo de guiones que no me llegaba antes de 'Volver", aseguró Cruz en entrevista con El Periódico de Cataluña, apuntando que ve muy difícil lograr la estatuilla por los "titanes" a los que se enfrenta (Helen Mirren, Meryl Streep, Judi Dench y Kate Winslet).
Cruz, cuya nominación provocó la instantánea algarabía de su amiga Salma Hayek -encargada de anunciar las candidaturas junto al presidente de la Academia, Sid Ganis-, no olvidó a Pedro Almodóvar, quien fue la primera persona a la que llamó tras conocer la noticia y a la que constantemente agradece por su personaje. "La candidatura al Oscar se la debo a Pedro al cien por cien, por la confianza que tuvo en mí y por cómo trabajamos la película. Estoy muy contenta, pero esperaba más nominaciones para Pedro, el de película y guión. Pedro me ha dicho que prefería mi nominación a la de mejor película extranjera y sé que lo dice de corazón, de verdad, porque es supergeneroso", aseguró Cruz, quien en pocos días podría llevarse el premio Goya por este mismo rol. La actriz adelantó que estará presente en la entrega de los premios españoles, ausentándose -por la superposición de fechas- de la entrega de premios SAG, que otorga el sindicato de actores estadounidenses.
Por su parte, la mexicana Adriana Barraza, nominada a mejor actriz secundaria por "Babel", apuntó que el martes fue "uno de los días más padres" de su vida, según declaró a Reporte 98.5, donde no olvidó hacer referencia a la repercusión que podría ocasionar el reconocimiento del talento mexicano en el premio más importante del mundo, que espera sirva para modificar la realidad de la industria nacional: "Hay leyes que a veces entorpecen y no permiten que gente muy talentosa que tenemos en nuestro país haga cosas que nos representen en otros lugares".
El presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), Pedro Armendáriz, dijo en entrevista con EFE que pese a su satisfacción "por todos los mexicanos nominados", este reconocimiento no ha sido para el país, sino para un grupo de "muchachos que se han dedicado a buscar otros caminos diferentes al cine que se ha hecho en México". El mismo medio dialogó con Raquel Peguero, quien escribió el libro "Humo en los ojos" (2005) sobre el cine mexicano de los años 90, que indicó que las nominaciones han sido un "fracaso" para la industria local, ya que las candidaturas se corresponden con "tres emigrantes de la producción nacional, que no viven en México sino en Estados Unidos", lo cual evidencia una "fuga de cerebros" que es consecuencia de una industria donde prima el "amiguismo, la corrupción y la falta de apoyo".
- © Redacción (México/España)-NOTICINE.com

Nuevo cine uruguayo en la Habana
24-I-07
Aunque la muestra que exhibe ahora la sala Chaplin de La Habana, Cuba, abarca aproximadamente los diez últimos años, en especial la producción del nuevo siglo en el cine de Uruguay (la etapa en la que definitivamente el país sureño “suena” a través de su imaginario), la misma conmemora en realidad los más de cincuenta de la Cinemateca en la nación rioplatense.
Junto a México y Sao Paulo, Uruguay exhibe ufana la Cinemateca más antigua de América Latina, como testimonian varios reportajes del archivo fílmico, lamentablemente muy mal editados (son fragmentos de programas televisuales al parecer montados con mucha premura y poco cuidado) pero al menos elocuentes respecto al sistemático y riguroso trabajo de la institución a la que el Estado allí parece al fin haber tomado un poco en serio.
Con este motivo viajó a la Habana el director de Cinemateca Uruguaya y curador de la muestra, Manuel Martínez Carril, quien estuvo presente en la premiére (con la famosa “Whisky”, de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll) y realizó cortas visitas a la homóloga cubana y el Instituto de cine en el que ésta se inserta, el ICAIC.
“Durante diez años -escribe Martínez Carril en el programa de mano de la muestra- el cine uruguayo ha evitado un modelo industrial que en otros países latinoamericanos financia la producción de banalidades porque las pide el mercado. La pobreza es probablemente la mayor riqueza del cine uruguayo. Poco codiciable para inversores extranjeros, el espacio para la creatividad y la independencia todavía se mantiene”.
Hasta el último día del mes podrá verse en la amplia pantalla del Chaplin, y en las tres tandas habituales, un grupo representativo de cortos y largos de ficción, así como algunos documentales de este reciente período.
A “Whisky” siguen: el título anterior del binomio Rebella/Stoll (“25 watts”, 2001), la inútil vida de varios jóvenes en una barriada de un no menos lánguido Montevideo, seguidas por el lente inquieto e irreverente de los dos jóvenes cineastas; el laureado “En la puta vida” (2000), donde Beatriz Flores Silva recrea, libre y notablemente, la historia de la "chica de Milán", sonado caso policial que se instaló en los titulares de la prensa de Uruguay y de Italia y que culminó con el enjuiciamiento de integrantes de una red de proxenetas de ambos países; “Una forma de bailar” (1997), de Alvaro Buela, una de las películas uruguayas más taquilleras que sin embargo sigue de forma lineal y casi llana la vida vacía de varios treintañeros; “El viaje hacia el mar” (2003), de Guillermo Casanova, reunión de parroquianos que en un pueblecito emprenden la aventura de descubrir el tesoro acuático por vez primera: modesto, pero muy interesante estudio de caracteres que recupera un Uruguay sencillo y natural; “El dirigible”, que en 1994 realizara un ex-alumno de la Escuela de cine de San Antonio de los Baños, Pablo Dotta, y que constituye una especie de inauguración de ese “nuevo cine uruguayo” de que se habla, por sus juegos experimentales y vanguardistas en la narración, la fotografía y el montaje.
Se incluyen también, entre otros, “La memoria de Blas Quadra”, 2000, de Luis Nieto, sentido homenaje a los novelistas del “boom”, y un reciente título que ha sido muy bien recibido en su andadura por festivales: ”La perrera”, 2006, de Manuel Nieto, minimalismo estilístico en función de raros y bien diseñados personajes y ambientes. También podrán apreciarse varios cortos que han sido muy bien recibidos dentro y fuera del país, reportajes y varios documentales significativos, entre ellos, “Aparte”, del veterano Mario Handler, un nombre imprescindible entre los fundadores del Nuevo cine latinoamericano, “Memorias de mujeres”, de Viriginia Martínez; “Donde había la pureza implacable”, de Ricardo Casas...
Oportunidad casi única de emprender una visita al Uruguay desde las imágenes fílmicas que en la última década, y aún antes, permiten que muchos ojos en el mundo se vuelvan hacia el pequeño pero pujante y hermoso país a orillas del Río de la Plata.
Aunque la muestra que exhibe ahora la sala Chaplin de La Habana, Cuba, abarca aproximadamente los diez últimos años, en especial la producción del nuevo siglo en el cine de Uruguay (la etapa en la que definitivamente el país sureño “suena” a través de su imaginario), la misma conmemora en realidad los más de cincuenta de la Cinemateca en la nación rioplatense.
Junto a México y Sao Paulo, Uruguay exhibe ufana la Cinemateca más antigua de América Latina, como testimonian varios reportajes del archivo fílmico, lamentablemente muy mal editados (son fragmentos de programas televisuales al parecer montados con mucha premura y poco cuidado) pero al menos elocuentes respecto al sistemático y riguroso trabajo de la institución a la que el Estado allí parece al fin haber tomado un poco en serio.
Con este motivo viajó a la Habana el director de Cinemateca Uruguaya y curador de la muestra, Manuel Martínez Carril, quien estuvo presente en la premiére (con la famosa “Whisky”, de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll) y realizó cortas visitas a la homóloga cubana y el Instituto de cine en el que ésta se inserta, el ICAIC.
“Durante diez años -escribe Martínez Carril en el programa de mano de la muestra- el cine uruguayo ha evitado un modelo industrial que en otros países latinoamericanos financia la producción de banalidades porque las pide el mercado. La pobreza es probablemente la mayor riqueza del cine uruguayo. Poco codiciable para inversores extranjeros, el espacio para la creatividad y la independencia todavía se mantiene”.
Hasta el último día del mes podrá verse en la amplia pantalla del Chaplin, y en las tres tandas habituales, un grupo representativo de cortos y largos de ficción, así como algunos documentales de este reciente período.
A “Whisky” siguen: el título anterior del binomio Rebella/Stoll (“25 watts”, 2001), la inútil vida de varios jóvenes en una barriada de un no menos lánguido Montevideo, seguidas por el lente inquieto e irreverente de los dos jóvenes cineastas; el laureado “En la puta vida” (2000), donde Beatriz Flores Silva recrea, libre y notablemente, la historia de la "chica de Milán", sonado caso policial que se instaló en los titulares de la prensa de Uruguay y de Italia y que culminó con el enjuiciamiento de integrantes de una red de proxenetas de ambos países; “Una forma de bailar” (1997), de Alvaro Buela, una de las películas uruguayas más taquilleras que sin embargo sigue de forma lineal y casi llana la vida vacía de varios treintañeros; “El viaje hacia el mar” (2003), de Guillermo Casanova, reunión de parroquianos que en un pueblecito emprenden la aventura de descubrir el tesoro acuático por vez primera: modesto, pero muy interesante estudio de caracteres que recupera un Uruguay sencillo y natural; “El dirigible”, que en 1994 realizara un ex-alumno de la Escuela de cine de San Antonio de los Baños, Pablo Dotta, y que constituye una especie de inauguración de ese “nuevo cine uruguayo” de que se habla, por sus juegos experimentales y vanguardistas en la narración, la fotografía y el montaje.
Se incluyen también, entre otros, “La memoria de Blas Quadra”, 2000, de Luis Nieto, sentido homenaje a los novelistas del “boom”, y un reciente título que ha sido muy bien recibido en su andadura por festivales: ”La perrera”, 2006, de Manuel Nieto, minimalismo estilístico en función de raros y bien diseñados personajes y ambientes. También podrán apreciarse varios cortos que han sido muy bien recibidos dentro y fuera del país, reportajes y varios documentales significativos, entre ellos, “Aparte”, del veterano Mario Handler, un nombre imprescindible entre los fundadores del Nuevo cine latinoamericano, “Memorias de mujeres”, de Viriginia Martínez; “Donde había la pureza implacable”, de Ricardo Casas...
Oportunidad casi única de emprender una visita al Uruguay desde las imágenes fílmicas que en la última década, y aún antes, permiten que muchos ojos en el mundo se vuelvan hacia el pequeño pero pujante y hermoso país a orillas del Río de la Plata.
- © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com

Salma Hayek regresa al cine en español con "La banda"
23-I-07
"El coronel no tiene quien le escriba", de Arturo Ripstein, fue el último largometraje en español rodado por Salma Hayek en su México natal, pero ahora, la actriz regresa a su país para protagonizar y producir "La banda", una cinta que desarrolla junto a buena parte del equipo responsable de la premiada "Ugly Betty", en la cual además la estrella veracruzana se animará a cantar música grupera.
Hayek será protagonista, productora y cantante en "La Banda", una película con guión y dirección de Issa López, en la cual fungen también como productores el socio de la mexicana, Pepe Tamez, y Rick Schwartz ("Infiltrados"). Esta comedia romántica marcará el regreso al cine en español de la actriz, quien interpretará a una mujer adinerada, cuya buena vida se desmorona cuando su marido la abandona; esto le lleva a aceptar la oferta de ser la cantante de una banda que ameniza bodas, pero ocultando su condición ante sus amigas de la alta sociedad, aunque las cosas comenzarán a perder el control cuando la banda crece en popularidad.
De acuerdo a Variety, la banda sonora contará con diversas canciones interpretadas por Hayek, que se enmarcarán dentro del estilo de la popular música grupera. Su rodaje está planeado para el verano boreal en localizaciones de México.
Previo a su paso al cine de Hollywood, Hayek sólo había protagonizado en México "El callejón de los milagros" (1995). Más tarde, ya establecida en Estados Unidos, intervino en la mexicana "El coronel no tiene quien le escriba" (1999) y la española "La gran vida" (2000).
"El coronel no tiene quien le escriba", de Arturo Ripstein, fue el último largometraje en español rodado por Salma Hayek en su México natal, pero ahora, la actriz regresa a su país para protagonizar y producir "La banda", una cinta que desarrolla junto a buena parte del equipo responsable de la premiada "Ugly Betty", en la cual además la estrella veracruzana se animará a cantar música grupera.
Hayek será protagonista, productora y cantante en "La Banda", una película con guión y dirección de Issa López, en la cual fungen también como productores el socio de la mexicana, Pepe Tamez, y Rick Schwartz ("Infiltrados"). Esta comedia romántica marcará el regreso al cine en español de la actriz, quien interpretará a una mujer adinerada, cuya buena vida se desmorona cuando su marido la abandona; esto le lleva a aceptar la oferta de ser la cantante de una banda que ameniza bodas, pero ocultando su condición ante sus amigas de la alta sociedad, aunque las cosas comenzarán a perder el control cuando la banda crece en popularidad.
De acuerdo a Variety, la banda sonora contará con diversas canciones interpretadas por Hayek, que se enmarcarán dentro del estilo de la popular música grupera. Su rodaje está planeado para el verano boreal en localizaciones de México.
Previo a su paso al cine de Hollywood, Hayek sólo había protagonizado en México "El callejón de los milagros" (1995). Más tarde, ya establecida en Estados Unidos, intervino en la mexicana "El coronel no tiene quien le escriba" (1999) y la española "La gran vida" (2000).
- © Redacción-NOTICINE.com

Ciclo Huppert: La reina Isabelle
23-I-07
Acaba de finalizar en la sala Chaplin el ciclo Homenaje a la actriz Isabelle Huppert, que desde el pasado día 12 ocupa las tres tandas de la céntrica sala capitalina, sede principal de la Cinemateca de Cuba, tras un recorrido que llevó tal muestra por plazas internacionales tan importantes como París, Nueva York, Berlín, Tokio, Roma, Madrid, Londres, Río de Janeiro y Beijing.
Tras verla, una vez más o por primera (más de uno de los films de la selección eran estrenos en Cuba o en Cinemateca) en algunos de sus más importantes desempeños a lo largo de una vasta y fructífera carrera, se reafirma lo que desde hace ya tiempo considerábamos: Isabelle Huppert es la mayor de las actrices francesas, en un reino donde, por cierto, no escasean para nada las grandes damas del arte histriónico.
Huppert une técnica y pasión, virtuosismo y espontaneidad, elegancia y precisión, a roles que exigen de esa entrega y ese estudio para ser compuestos en toda su dimensión para la pantalla grande; así, pudimos admirarla en la joven y cínica prostituta joven de “Salve quien pueda, la vida / Sálvese quien pueda” (Godard, 1979) o amando incondicionalmente a Gerard Depardieu, vago y libertino “Loulou” (Pialat, 1980); la reservada y tímida aprendiz de peluquera en “La encajera / El destino de un amor” (Goretta, 77), que le confiriera sus primeros reconocimientos como actriz, o la esposa insatisfecha que se enreda en una relación lésbica cuando recibe “Entre nosotras / El flechazo” (Kurys, 83).
La disfrutamos de nuevo en su personal y contundente “Madame Bovary” (Chabrol, 91), en otra de casadas que rompen (“La separación”, Vincent, 94) o en uno de sus más elogiados y laureados desempeños (junto a Sandrinne Bonnaire en “La ceremonia”, de Chabrol, 95) para seguirla en la educadora intolerante y dogmática de un colegio para señoritas nobles venidas a menos en “Saint Cyr” (Mazui, 99) y, finalmente, en “La pianista”(2000), uno de sus personajes más complejos y contradictorios, esa solterona y brillante profesora del Conservatorio de Viena que da rienda suelta a sus apetitos como vouyerista hasta que un alumno mucho más joven se enamora de ella. Con esta cinta dirigida por Michael Haneke (“Caché”), Huppert no sólo obtuvo el premio a su labor en Cannes sino que recibió el de Mejor actriz europea del año 2000, y se piensa que, en realidad, pocas de sus colegas podían habérselo arrebatado.
Este viaje intenso y representativo por tan brillante carrera encontró su colofón en el documental “Isabelle Huppert, una vida para actuar”, de Serge Toubiana, que no sólo resultó un broche de oro al ciclo, sino un hermoso film per se. Eludiendo los abordajes al uso, el cineasta se acerca a la figura tal si colocara un micrófono en su mente: la actriz reflexiona durante 56 minutos en torno al arte de la actuación y lo que significa en su vida: filosófica, madura, poética, Huppert se nos revela como esa mujer inteligente, sensible y creadora que delatan sus interpretaciones: no hay lugar a la intuición en sus trabajos, calculados y estudiados hasta el detalle, aunque ella, hábilmente lo oculte. Pocas veces confesándose directamente ante la cámara del director, vemos sobre todo a la actriz en plena faena (comienza y finaliza el documental con las últimas actuaciones en la temporada teatral de “Medea”, en Avignon en 2001) lo cual incluye los minutos precedentes en su camerino donde culminan los ensayos. Imágenes de la niñez alternan con las de sus cintas o las que Toubiana logró durante ciertas filmaciones (“La pianista” o “Gracias por el chocolate”, de Chabrol) para, auxiliado por un inteligente y exquisito montaje, armar este retrato de la inmensa actriz.
Una vida para actuar, ciertamente, para vivir entregada al cine, al teatro, al arte de comunicarse con los otros y de este modo permitir el conocernos mejor. Isabelle Huppert tiene ese don, y este ciclo (complementado por varias de las muchas fotos que grandes artistas del lente le han realizado, y que se exhibieron en el lobby del cine) nos la ha hecho más cercana, más nuestra, más grande.
Acaba de finalizar en la sala Chaplin el ciclo Homenaje a la actriz Isabelle Huppert, que desde el pasado día 12 ocupa las tres tandas de la céntrica sala capitalina, sede principal de la Cinemateca de Cuba, tras un recorrido que llevó tal muestra por plazas internacionales tan importantes como París, Nueva York, Berlín, Tokio, Roma, Madrid, Londres, Río de Janeiro y Beijing.
Tras verla, una vez más o por primera (más de uno de los films de la selección eran estrenos en Cuba o en Cinemateca) en algunos de sus más importantes desempeños a lo largo de una vasta y fructífera carrera, se reafirma lo que desde hace ya tiempo considerábamos: Isabelle Huppert es la mayor de las actrices francesas, en un reino donde, por cierto, no escasean para nada las grandes damas del arte histriónico.
Huppert une técnica y pasión, virtuosismo y espontaneidad, elegancia y precisión, a roles que exigen de esa entrega y ese estudio para ser compuestos en toda su dimensión para la pantalla grande; así, pudimos admirarla en la joven y cínica prostituta joven de “Salve quien pueda, la vida / Sálvese quien pueda” (Godard, 1979) o amando incondicionalmente a Gerard Depardieu, vago y libertino “Loulou” (Pialat, 1980); la reservada y tímida aprendiz de peluquera en “La encajera / El destino de un amor” (Goretta, 77), que le confiriera sus primeros reconocimientos como actriz, o la esposa insatisfecha que se enreda en una relación lésbica cuando recibe “Entre nosotras / El flechazo” (Kurys, 83).
La disfrutamos de nuevo en su personal y contundente “Madame Bovary” (Chabrol, 91), en otra de casadas que rompen (“La separación”, Vincent, 94) o en uno de sus más elogiados y laureados desempeños (junto a Sandrinne Bonnaire en “La ceremonia”, de Chabrol, 95) para seguirla en la educadora intolerante y dogmática de un colegio para señoritas nobles venidas a menos en “Saint Cyr” (Mazui, 99) y, finalmente, en “La pianista”(2000), uno de sus personajes más complejos y contradictorios, esa solterona y brillante profesora del Conservatorio de Viena que da rienda suelta a sus apetitos como vouyerista hasta que un alumno mucho más joven se enamora de ella. Con esta cinta dirigida por Michael Haneke (“Caché”), Huppert no sólo obtuvo el premio a su labor en Cannes sino que recibió el de Mejor actriz europea del año 2000, y se piensa que, en realidad, pocas de sus colegas podían habérselo arrebatado.
Este viaje intenso y representativo por tan brillante carrera encontró su colofón en el documental “Isabelle Huppert, una vida para actuar”, de Serge Toubiana, que no sólo resultó un broche de oro al ciclo, sino un hermoso film per se. Eludiendo los abordajes al uso, el cineasta se acerca a la figura tal si colocara un micrófono en su mente: la actriz reflexiona durante 56 minutos en torno al arte de la actuación y lo que significa en su vida: filosófica, madura, poética, Huppert se nos revela como esa mujer inteligente, sensible y creadora que delatan sus interpretaciones: no hay lugar a la intuición en sus trabajos, calculados y estudiados hasta el detalle, aunque ella, hábilmente lo oculte. Pocas veces confesándose directamente ante la cámara del director, vemos sobre todo a la actriz en plena faena (comienza y finaliza el documental con las últimas actuaciones en la temporada teatral de “Medea”, en Avignon en 2001) lo cual incluye los minutos precedentes en su camerino donde culminan los ensayos. Imágenes de la niñez alternan con las de sus cintas o las que Toubiana logró durante ciertas filmaciones (“La pianista” o “Gracias por el chocolate”, de Chabrol) para, auxiliado por un inteligente y exquisito montaje, armar este retrato de la inmensa actriz.
Una vida para actuar, ciertamente, para vivir entregada al cine, al teatro, al arte de comunicarse con los otros y de este modo permitir el conocernos mejor. Isabelle Huppert tiene ese don, y este ciclo (complementado por varias de las muchas fotos que grandes artistas del lente le han realizado, y que se exhibieron en el lobby del cine) nos la ha hecho más cercana, más nuestra, más grande.
- © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com