El argentino Marcos Rodríguez nos adelanta su próximo proyecto
- por © Cynthia García Calvo (Argentina)-NOTICINE.com
"Cuidado con lo que deseas porque se podría cumplir". Esa frase bien puede ser la columna vertebral de "Los chicos desaparecen", opera prima de Marcos Rodríguez que se estrenó comercialmente en la Argentina el pasado 3 de septiembre, y ha aguantado la siempre difícil primera semana, quedando en cartelera en salas de Ciudad de Buenos Aires y La Plata. Ahora, el cineasta platense se encuentra enfrascado en su nuevo proyecto, "El circo nunca muere".
"Los chicos desaparecen" ha sido la primera producción del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) en conjunto con la Universidad Nacional de La Plata, Centro de Estudios y Producción Audiovisual, pero -ante todo- es el resultado del esfuerzo colectivo por lograr desde la ciudad de La Plata una producción cinematográfica propia.
Como bien explica Rodríguez, la premisa era integrar a profesionales formados en La Plata para adaptar un relato de otro platense, el escritor Gabriel Bañez, fallecido el pasado mes de julio. "Los chicos desaparecen" habla de tiempo y deseo, y las consecuencias de la comunión entre ambos: Un relojero postrado en una silla de ruedas vive obsesionado con el tiempo y con el objetivo de bajar su récord en cada oportunidad que se desliza por la rampa de la plaza; pero cuando los chicos de la plaza comienzan a desaparecer misteriosamente, él es el único sospechoso.
Norman Briski y Lorenzo Quinteros protagonizan esta película con componentes de policial y fantástico, que se mueve más que en un terreno atemporal en una mezcla de tiempos, que en consonancia con la trama puede invitar a la confusión. En paralelo al inicio de la carrera comercial de la película, Rodríguez ya prepara una nueva adaptación de Bañez, "El circo nunca muere", que de acuerdo a su sinopsis es "una compleja metáfora del deseo, la negación de la muerte y el amor redentor. Una metáfora cristiana transitando caminos oscuros y sinuosos".
- En su nuevo proyecto nuevamente adaptará a Bañez, ¿de qué se trata y en que instancia se encuentra?
"El circo nunca muere" está emparentado con el anterior en el sentido de que hay un personaje que lleva sus deseos hasta las últimas consecuencias. En este caso el final no es tan complaciente. Te paso la sinopsis que da clara cuenta de que va este relato. Estoy ahora terminando una primera versión.
- ¿Qué le atrajo del universo de Bañez en general y de "Los chicos..." en particular para querer llevarlo al cine?
Me acerqué a Gabriel por una relación amistosa que se generó en mi paso por el Centro Cultural Malvinas de La Plata, él dirigía la editorial de la comuna y así nos conocimos. Le pedí su obra con el fin de basarme en un relato previo para escribir un guión. Entre los que muy generosamente me alcanzó se encontraba "Los chicos desaparecen". El libro tiene cierta lógica cinematográfica en muchos de sus pasajes, e incluso, algunos de ellos están escritos como escenas. Además temas de carácter universal como son el tiempo o el deseo me permitían apropiarme del discurso y manejarme con más soltura. Sentí una gran responsabilidad al tomar el libro de Gabriel para hacer una ópera prima.
- Al comenzar la adaptación, ¿tuvo algún tipo de diálogo con el autor sobre el contenido de la película u optaste por no discutir el tema para no sentirte condicionado?
El primer diálogo con Gabriel se dio a propósito de mi elección del texto y ese día le comente que pensaba en Macías Möll (protagonista) como en un niño y que tal vez la silla de ruedas en que se encontraba era una metáfora de lo aprendido y que todo el esfuerzo en sus investigaciones estaban al servicio de un deseo de retorno a la niñez. Creo que a partir de ahí y de alguna apreciación que hice sobre el final de la novela bajó la guardia y me dejó hacer. También le propuse escribir juntos, pero me aconsejó que lo haga solo porque me iba a terminar condicionando y probablemente no llegáramos a ningún lado. En el proceso se sometió a algunas preguntas de muy buena gana. Finalmente le presenté un guión al que no puso objeciones.
- La historia básicamente habla sobre el tiempo, y justamente su historia transcurre en el presente y en otras secuencias pareciera que es pasado, ¿de qué forma lo trabajó pensando en que podría tornarse confuso?
La atemporalidad del relato era fundamental para evitar otro tipo de confusiones o lecturas más políticas o históricas que tangencialmente se pueden hacer sobre este cuento. Muchas cosas no necesariamente se tienen que entender de manera literal y en la película la incerteza se erige como el único sistema de comprensión. Montados sobre esa constante duda propongo reflexionar sobre la niñez, la vejez, el deseo y la propia manera de entender el tiempo. La idea es llegar a un sentido último por lo que no se sabe más que por aquello que tenemos aprendido, y responde también a la lógica de Macías que tampoco sabe a ciencia cierta qué es lo que hace y si acaso él es responsable de las desapariciones de los chicos. Este doble registro de clave y enigma invita al espectador a participar. Tuve la posibilidad de comprobar a la salida de algunas proyecciones que efectivamente esto sucede en muchos casos.
- Siendo un director debutante, ¿cómo fue trabajar con dos actores de tanto peso como Norman Briski y Lorenzo Quinteros?
Genial. Me ayudaron muchísimo a la hora de rodar y por supuesto para terminar de encontrar a los personajes. Son actores muy experimentados y con actitud docente. Desde el momento que aceptaron hacer este film que, además de ser una ópera prima para mí como director y guionista, era la primer película de gran parte del equipo, entendimos de su generosidad y responsabilidad. La verdad es que se hizo mucho más fácil todo con sus participaciones.
- ¿La película fue totalmente desarrollada en La Plata?
Si. La película fue totalmente rodada en La Plata. Primero por una cuestión presupuestaria pero también por cierto espíritu que queríamos darle a este viaje: Que todos fuéramos de La Plata o hubiésemos pasado por la facultad de Bellas Artes. Y así sucedió. Esta es una ciudad con muchos talentos y en muchos rubros, con una tradición cultural muy fuerte. Convencidos de eso decidimos homenajearla.
- ¿Qué puede decir del movimiento de cine en La Plata?
Está creciendo sin dudas. Sin ir más lejos muchos de los que participaron de esta experiencia están ahora realizando sus cortos con muy buenos resultados como son los chicos de Río Cine que vienen de ganar festivales por todo el mundo con su segundo corto "Túneles en el Río". Alejandro Encinas está editando "La Pasión" un largometraje documental sobre la pasión en el fútbol. Los chicos de Paura Flics y de manera muy independiente ya nos tienen acostumbrados a dos o tres películas por año. "El bosque" es otro largo de ficción que salió de estas diagonales. Laura Durán metió su "Toro verde" en "Historias breves", en fin, son muchos y variados. "El Torcán" es otro film ficción nacido en la ciudad…seguro me olvido de algunos.
"Los chicos desaparecen" ha sido la primera producción del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) en conjunto con la Universidad Nacional de La Plata, Centro de Estudios y Producción Audiovisual, pero -ante todo- es el resultado del esfuerzo colectivo por lograr desde la ciudad de La Plata una producción cinematográfica propia.
Como bien explica Rodríguez, la premisa era integrar a profesionales formados en La Plata para adaptar un relato de otro platense, el escritor Gabriel Bañez, fallecido el pasado mes de julio. "Los chicos desaparecen" habla de tiempo y deseo, y las consecuencias de la comunión entre ambos: Un relojero postrado en una silla de ruedas vive obsesionado con el tiempo y con el objetivo de bajar su récord en cada oportunidad que se desliza por la rampa de la plaza; pero cuando los chicos de la plaza comienzan a desaparecer misteriosamente, él es el único sospechoso.
Norman Briski y Lorenzo Quinteros protagonizan esta película con componentes de policial y fantástico, que se mueve más que en un terreno atemporal en una mezcla de tiempos, que en consonancia con la trama puede invitar a la confusión. En paralelo al inicio de la carrera comercial de la película, Rodríguez ya prepara una nueva adaptación de Bañez, "El circo nunca muere", que de acuerdo a su sinopsis es "una compleja metáfora del deseo, la negación de la muerte y el amor redentor. Una metáfora cristiana transitando caminos oscuros y sinuosos".
- En su nuevo proyecto nuevamente adaptará a Bañez, ¿de qué se trata y en que instancia se encuentra?
"El circo nunca muere" está emparentado con el anterior en el sentido de que hay un personaje que lleva sus deseos hasta las últimas consecuencias. En este caso el final no es tan complaciente. Te paso la sinopsis que da clara cuenta de que va este relato. Estoy ahora terminando una primera versión.
- ¿Qué le atrajo del universo de Bañez en general y de "Los chicos..." en particular para querer llevarlo al cine?
Me acerqué a Gabriel por una relación amistosa que se generó en mi paso por el Centro Cultural Malvinas de La Plata, él dirigía la editorial de la comuna y así nos conocimos. Le pedí su obra con el fin de basarme en un relato previo para escribir un guión. Entre los que muy generosamente me alcanzó se encontraba "Los chicos desaparecen". El libro tiene cierta lógica cinematográfica en muchos de sus pasajes, e incluso, algunos de ellos están escritos como escenas. Además temas de carácter universal como son el tiempo o el deseo me permitían apropiarme del discurso y manejarme con más soltura. Sentí una gran responsabilidad al tomar el libro de Gabriel para hacer una ópera prima.
- Al comenzar la adaptación, ¿tuvo algún tipo de diálogo con el autor sobre el contenido de la película u optaste por no discutir el tema para no sentirte condicionado?
El primer diálogo con Gabriel se dio a propósito de mi elección del texto y ese día le comente que pensaba en Macías Möll (protagonista) como en un niño y que tal vez la silla de ruedas en que se encontraba era una metáfora de lo aprendido y que todo el esfuerzo en sus investigaciones estaban al servicio de un deseo de retorno a la niñez. Creo que a partir de ahí y de alguna apreciación que hice sobre el final de la novela bajó la guardia y me dejó hacer. También le propuse escribir juntos, pero me aconsejó que lo haga solo porque me iba a terminar condicionando y probablemente no llegáramos a ningún lado. En el proceso se sometió a algunas preguntas de muy buena gana. Finalmente le presenté un guión al que no puso objeciones.
- La historia básicamente habla sobre el tiempo, y justamente su historia transcurre en el presente y en otras secuencias pareciera que es pasado, ¿de qué forma lo trabajó pensando en que podría tornarse confuso?
La atemporalidad del relato era fundamental para evitar otro tipo de confusiones o lecturas más políticas o históricas que tangencialmente se pueden hacer sobre este cuento. Muchas cosas no necesariamente se tienen que entender de manera literal y en la película la incerteza se erige como el único sistema de comprensión. Montados sobre esa constante duda propongo reflexionar sobre la niñez, la vejez, el deseo y la propia manera de entender el tiempo. La idea es llegar a un sentido último por lo que no se sabe más que por aquello que tenemos aprendido, y responde también a la lógica de Macías que tampoco sabe a ciencia cierta qué es lo que hace y si acaso él es responsable de las desapariciones de los chicos. Este doble registro de clave y enigma invita al espectador a participar. Tuve la posibilidad de comprobar a la salida de algunas proyecciones que efectivamente esto sucede en muchos casos.
- Siendo un director debutante, ¿cómo fue trabajar con dos actores de tanto peso como Norman Briski y Lorenzo Quinteros?
Genial. Me ayudaron muchísimo a la hora de rodar y por supuesto para terminar de encontrar a los personajes. Son actores muy experimentados y con actitud docente. Desde el momento que aceptaron hacer este film que, además de ser una ópera prima para mí como director y guionista, era la primer película de gran parte del equipo, entendimos de su generosidad y responsabilidad. La verdad es que se hizo mucho más fácil todo con sus participaciones.
- ¿La película fue totalmente desarrollada en La Plata?
Si. La película fue totalmente rodada en La Plata. Primero por una cuestión presupuestaria pero también por cierto espíritu que queríamos darle a este viaje: Que todos fuéramos de La Plata o hubiésemos pasado por la facultad de Bellas Artes. Y así sucedió. Esta es una ciudad con muchos talentos y en muchos rubros, con una tradición cultural muy fuerte. Convencidos de eso decidimos homenajearla.
- ¿Qué puede decir del movimiento de cine en La Plata?
Está creciendo sin dudas. Sin ir más lejos muchos de los que participaron de esta experiencia están ahora realizando sus cortos con muy buenos resultados como son los chicos de Río Cine que vienen de ganar festivales por todo el mundo con su segundo corto "Túneles en el Río". Alejandro Encinas está editando "La Pasión" un largometraje documental sobre la pasión en el fútbol. Los chicos de Paura Flics y de manera muy independiente ya nos tienen acostumbrados a dos o tres películas por año. "El bosque" es otro largo de ficción que salió de estas diagonales. Laura Durán metió su "Toro verde" en "Historias breves", en fin, son muchos y variados. "El Torcán" es otro film ficción nacido en la ciudad…seguro me olvido de algunos.