Malkovich dirige a Diego Luna e Irene Azuela en la obra "El buen canario"
- por © Redacción (México)-NOTICINE.com
Este martes John Malkovich presenta en Ciudad de México la obra de teatro "El buen canario", escrita por Zach Helm, que se estrenará dirigida por el astro norteamericano el mes próximo en el Teatro de los Insurgentes, coproducida por quien será su protagonista, Diego Luna. El elenco lo completarán la reciente ganadora del Ariel a mejor actriz Irene Azuela ("Quemar las naves"), Daniel Giménez Cacho ("Arráncame la vida") y Bruno Bichir ("Ciudades oscuras").
Malkovich, quien ya dirigió esta obra el año pasado en París con la brasileira Cristiana Reali como principal protagonista, la definió en una entrevista con Fernando Eichenberg como una obra "que muestra que el amor no es todo en la vida, que no todas las relaciones humanas son regidas por el amor. El amor puede hacer sufrir y puede ser transformador, ambos aspectos son fuertes, pero son sentimientos diferentes. El amor puede realmente ser algo muy bueno, pero no es todo".
Su interés por la pieza de Helm fue provocado por la actriz Lucy Liu ("Los ángeles de Charlie"), quien cuando era novia de Zach Helm, le pasó el texto. "Lo leí y me gustó bastante. Había un proyecto para montar la obra con Lucy, pero no se concretó y entonces surgió la oportunidad de hacerla aquí en Francia", comentaba el actor, productor y director.
"El buen canario" tiene como principales personajes a un escritor y a su novia, con problemas psicológicos relacionados con su adicción a las anfetaminas. Azuela y Luna ya fueron pareja en la cinta "El búfalo de la noche", escrita y producida por Guillermo Arriaga.
A los 28 años, la ganadora del Ariel contaba así a Excelsior como llegó a la obra: "Mi representante recibió una llamada y le dijeron que me iban a mandar el guión de una obra. Fui a hacer la audición hace como tres meses y llegué con los nervios con los que cualquier actor puede llegar a una audición. Sin embargo, desde que terminé de leer la obra sentí que era un personaje que podía ser para mí. Iba bastante nerviosa, pero, a la vez, muy segura. Recuerdo que John Malkovich se acercó a mí, me saludó, me preguntó si tenía preparada mi escena, le dije que sí y subí al escenario a hacer una pequeña escena. Cuando terminé me pidió que me aprendiera otra para hacerla con Diego Luna. La hicimos, se acercó a mí y me dijo ‘¡bienvenida a la obra!’ Malkovich, quien es un hombre bastante sensible y muy silencioso, fue muy amable conmigo y me di cuenta de que es un hombre bastante amoroso".
John Malkovich, quien empezó su carrera interpretativa en los escenarios teatrales, considera que existen notables diferencias entre el cine, medio que le ha dado fama internacional, y el teatro: "Para mí no es el mismo trabajo, porque el teatro es algo vivo y el cine es una cosa muerta. En el cine, basta con que el actor parezca que es bueno. En el cine es el "parecer" lo que cuenta. En teatro, "parecer" ser algo no provoca nada, es preciso hacer, ser. Pero por otro lado imagino que mi trabajo en cine influyó en cierta forma sobre el trabajo en el teatro. Es difícil explicar cómo, porque es algo inconsciente. Sabemos que somos la suma de nuestras experiencias".
Feliz de trabajar con colegas de cualquier nacionalidad, el artista -ahora en las salas del mundo con la cinta de los Coen "Quemar después de leer"- considera que los directores de cine en general desconocen la psicología de los actores: "Tal vez algunos tengan un camino propio, pero ellos no saben nada. Hasta existen actores que hacen cine que no saben nada de cine, nada de las cuestiones técnicas, sobre montaje, sobre cómo se escribe un guión. Pero se podría decir también que ese no es su trabajo. Un director de teatro está obligado a educar a los actores sobre cómo hacer una obra viva noche tras noche. Es un trabajo totalmente diferente del que se realiza en el cine. Trabajé con muy pocas personas del cine que conocen la profesión de actor".
Malkovich, quien ya dirigió esta obra el año pasado en París con la brasileira Cristiana Reali como principal protagonista, la definió en una entrevista con Fernando Eichenberg como una obra "que muestra que el amor no es todo en la vida, que no todas las relaciones humanas son regidas por el amor. El amor puede hacer sufrir y puede ser transformador, ambos aspectos son fuertes, pero son sentimientos diferentes. El amor puede realmente ser algo muy bueno, pero no es todo".
Su interés por la pieza de Helm fue provocado por la actriz Lucy Liu ("Los ángeles de Charlie"), quien cuando era novia de Zach Helm, le pasó el texto. "Lo leí y me gustó bastante. Había un proyecto para montar la obra con Lucy, pero no se concretó y entonces surgió la oportunidad de hacerla aquí en Francia", comentaba el actor, productor y director.
"El buen canario" tiene como principales personajes a un escritor y a su novia, con problemas psicológicos relacionados con su adicción a las anfetaminas. Azuela y Luna ya fueron pareja en la cinta "El búfalo de la noche", escrita y producida por Guillermo Arriaga.
A los 28 años, la ganadora del Ariel contaba así a Excelsior como llegó a la obra: "Mi representante recibió una llamada y le dijeron que me iban a mandar el guión de una obra. Fui a hacer la audición hace como tres meses y llegué con los nervios con los que cualquier actor puede llegar a una audición. Sin embargo, desde que terminé de leer la obra sentí que era un personaje que podía ser para mí. Iba bastante nerviosa, pero, a la vez, muy segura. Recuerdo que John Malkovich se acercó a mí, me saludó, me preguntó si tenía preparada mi escena, le dije que sí y subí al escenario a hacer una pequeña escena. Cuando terminé me pidió que me aprendiera otra para hacerla con Diego Luna. La hicimos, se acercó a mí y me dijo ‘¡bienvenida a la obra!’ Malkovich, quien es un hombre bastante sensible y muy silencioso, fue muy amable conmigo y me di cuenta de que es un hombre bastante amoroso".
John Malkovich, quien empezó su carrera interpretativa en los escenarios teatrales, considera que existen notables diferencias entre el cine, medio que le ha dado fama internacional, y el teatro: "Para mí no es el mismo trabajo, porque el teatro es algo vivo y el cine es una cosa muerta. En el cine, basta con que el actor parezca que es bueno. En el cine es el "parecer" lo que cuenta. En teatro, "parecer" ser algo no provoca nada, es preciso hacer, ser. Pero por otro lado imagino que mi trabajo en cine influyó en cierta forma sobre el trabajo en el teatro. Es difícil explicar cómo, porque es algo inconsciente. Sabemos que somos la suma de nuestras experiencias".
Feliz de trabajar con colegas de cualquier nacionalidad, el artista -ahora en las salas del mundo con la cinta de los Coen "Quemar después de leer"- considera que los directores de cine en general desconocen la psicología de los actores: "Tal vez algunos tengan un camino propio, pero ellos no saben nada. Hasta existen actores que hacen cine que no saben nada de cine, nada de las cuestiones técnicas, sobre montaje, sobre cómo se escribe un guión. Pero se podría decir también que ese no es su trabajo. Un director de teatro está obligado a educar a los actores sobre cómo hacer una obra viva noche tras noche. Es un trabajo totalmente diferente del que se realiza en el cine. Trabajé con muy pocas personas del cine que conocen la profesión de actor".