"XXY", en el cubano Cineclub Diferente: El mundo de los placeres infinitos

por © Antón Vélez Bichkov (Cuba)-NOTICINE.com
'XXY'
'XXY'
"El mundo de los placeres infinitos", así llamó Mariela Castro Espín, directora del Cenesex de Cuba, la gama de sensaciones que despierta la sexualidad en su sinfín de manifestaciones, al comentar la singular "XXY", película que ocupó este jueves 15 de enero el espacio del Cineclub Diferente. Los habituales de este espacio saben que Frank Padrón, promotor y conductor del mismo, ha acostumbrado a su público a obras que se salen de todos los estándares, tanto por el tema, como por la realización.

Esta, no fue la excepción. XXY, ópera prima de la argentina Lucía Puenzo, a cargo del guión y la dirección, nos cuenta la historia de Alex, una adolescente, aislada por sus padres en una campestre región rioplatense, debido a un hecho inusitado: la misma es hermafrodita. El relato se va tejiendo de forma inteligente y sutil, dando pistas de a poco y con las mejores artes del suspense más refinado, que no necesaria y obligatoriamente ha de estar al servicio de policíacos o películas de serie B.

Apoyada en un sólido equipo en que destacan el maduro Ricardo Darín (Kraken) y los debutantes Inés Efron (Alex) y Martín Piroyanski (Álvaro), la realizadora construye un drama redondo que, aunque algunos puedan acusar de ambiguo por la falta de respuestas e incluso de preguntas - ¿para qué cuestionarse tanto?, se dirá tal vez... – se regodea en la complejidad de sus criaturas, todos seres de carne y hueso, insertados en un mundo, que como mismo no tiene nada sagrado e inamovible ya, tampoco está listo del todo para asumir esta realidad.

El pene de Alex, no sólo la hace un ser intermedio entre lo biológicamente femenino y masculino, sino que también le da un matiz a su psicología que logra sorprender a la audiencia. ¿Para qué lado de la sexualidad y desde qué lado mira la muchacha? ¿Qué la impulsa, con qué emoción vibra? Pues parece que con todas las plausibles...

Sorprendente, sin dudas, es el desenlace del sexo entre Álvaro y Alex. Como la mayoría de los espectadores ya está empapada de la situación, se preocupa con la reacción del joven cuando descubra que la mujer con quien comparte el lecho tiene un poco usual ‘apéndice’. La regla número uno del suspense no es lo que va a suceder, sino ¿cuándo? Pero aquí hasta eso se subvierte, pues contrario a una escenita de pavor o escándalo, Álvaro es sodomizado por su compañera de forma flagrante y casi sin resistencia.

Tan anonadado como el muchacho queda el auditorio que sigue de cerca las reacciones posteriores de todos. Tal pareciera que la directora hace de Alex un eslabón – no necesariamente perdido – entre las polaridades, entre las múltiples posibilidades de expresión sexual. Así, tampoco desdeña insinuar una implicación lésbica de su protagonista con una amiguita, también adolescente e inocentemente espontánea.

Tabúes, miedos, dudas... todo tiene cabida en este largo, que gracias a sus calidades ha sabido recomendarse bien en festivales y muestras del mundo. Prueba de ello es el premio que como debutante recibió Efron en Berlín, por su depurada actuación.

Igual de variada fue la reacción del público, que como siempre comenzó tímido, pero terminó en gran escala, con opiniones que oscilaron entre la mera percepción del material, hasta profundos análisis de las estéticas postmodernas y todo el bagaje semiótico de la cinta.    

La noche terminó con una promesa: la presencia de la heterosexualidad en próximas emociones, pues ésta, por derecho natural, es parte también de la diversidad sexual, a que se dedica este espacio, que todos los terceros jueves de cada mes presenta films de esta temática en el cine 23 y 12 de La Habana.