2008: un año excelente para el cine en Cuba
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Por Frank Padrón
El año que finaliza ha sido pródigo para el séptimo arte en Cuba, tanto el que recibimos como el que hacemos. En cuanto al primero, creo, con orgullo, que somos el país que con más frecuencia y sistematicidad recibe muestras de las más variadas producciones fílmicas de todo el mundo, gracias a los esfuerzos de la Cinemateca de Cuba y de las embajadas respectivas.
2008 nos trajo, por ejemplo, semanas de cine uruguayo, guatemalteco, colombiano (en dos ocasiones), mexicano (una de ficción, otra de documentales llamado “Ambulante” y una retrospectiva de los Bracho) en cuanto a Latinoamérica.
De Europa recibimos segmentos de las producciones francesa, italiana (dedicada al realizador contemporáneo Paolo Virzí y a los nuevos documentalistas), belga, holandesa, húngara y española muy reciente (el llamado “novísimo cine”). Del exótico Oriente apreciamos otro puñado de films de la India y un grupo de los realizados en Irán.
No pocos grandes del séptimo arte, que han contribuido (aún algunos lo hacen)a su desarrollo y su prestigio, recibieron durante 2008 merecido homenaje mediante retrospectivas de sus obras: el brasileño Joaquín Pedro de Andrade, el alemán Alexander Kluge, el polaco Andrjez Wajda y el chino Zhang Yimou, han sido algunos de ellos, mientras que varios actores cuyos aniversarios redondos celebramos (la italiana Ana Magnani, los norteamericanos Richard Widmark, Cyd Charisse, ,el español Manolo Escobar...) estuvieron presentes en la sala Charlot con sus más representativos films.
Y hablando de conmemoraciones, los 40 años de dos clásicos indiscutidos del cine cubano (Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutérrez Alea y Lucía, de Humbero Solás) fueron ampliamente recordados mediante conversatorios, exposiciones y, por supuesto, la exhibición de ambos films, en el segundo caso coincidiendo prácticamente con la irreparable pérdida de su realizador, por esos días.
En tanto recientes estrenos, la producción nacional puso en las pantallas locales varios títulos que, al margen de su alcance individual, ofrecieron nuevas y enriquecedores visiones sobre la contemporaneidad o la historia: "Kangamba" (Rogelio París), "El cuerno de la abundancia" (Juan Carlos Tabío), "Omertá" (Pavel Giroud), "Los dioses rotos" (Ernesto Darana) y varios documentales, entre los que sobresalen "Desafíos" (Guillermo Centeno), "Bretón es un bebé" (Arturo Sotto), "Volveré y seré millones" (Jorge Fuentes) y "Fuera de liga" (Ian Padrón), algunos dentro del marco de la 30 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine latinoamericano, el cual dicho sea de paso, y celebrando la ya tan respetable fecha, desplegó una intensa edición donde se lanzaron proyectos y talleres que incentivarán a mediado plazo la industria y la distribución del cine del/en el área.
La máxima fiesta del audiovisual en Cuba y el resto del subcontinente demostró una vez más el poder de convocatoria de nuestro cine y nuestro pueblo para acoger con beneplácito lo mejor del cine internacional, y propiciar el intercambio y la confrontación con hermanos de todas partes, lo cual viene haciendo a través de tres ininterrumpidas y provechosas décadas.
El año que finaliza ha sido pródigo para el séptimo arte en Cuba, tanto el que recibimos como el que hacemos. En cuanto al primero, creo, con orgullo, que somos el país que con más frecuencia y sistematicidad recibe muestras de las más variadas producciones fílmicas de todo el mundo, gracias a los esfuerzos de la Cinemateca de Cuba y de las embajadas respectivas.
2008 nos trajo, por ejemplo, semanas de cine uruguayo, guatemalteco, colombiano (en dos ocasiones), mexicano (una de ficción, otra de documentales llamado “Ambulante” y una retrospectiva de los Bracho) en cuanto a Latinoamérica.
De Europa recibimos segmentos de las producciones francesa, italiana (dedicada al realizador contemporáneo Paolo Virzí y a los nuevos documentalistas), belga, holandesa, húngara y española muy reciente (el llamado “novísimo cine”). Del exótico Oriente apreciamos otro puñado de films de la India y un grupo de los realizados en Irán.
No pocos grandes del séptimo arte, que han contribuido (aún algunos lo hacen)a su desarrollo y su prestigio, recibieron durante 2008 merecido homenaje mediante retrospectivas de sus obras: el brasileño Joaquín Pedro de Andrade, el alemán Alexander Kluge, el polaco Andrjez Wajda y el chino Zhang Yimou, han sido algunos de ellos, mientras que varios actores cuyos aniversarios redondos celebramos (la italiana Ana Magnani, los norteamericanos Richard Widmark, Cyd Charisse, ,el español Manolo Escobar...) estuvieron presentes en la sala Charlot con sus más representativos films.
Y hablando de conmemoraciones, los 40 años de dos clásicos indiscutidos del cine cubano (Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutérrez Alea y Lucía, de Humbero Solás) fueron ampliamente recordados mediante conversatorios, exposiciones y, por supuesto, la exhibición de ambos films, en el segundo caso coincidiendo prácticamente con la irreparable pérdida de su realizador, por esos días.
En tanto recientes estrenos, la producción nacional puso en las pantallas locales varios títulos que, al margen de su alcance individual, ofrecieron nuevas y enriquecedores visiones sobre la contemporaneidad o la historia: "Kangamba" (Rogelio París), "El cuerno de la abundancia" (Juan Carlos Tabío), "Omertá" (Pavel Giroud), "Los dioses rotos" (Ernesto Darana) y varios documentales, entre los que sobresalen "Desafíos" (Guillermo Centeno), "Bretón es un bebé" (Arturo Sotto), "Volveré y seré millones" (Jorge Fuentes) y "Fuera de liga" (Ian Padrón), algunos dentro del marco de la 30 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine latinoamericano, el cual dicho sea de paso, y celebrando la ya tan respetable fecha, desplegó una intensa edición donde se lanzaron proyectos y talleres que incentivarán a mediado plazo la industria y la distribución del cine del/en el área.
La máxima fiesta del audiovisual en Cuba y el resto del subcontinente demostró una vez más el poder de convocatoria de nuestro cine y nuestro pueblo para acoger con beneplácito lo mejor del cine internacional, y propiciar el intercambio y la confrontación con hermanos de todas partes, lo cual viene haciendo a través de tres ininterrumpidas y provechosas décadas.