Entrevista exclusiva con Marcelo Piñeyro: "Las ideologías no han muerto"
- por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
Por Cynthia García Calvo
Marcelo Piñeyro, ahora en cartel con "Las viudas de los jueves", es uno de los pocos directores argentinos que consigue repercusión con cada película que estrena. Desde aquella "Tango feroz" que dio popularidad al mito de Tanguito y convenció a un país de que "El amor es más fuerte", el director ha encadenado un éxito tras otro: "Caballos salvajes", "Cenizas del Paraíso", "Plata quemada", "Kamchatka". Precisamente su cinta más reciente, "El método", fue la que menos caló en el público local, tal vez –forzando al director a esbozar una hipótesis- "porque se la vio como una película española y eso provoca distancia".
Desde este jueves 10 de septiembre, Piñeyro busca reanudar su romance con el público argentino con "Las viudas de los jueves", prolija producción que ensaya una crítica a la clase burguesa, que es el segundo tanque nacional del año tras "El secreto de sus ojos", de Juan José Campanella. Coincidentemente -o no- ambas películas son una coproducción entre la argentina Haddock Films y la española Tornasol Films, que se inscriben dentro del cine argentino industrial de calidad.
"Las viudas de los jueves" es la adaptación del libro homónimo de Claudia Piñeiro, cuyo guión escribió el director junto a Marcelo Figueras. La película se inicia con el descubrimiento de tres cadáveres en la piscina de una urbanización burguesa, a partir de lo cual comienza a revisarse la vida de los protagonistas y su entorno, intentando desnudar a un sector social argentino en un momento bisagra para el país como fue la crisis de 2001. La historia está centrada en cuatro parejas que viven en un country o barrio privado, que en apariencia llevan una vida idílica. Pero la intimidad de cada uno de ellos es bien diferente a ese exterior que denota seguridad, poder y satisfacción.
Película de personajes, cuenta con un elenco amplio y ecléctico integrado por Pablo Echarri, Ana Celentano, Juan Diego Botto, Leonardo Sbaraglia, Ernesto Alterio, Gabriela Toscano, Gloria Carrá, Juana Viale, Vera Spinetta (de promisorio debut), Camilo Cuello Vitale y Juan Navarro.
Rodada en Argentina y España con un presupuesto de 2 millones de euros, "Las viudas de los jueves" ya fue vendida a España, Inglaterra, Francia e Italia, donde comenzaría a lanzarse a partir de febrero.
- De alguna manera, ¿"Las viudas de los jueves" y "El método" conforman un díptico sobre la voracidad del mundo actual?
Yo siento que sí. Las siento muy relacionadas. No es que hice "Las viudas…" pensando en un díptico. Te mentiría si te dijera que es como un plan. Pero ya haciéndola, rodándola, me di cuenta de que estaba muy conectada con "El método", y en la edición sentía que ya era parte de un plan. Son personajes muy parecidos. Digamos que en "El método" se indaga en su mundo público, laboral, y en esta en su mundo íntimo.
- ¿Y cómo fue meterse en este mundo íntimo que para nosotros puede ser una suerte de mundo paralelo?
Justamente no pensando que iba al zoológico a tirar maníes a los monos, sino pensando en que nada de lo humano me es ajeno, que es lo que pensé para hacer "El método", y que en realidad esos tipos tan divorciados de mí tienen tanto que ver conmigo. La ropa es distinta, la terminología es distinta, pero en definitiva vivimos en el mismo mundo. Y es mucho más lo que tenemos en común que lo que nos separa. La ideología es distinta también, y eso es importante. Existen otras ideologías, y aunque habla del fin de las ideologías, estas no han muerto.
- Si bien esta es una película que los argentinos pueden sentir más cercana por el contexto socio-económico de la historia, la película se estrena en un momento donde el mundo está viviendo una gran crisis con un modelo que se está cayendo, ¿había una intención de hacer una crítica a un modelo?
Uno no es el mejor espectador de las películas que hace. Hay cosas que descubro en mis películas dos años después o que descubro a través de la mirada de los otros. Pero mi sensación hoy es que la película no es una crítica a un modelo económico, en todo caso lo que la película sí muestra es el fin de un mundo. Habla del fin de una era. Yo creo que en Argentina fue el fin de una era que se vivió con ese final, si bien ahora, diez años después, la ves reverdecer por todos lados y ya nadie se acuerda de lo mal que la pasamos. Pero sí creo que habla del fin de una era, que es una era que se termina. Lo ves hoy en el mundo aunque yo no creo que esta crisis que está viviendo el mundo sea terminal para el neoliberalismo, creo que va a seguir unos cuantos años más. Pero sí está llegando a su fin. Y la película habla del fin de un modo de entender la vida y los vínculos sociales. Estos personajes construyen su vida en base a la negación, con la estúpida fantasía de que si construís un vallado y no ves la villa, la villa desaparece; pero la villa sigue estando, lo que pasa que en el momento en que le ponés el vallado te empieza a dar miedo. Dejan de ser tipos que la están pasando mal a ser el enemigo al acecho. Y necesitan la división visible para la negación. Esta es una metáfora muy neta en un country, pero acá afuera no está la valla pero igual está el villero pidiéndote una moneda y la gente no lo ve. Por eso digo, el country es la metáfora pero estamos hablando de los argentinos. Y no estamos hablando de los dueños del poder en Argentina, estamos hablando de los sectores medios-altos, los que se sienten que son el poder pero son empleados. Ganan más plata, mientras ganan. Eso es todo. Igualmente creo que ese es un tema lateral. Esta película se centra en la intimidad de estos personajes. Y la intimidad de estos personajes no es diferente a la mía en esencia. Parejas en la que el secreto manda, en la que los dos han desarrollado con los años una vida oculta al otro, no es exclusivo de los countries ni de los ricos. Es del ser humano, lamentablemente. No es el modelo deseable de pareja. Familias donde la vida es una guerra existen en todos lados. Y familias que parecen más disfuncionales pero de pronto hay un marco y un continente afectivo, también existen. En definitiva, creo que la película sobre lo que reflexiona es sobre qué apuesta de vida hacemos; dónde ponemos el centro: ¿Qué es que me vaya bien? Que me vaya bien quiere decir que gane mucha plata. Quiere decir que estoy enamorado de la mujer que está enamorada de mí. ¿Si tuvieses qué elegir una? ¿Cuál elegís? ¿Cuál te parece más importante? Creo que sus temas de reflexión pasan por allí. Obviamente es una película, no da respuestas. Formula preguntas. Y si puede generar preguntas en el espectadores, buenísimo.
- ¿Cuáles son las principales diferencias con respecto al libro?
El libro tiene una estructura muy diferente a la película. Los personajes están más desarrollados en la película. En el libro se cuenta más la vida en el country pero para la película eso no era importante. Son simplemente burgueses. Cuenta la vida de los burgueses que viven en un country pero podrían vivir en otro lugar, y no sería muy distinto.
- La película se estrena mientras está en cartelera con gran éxito "El secreto de sus ojos", de Juan José Campanella, con quien comparte el rótulo de director de cine industrial, ¿se ve así?
Si alguien me explica qué es el cine industrial argentino, le doy un premio (risas). A mí me gusta mucho el cine y poco los rótulos. Me gustan las buenas películas. Como espectador lo que quiero es ver una buena película. Me encanta el cine de género también, pero que disfrute como un chico ese cine de estudio de los 50, bien género cuadrado, no quiere decir que no pueda disfrutar como un chico a Cassavetes. Soy muy ecléctico como espectador. Y por otro lado, como tengo la suerte o desgracia de que el cine me gustó desde chico, mi primera vinculación con el cine era el entretenimiento. Era ir a pasarla bomba. Y ese lado lúdico con el cine, a Dios gracias no lo he perdido. Se han incorporado otras cosas, otros cines, de pedirle otras cosas al cine, pero no perdí mi relación lúdica. También sé que no le voy a pedir eso a Tarkovski, de él recibo lo que tiene para darme, pero si me siento a ver "Cantando bajo la lluvia" no le pido lo de Tarkovski, pido que me divierta. Yo creo que cuando hablamos de cine extranjero, todos tenemos más claras las cosas. Pero en cine argentino puedo disfrutar tanto "La ciénaga" como "Nueva reinas", y no le pido a cada una de ellas lo que me da la otra. Cada película tiene su universo. Y de pronto hay películas no tan logradas que te encantan por su ambición, por lo que el tipo salió a buscar; no te gustó, pero hay un tipo piola. Entre mis mismas películas pasa. "Kamchatka" es posiblemente la película más redonda que hice pero "Plata quemada", que es más despareja pero mucho más arriesgada, a mí me gusta más. Si la única vara para juzgar una película es cuan redonda está, sé que "Kamchatka" lo es pero "Plata quemada" tiene secuencias que son lo mejor que he hecho y alguna vez ojalá repita. Pero sobre todo detesto el River-Boca, la sensación del ghetto, del uno contra otros, la desconfianza. Yo de eso trato de abrirme y salirme porque no es un buen ámbito ni para pensar películas, ni crear películas, ni ver películas.
- ¿En cada película sale a buscar algo en particular o tiene una motivación especial?
No soy muy de plan ni racional, en ese sentido. Dejo fluir. De hecho no sé por qué hago algunas películas y dejo de hacer otras. Sí necesito sentir que no es un terreno que he recorrido. No puedo hacer una película que siento que ya la hice, no en el argumento, sino en lo que son las dificultades. Necesito que haya una zona mía que sienta que soy director debutante, que sea un terreno resbaladizo. Yo necesito esa adrenalina, hay gente a la que esa adrenalina le jode. Necesito no estar seguro aunque soy muy inseguro y autocrítico, casi enfermizamente, pero eso me mantiene vivo, con ganas de hacer. Creo que uno está en busca de una película perfecta, que obviamente no existe. Y que va cambiando constantemente. La película perfecta, ideal más que perfecta, la película ideal que yo podía intuir cuando comencé a estudiar cine, no tiene nada que ver con la película ideal que puedo intuir hoy. Pasaron muchos años, mucho cine y mucha vida. Cosas que me parecían muy centrales ya hoy no me parecen centrales, y cosas que me parecen esenciales me parecían imbéciles. Y todo es muy genuino. Era genuino aquel tipo que fui y este tipo que soy hoy. Y yo en lo único que creo, que me exijo, es ser genuino con lo que hago, con lo que hoy soy. Por otro lado, siento que cada película que he hecho me ha transformado. Entro siendo un tipo y salgo siendo otro. Entonces la película que me interesaba hacer a continuación, ya no me interesa porque cada película te genera nuevos deseos. Por ejemplo, el planteo de puesta que tiene "Las viudas…" que es muy sereno, muy invisible, cada vez que se puede resolver en plano secuencia se resuelve pero no de forma exhibicionista, simplemente para que los actores puedan trabajar, de pronto es un planteo de puesta que cuando hice "Caballos salvajes" me parecía pelotuda. Ni tenía razón entonces, ni ahora. Ahora necesito esta puesta, antes necesité otra. Yo soy muy forma. Para mí la forma es esencial. Me doy cuenta que las historias que voy eligiendo tienen que ver con la forma que quiere recorrer. En definitiva, mi visión del mundo aparece a mi pesar, por eso no me preocupo porque sé que va a estar, entonces sí me preocupo más porque sea una historia que me permita desarrollar ciertas cuestiones que tengo ganas de desarrollar.
- "El método" es una película que tuvo mucha repercusión en España y otros países, sus cintas anteriores también fueron bien recibidas en Estados Unidos, por lo cual ofertas para trabajan en el exterior no te faltan, ¿por qué no lo hace?
De Estados Unidos vengo recibiendo ofertas desde "Caballos salvajes". "Plata quemada" fue elegida entre las mejores de 2001 y fue muy bien valorada por la industria. Recibí toda clase de ofertas, desde las más absurdas a otras que no lo eran tanto. Yo no tengo ningún prejuicio con filmar fuera de Argentina. Con Estados Unidos particularmente tengo mucho miedo. Uno tiene como la fantasía de que haya algo que te coma, que haga que la pases mal. A esta altura de mi vida, si no tengo la fuerte sensación de que la voy a pasar muy bien haciéndolo, prefiero no hacerlo. Yo no concibo la vida como una guerra. Entonces Estados Unidos no me tienta, si bien sabés que hacés una película ahí y se te abren las puertas del mundo. Me gusta el resultado, pero me da miedo el tránsito. España o Francia, que son países en los que recibí ofertas, son mucho más afines por cómo se hace cine, el vínculo que se establece entre director-productor, director-actores… Es mucho más humano. Tenía una película en España que iba a rodar en enero, que prefiero no decir porque no la voy a hacer, y no pude hacerla por falta de tiempo. Pero seguramente mi próxima película sea allí porque acá me resulta más difícil rodar. Es más sencillo allá para armar la financiación. Pero después tal vez surge una película que sólo puedo hacer acá, y veré de qué manera la hago porque en definitiva lo que manda es la película que querés hacer.
Marcelo Piñeyro, ahora en cartel con "Las viudas de los jueves", es uno de los pocos directores argentinos que consigue repercusión con cada película que estrena. Desde aquella "Tango feroz" que dio popularidad al mito de Tanguito y convenció a un país de que "El amor es más fuerte", el director ha encadenado un éxito tras otro: "Caballos salvajes", "Cenizas del Paraíso", "Plata quemada", "Kamchatka". Precisamente su cinta más reciente, "El método", fue la que menos caló en el público local, tal vez –forzando al director a esbozar una hipótesis- "porque se la vio como una película española y eso provoca distancia".
Desde este jueves 10 de septiembre, Piñeyro busca reanudar su romance con el público argentino con "Las viudas de los jueves", prolija producción que ensaya una crítica a la clase burguesa, que es el segundo tanque nacional del año tras "El secreto de sus ojos", de Juan José Campanella. Coincidentemente -o no- ambas películas son una coproducción entre la argentina Haddock Films y la española Tornasol Films, que se inscriben dentro del cine argentino industrial de calidad.
"Las viudas de los jueves" es la adaptación del libro homónimo de Claudia Piñeiro, cuyo guión escribió el director junto a Marcelo Figueras. La película se inicia con el descubrimiento de tres cadáveres en la piscina de una urbanización burguesa, a partir de lo cual comienza a revisarse la vida de los protagonistas y su entorno, intentando desnudar a un sector social argentino en un momento bisagra para el país como fue la crisis de 2001. La historia está centrada en cuatro parejas que viven en un country o barrio privado, que en apariencia llevan una vida idílica. Pero la intimidad de cada uno de ellos es bien diferente a ese exterior que denota seguridad, poder y satisfacción.
Película de personajes, cuenta con un elenco amplio y ecléctico integrado por Pablo Echarri, Ana Celentano, Juan Diego Botto, Leonardo Sbaraglia, Ernesto Alterio, Gabriela Toscano, Gloria Carrá, Juana Viale, Vera Spinetta (de promisorio debut), Camilo Cuello Vitale y Juan Navarro.
Rodada en Argentina y España con un presupuesto de 2 millones de euros, "Las viudas de los jueves" ya fue vendida a España, Inglaterra, Francia e Italia, donde comenzaría a lanzarse a partir de febrero.
- De alguna manera, ¿"Las viudas de los jueves" y "El método" conforman un díptico sobre la voracidad del mundo actual?
Yo siento que sí. Las siento muy relacionadas. No es que hice "Las viudas…" pensando en un díptico. Te mentiría si te dijera que es como un plan. Pero ya haciéndola, rodándola, me di cuenta de que estaba muy conectada con "El método", y en la edición sentía que ya era parte de un plan. Son personajes muy parecidos. Digamos que en "El método" se indaga en su mundo público, laboral, y en esta en su mundo íntimo.
- ¿Y cómo fue meterse en este mundo íntimo que para nosotros puede ser una suerte de mundo paralelo?
Justamente no pensando que iba al zoológico a tirar maníes a los monos, sino pensando en que nada de lo humano me es ajeno, que es lo que pensé para hacer "El método", y que en realidad esos tipos tan divorciados de mí tienen tanto que ver conmigo. La ropa es distinta, la terminología es distinta, pero en definitiva vivimos en el mismo mundo. Y es mucho más lo que tenemos en común que lo que nos separa. La ideología es distinta también, y eso es importante. Existen otras ideologías, y aunque habla del fin de las ideologías, estas no han muerto.
- Si bien esta es una película que los argentinos pueden sentir más cercana por el contexto socio-económico de la historia, la película se estrena en un momento donde el mundo está viviendo una gran crisis con un modelo que se está cayendo, ¿había una intención de hacer una crítica a un modelo?
Uno no es el mejor espectador de las películas que hace. Hay cosas que descubro en mis películas dos años después o que descubro a través de la mirada de los otros. Pero mi sensación hoy es que la película no es una crítica a un modelo económico, en todo caso lo que la película sí muestra es el fin de un mundo. Habla del fin de una era. Yo creo que en Argentina fue el fin de una era que se vivió con ese final, si bien ahora, diez años después, la ves reverdecer por todos lados y ya nadie se acuerda de lo mal que la pasamos. Pero sí creo que habla del fin de una era, que es una era que se termina. Lo ves hoy en el mundo aunque yo no creo que esta crisis que está viviendo el mundo sea terminal para el neoliberalismo, creo que va a seguir unos cuantos años más. Pero sí está llegando a su fin. Y la película habla del fin de un modo de entender la vida y los vínculos sociales. Estos personajes construyen su vida en base a la negación, con la estúpida fantasía de que si construís un vallado y no ves la villa, la villa desaparece; pero la villa sigue estando, lo que pasa que en el momento en que le ponés el vallado te empieza a dar miedo. Dejan de ser tipos que la están pasando mal a ser el enemigo al acecho. Y necesitan la división visible para la negación. Esta es una metáfora muy neta en un country, pero acá afuera no está la valla pero igual está el villero pidiéndote una moneda y la gente no lo ve. Por eso digo, el country es la metáfora pero estamos hablando de los argentinos. Y no estamos hablando de los dueños del poder en Argentina, estamos hablando de los sectores medios-altos, los que se sienten que son el poder pero son empleados. Ganan más plata, mientras ganan. Eso es todo. Igualmente creo que ese es un tema lateral. Esta película se centra en la intimidad de estos personajes. Y la intimidad de estos personajes no es diferente a la mía en esencia. Parejas en la que el secreto manda, en la que los dos han desarrollado con los años una vida oculta al otro, no es exclusivo de los countries ni de los ricos. Es del ser humano, lamentablemente. No es el modelo deseable de pareja. Familias donde la vida es una guerra existen en todos lados. Y familias que parecen más disfuncionales pero de pronto hay un marco y un continente afectivo, también existen. En definitiva, creo que la película sobre lo que reflexiona es sobre qué apuesta de vida hacemos; dónde ponemos el centro: ¿Qué es que me vaya bien? Que me vaya bien quiere decir que gane mucha plata. Quiere decir que estoy enamorado de la mujer que está enamorada de mí. ¿Si tuvieses qué elegir una? ¿Cuál elegís? ¿Cuál te parece más importante? Creo que sus temas de reflexión pasan por allí. Obviamente es una película, no da respuestas. Formula preguntas. Y si puede generar preguntas en el espectadores, buenísimo.
- ¿Cuáles son las principales diferencias con respecto al libro?
El libro tiene una estructura muy diferente a la película. Los personajes están más desarrollados en la película. En el libro se cuenta más la vida en el country pero para la película eso no era importante. Son simplemente burgueses. Cuenta la vida de los burgueses que viven en un country pero podrían vivir en otro lugar, y no sería muy distinto.
- La película se estrena mientras está en cartelera con gran éxito "El secreto de sus ojos", de Juan José Campanella, con quien comparte el rótulo de director de cine industrial, ¿se ve así?
Si alguien me explica qué es el cine industrial argentino, le doy un premio (risas). A mí me gusta mucho el cine y poco los rótulos. Me gustan las buenas películas. Como espectador lo que quiero es ver una buena película. Me encanta el cine de género también, pero que disfrute como un chico ese cine de estudio de los 50, bien género cuadrado, no quiere decir que no pueda disfrutar como un chico a Cassavetes. Soy muy ecléctico como espectador. Y por otro lado, como tengo la suerte o desgracia de que el cine me gustó desde chico, mi primera vinculación con el cine era el entretenimiento. Era ir a pasarla bomba. Y ese lado lúdico con el cine, a Dios gracias no lo he perdido. Se han incorporado otras cosas, otros cines, de pedirle otras cosas al cine, pero no perdí mi relación lúdica. También sé que no le voy a pedir eso a Tarkovski, de él recibo lo que tiene para darme, pero si me siento a ver "Cantando bajo la lluvia" no le pido lo de Tarkovski, pido que me divierta. Yo creo que cuando hablamos de cine extranjero, todos tenemos más claras las cosas. Pero en cine argentino puedo disfrutar tanto "La ciénaga" como "Nueva reinas", y no le pido a cada una de ellas lo que me da la otra. Cada película tiene su universo. Y de pronto hay películas no tan logradas que te encantan por su ambición, por lo que el tipo salió a buscar; no te gustó, pero hay un tipo piola. Entre mis mismas películas pasa. "Kamchatka" es posiblemente la película más redonda que hice pero "Plata quemada", que es más despareja pero mucho más arriesgada, a mí me gusta más. Si la única vara para juzgar una película es cuan redonda está, sé que "Kamchatka" lo es pero "Plata quemada" tiene secuencias que son lo mejor que he hecho y alguna vez ojalá repita. Pero sobre todo detesto el River-Boca, la sensación del ghetto, del uno contra otros, la desconfianza. Yo de eso trato de abrirme y salirme porque no es un buen ámbito ni para pensar películas, ni crear películas, ni ver películas.
- ¿En cada película sale a buscar algo en particular o tiene una motivación especial?
No soy muy de plan ni racional, en ese sentido. Dejo fluir. De hecho no sé por qué hago algunas películas y dejo de hacer otras. Sí necesito sentir que no es un terreno que he recorrido. No puedo hacer una película que siento que ya la hice, no en el argumento, sino en lo que son las dificultades. Necesito que haya una zona mía que sienta que soy director debutante, que sea un terreno resbaladizo. Yo necesito esa adrenalina, hay gente a la que esa adrenalina le jode. Necesito no estar seguro aunque soy muy inseguro y autocrítico, casi enfermizamente, pero eso me mantiene vivo, con ganas de hacer. Creo que uno está en busca de una película perfecta, que obviamente no existe. Y que va cambiando constantemente. La película perfecta, ideal más que perfecta, la película ideal que yo podía intuir cuando comencé a estudiar cine, no tiene nada que ver con la película ideal que puedo intuir hoy. Pasaron muchos años, mucho cine y mucha vida. Cosas que me parecían muy centrales ya hoy no me parecen centrales, y cosas que me parecen esenciales me parecían imbéciles. Y todo es muy genuino. Era genuino aquel tipo que fui y este tipo que soy hoy. Y yo en lo único que creo, que me exijo, es ser genuino con lo que hago, con lo que hoy soy. Por otro lado, siento que cada película que he hecho me ha transformado. Entro siendo un tipo y salgo siendo otro. Entonces la película que me interesaba hacer a continuación, ya no me interesa porque cada película te genera nuevos deseos. Por ejemplo, el planteo de puesta que tiene "Las viudas…" que es muy sereno, muy invisible, cada vez que se puede resolver en plano secuencia se resuelve pero no de forma exhibicionista, simplemente para que los actores puedan trabajar, de pronto es un planteo de puesta que cuando hice "Caballos salvajes" me parecía pelotuda. Ni tenía razón entonces, ni ahora. Ahora necesito esta puesta, antes necesité otra. Yo soy muy forma. Para mí la forma es esencial. Me doy cuenta que las historias que voy eligiendo tienen que ver con la forma que quiere recorrer. En definitiva, mi visión del mundo aparece a mi pesar, por eso no me preocupo porque sé que va a estar, entonces sí me preocupo más porque sea una historia que me permita desarrollar ciertas cuestiones que tengo ganas de desarrollar.
- "El método" es una película que tuvo mucha repercusión en España y otros países, sus cintas anteriores también fueron bien recibidas en Estados Unidos, por lo cual ofertas para trabajan en el exterior no te faltan, ¿por qué no lo hace?
De Estados Unidos vengo recibiendo ofertas desde "Caballos salvajes". "Plata quemada" fue elegida entre las mejores de 2001 y fue muy bien valorada por la industria. Recibí toda clase de ofertas, desde las más absurdas a otras que no lo eran tanto. Yo no tengo ningún prejuicio con filmar fuera de Argentina. Con Estados Unidos particularmente tengo mucho miedo. Uno tiene como la fantasía de que haya algo que te coma, que haga que la pases mal. A esta altura de mi vida, si no tengo la fuerte sensación de que la voy a pasar muy bien haciéndolo, prefiero no hacerlo. Yo no concibo la vida como una guerra. Entonces Estados Unidos no me tienta, si bien sabés que hacés una película ahí y se te abren las puertas del mundo. Me gusta el resultado, pero me da miedo el tránsito. España o Francia, que son países en los que recibí ofertas, son mucho más afines por cómo se hace cine, el vínculo que se establece entre director-productor, director-actores… Es mucho más humano. Tenía una película en España que iba a rodar en enero, que prefiero no decir porque no la voy a hacer, y no pude hacerla por falta de tiempo. Pero seguramente mi próxima película sea allí porque acá me resulta más difícil rodar. Es más sencillo allá para armar la financiación. Pero después tal vez surge una película que sólo puedo hacer acá, y veré de qué manera la hago porque en definitiva lo que manda es la película que querés hacer.