Juan Carlos Tabío escribe sobre "El cuerno de la abundancia"
- por © Golem-NOTICINE.com
Por Juan Carlos Tabío *
"¡Ay, Papi,…la necesidad hace milagros!"... Así dice Nadia Castiñeiras, la hermana de Bernardito, en la Sec 31 cuando ellos dos, ante la reticencia de Bernardo (padre de ambos), tratan de convencerlo para que participe en los trámites conducentes a recabar la millonaria herencia de la familia Castiñeiras.
Personalmente no estoy de acuerdo con Nadia. Por desgracia, la necesidad por sí misma no engendra nada.
Pero yo comprendo a Nadia, y a todos los personajes de "El cuerno de la abundancia", que sueñan agónicamente con una herencia, porque cuando no se tiene a mano (ni se vislumbra) la solución a los problemas de la vida diaria, miramos al cielo en busca de un milagro. Y una herencia imprevista se parece mucho a un milagro.
Cuando Arturo Arango me dio a leer la sinopsis de esta historia (todavía sin título), escrita en forma de cuento y narrado en primera persona (por eso la película está narrada por Bernardito), se me iluminó una sonrisa e inmediatamente pensé: "El Cuerno de la Abundancia".
"¿Tú crees que esta historia sí nos la aprueben los productores?"-me pregunta Arturo.
"¡Ay, Arturo, la necesidad hace milagros!"-creo haberle respondido.
El cuento de Arturo (espero que algún día se publique) está basado en varias herencias millonarias que andan rondando por ahí, como las epidemias de gripe o los ciclones (ojalá fueran tan ciertas). Son muchas, incluso fuera de Cuba.
Estando yo en Madrid, me dice un amigo madrileño, ingeniero él: "Pues aquí en España también se habla de una herencia, en la que mi familia está implicada,... y el dinero se dice que está en un banco de Inglaterra".
"¡Coño, igual que la herencia de la película!" -dígole yo.
Por supuesto que para cualquiera, una herencia siempre será bienvenida, pero para un ingeniero español (a quien, en el peor de los casos, el salario más o menos le alcanza para vivir), no será asunto tan acuciante como para un ingeniero cubano. Por cierto, Bernardito es ingeniero.
Como ya dije, fuera de esta película, levantan su vuelo de paloma el sueño de varias herencias. Ojalá que, de ser cierta alguna de ellas, "El cuerno de la abundancia" resuelva su epifanía. Porque como sentenciara Bernardito mientras desmayaba de fatiga en su bicicleta: "Si no se da la herencia,... a seguir dándole a los pedales".
(*) Aunque en el extranjero se empezó a conocer a Juan Carlos Tabío por su colaboración con "Titon" en "Fresa y chocolate" y "Guantanamera", la carrera de este especialista cubano en comedias costumbristas es previa y prosiguió tras la desaparición de su llorado colega, con títulos como "Se permuta", "¡Plaff!" o "Lista de espera". Este viernes se estrena en España su último trabajo, coescrito con Arturo Arango y protagonizada por excelentes actores cubanos muy queridos por el público. Sin duda una de las ofertas más divertidas de este otoño...
"¡Ay, Papi,…la necesidad hace milagros!"... Así dice Nadia Castiñeiras, la hermana de Bernardito, en la Sec 31 cuando ellos dos, ante la reticencia de Bernardo (padre de ambos), tratan de convencerlo para que participe en los trámites conducentes a recabar la millonaria herencia de la familia Castiñeiras.
Personalmente no estoy de acuerdo con Nadia. Por desgracia, la necesidad por sí misma no engendra nada.
Pero yo comprendo a Nadia, y a todos los personajes de "El cuerno de la abundancia", que sueñan agónicamente con una herencia, porque cuando no se tiene a mano (ni se vislumbra) la solución a los problemas de la vida diaria, miramos al cielo en busca de un milagro. Y una herencia imprevista se parece mucho a un milagro.
Cuando Arturo Arango me dio a leer la sinopsis de esta historia (todavía sin título), escrita en forma de cuento y narrado en primera persona (por eso la película está narrada por Bernardito), se me iluminó una sonrisa e inmediatamente pensé: "El Cuerno de la Abundancia".
"¿Tú crees que esta historia sí nos la aprueben los productores?"-me pregunta Arturo.
"¡Ay, Arturo, la necesidad hace milagros!"-creo haberle respondido.
El cuento de Arturo (espero que algún día se publique) está basado en varias herencias millonarias que andan rondando por ahí, como las epidemias de gripe o los ciclones (ojalá fueran tan ciertas). Son muchas, incluso fuera de Cuba.
Estando yo en Madrid, me dice un amigo madrileño, ingeniero él: "Pues aquí en España también se habla de una herencia, en la que mi familia está implicada,... y el dinero se dice que está en un banco de Inglaterra".
"¡Coño, igual que la herencia de la película!" -dígole yo.
Por supuesto que para cualquiera, una herencia siempre será bienvenida, pero para un ingeniero español (a quien, en el peor de los casos, el salario más o menos le alcanza para vivir), no será asunto tan acuciante como para un ingeniero cubano. Por cierto, Bernardito es ingeniero.
Como ya dije, fuera de esta película, levantan su vuelo de paloma el sueño de varias herencias. Ojalá que, de ser cierta alguna de ellas, "El cuerno de la abundancia" resuelva su epifanía. Porque como sentenciara Bernardito mientras desmayaba de fatiga en su bicicleta: "Si no se da la herencia,... a seguir dándole a los pedales".
(*) Aunque en el extranjero se empezó a conocer a Juan Carlos Tabío por su colaboración con "Titon" en "Fresa y chocolate" y "Guantanamera", la carrera de este especialista cubano en comedias costumbristas es previa y prosiguió tras la desaparición de su llorado colega, con títulos como "Se permuta", "¡Plaff!" o "Lista de espera". Este viernes se estrena en España su último trabajo, coescrito con Arturo Arango y protagonizada por excelentes actores cubanos muy queridos por el público. Sin duda una de las ofertas más divertidas de este otoño...