Buenos Aires ofrece una pantalla al cine latinoamericano
- por © Cynthia García Calvo (Argentina)-NOTICINE.com
Por intereses creados y un sistema de exhibición que beneficia a unos pocos, para el cine latinoamericano resulta toda una hazaña estrenar fuera del mercado nacional propio. Ante ese panorama, el Centro Cultural de la Cooperación en la capital argentina desarrolla el Ciclo de Cine Latinoamericano, que funciona un miércoles por mes con entrada libre y gratuita. La premisa es clara: dar pantalla al cine latinoamericano, ayudar a su difusión, y acercar culturas en común.
La programación no responde a un criterio específico, sino al gusto personal y conocimiento en la materia de su programador, Guadi Calvo, quien dialogó con NOTICINE.com sobre el cine de la región y este evento que se desarrolla hasta final de año, con la intención de prolongarlo en 2010 si el público responde adecuadamente a la propuesta.
En lo que resta de este 2009, las películas a proyectarse son: la venezolana "El caracazo", de Román Chalbaud (16 de septiembre); la franco-salvadoreña "La vida loca", del recientemente fallecido Christian Poveda (21 de octubre); y las bolivianas "Amargo mar", de Antonio Eguino (18 de noviembre) y "El estado de las cosas", de Marcos Loayza (9 de diciembre). Todas las funciones son a las 20 horas.
- La selección de las películas a exhibirse responde a gustos e intereses personales, ¿qué es lo que le interesa mostrar con los títulos elegidos?
Yo pienso que el gran acierto del cine latinoamericano, casi en su totalidad más absoluta, responden siempre a problemáticas sociales muy claves para la realidad de cada país. Entonces eso es lo que a mí me interesa personalmente: el cine que relata su momento. Quizás sea una historia de amor pero está enmarcada en una realidad mucho más totalizadora de cada país. Y la selección pasa por ahí: cine que narra las circunstancias que vive un país determinado en un momento determinado. Y eso es una constante en el cine latinoamericano. Es muy raro encontrar películas latinoamericanas en las que vos puedas extraer la historia y pueda suceder en cualquier otro país del mundo. Siempre son historias que están al borde del alegato social, del alegato político.
- Argentina, Brasil y México son históricamente los polos cinematográficos más importantes de América Latina, ¿en qué orden se encuentran hoy día?
Quizá en este momento es más Argentina, Brasil está más postergado, y México un poquito más lejos porque ha tenido problemas muy serios en producción. México en un momento pasó de producir 50 o 60 títulos al año a tener sólo 9, y esto fue hasta hace poco tiempo. Por eso se quedó un poco pero ya se está recuperando porque hay toda una industria, toda una estructura, toda una tradición cinematográfica muy rica, que hace que más allá de los vaivenes económicos o políticos, inmediatamente se recupere.
- ¿Qué otros países comienzan a ser pujantes dentro de la región?
Y ahora están creciendo Chile, Colombia y Venezuela, que con el gobierno de Chávez está produciendo más por la creación de la Villa del Cine, el complejo cinematográfico que tiene toda la infraestructura para hacer películas. En Dominicana se está haciendo cine, en Panamá, Costa Rica…Creo que el cine latinoamericano finalmente ha encontrado el punto de despegue del que ya no va a volver.
- Considerando las diferentes idiosincrasias de un continente tan grande y variado, ¿se puede hablar de la existencia de un cine latinoamericano?
Alguna vez algún crítico argentino prestigioso dijo que cuando escuchaba hablar de cine latinoamericano se reía, porque decía que no existe. Yo creo que él, que sabe mucho de cine, no sabe mucho de cine latinoamericano. El cine latinoamericano existe, es una realidad y es un conglomerado de naciones que están muy vinculadas entre sí. Están vinculadas por una historia muy semejante, una religiosidad muy semejante, una conformación o una diversidad racial muy semejante; es decir, tenemos las guerras entre liberales y conservadores de fines del siglo XIX, principios del siglo XX, en todos los países; la religiosidad oficial o la Iglesia Católica y toda la cosmogonía que viene del Africa o que tienen los pueblos originarios de América Latina también están presentes en todos los países. Todos los países latinoamericanos acuden a los grandes autores literarios. El problema racial, el problema del indio, del negro, del mestizo, del mulato, su integración o desintegración social, está puesto en todos los cines del continente. Entonces es lo que yo creo que le da un perfil de unidad. El cine latinoamericano existe con aquellas pequeñas diferencias que podemos encontrar entre Colombia y Venezuela, pero que también son diferencias que podemos encontrar entre Tucumán y Entre Ríos. No es una cosa homogénea, hay diferencias. Pero sin duda tiene más puntos de conexión el cine mexicano con el chileno, que el cine portugués con el cine checo o el italiano con el inglés. Ahí sí que hay una diversidad imposible de conectar. Cualquier realizador latinoamericano si lo llevan a otro país latinoamericano puede filmar. Puede filmar porque es el mismo lenguaje, más allá del mismo idioma, es la misma manera de comprender la realidad. Entonces eso es lo que convierte al cine latinoamericano en una verdadera unidad.
- Teniendo tantos puntos en común como bien dice, ¿por qué existe una desconexión tan grande en el cine latinoamericano, cuyas películas extrañamente pueden acceder a un estreno en un mercado latino que no sea el propio?
No es un tema del cine latinoamericano. Es un tema de la cultura latinoamericana. Yo he vivido en Venezuela seis o siete meses, y en ese transcurso se estrenó una sola película latinoamericana. Pero de pronto pasan años sin que se estrene nada. En Buenos Aires, quizás la ciudad más cosmopolita de América Latina, ¿cuántos estrenos hay por año? Los dedos de una mano te sobran para contarlos. Y eso creo que se repite en la literatura. Hablamos mucho de la literatura latinoamericana pero más allá de los grandes popes, García Márquez o Vargas Llosa, ¿qué sabemos nosotros de la literatura que se está generando en el Perú, en Venezuela o Colombia? ¿Qué sabe Colombia de la literatura que se hace en Argentina o Guatemala? Estamos desconectados culturalmente. Y creo que eso pasa por acción y omisión. Por omisión de los gobiernos porque no les interesa, y por acción de ciertos intereses que les interesa está fragmentación continental, el no encontrarnos, el no conocernos. Sabemos lo que pasa en el Festival de Pusán en Corea, pero no sabemos qué pasa en Gramado, que queda a 1.000 kilómetros de Buenos Aires. Y es importante lo que pasa en Pusán porque el cine oriental es muy importante, es importante saber lo que pasa en la cultura del mundo. Decirle sí al cine latinoamericano no significa decirle no a ningún cine. Pero si nosotros sabemos que se está haciendo en literatura en Inglaterra, Francia o Italia, ¿por qué no vamos a saber lo que se hace en Ecuador? Porque si algo le sobra a este continente son narradores, pintores, directores de cine, realizadores de música…No tenemos conexión y me parece que es por acción directa de intereses que les sirve esta realidad y por omisión de gobiernos que no les interesa que esta realidad cambie.
La programación no responde a un criterio específico, sino al gusto personal y conocimiento en la materia de su programador, Guadi Calvo, quien dialogó con NOTICINE.com sobre el cine de la región y este evento que se desarrolla hasta final de año, con la intención de prolongarlo en 2010 si el público responde adecuadamente a la propuesta.
En lo que resta de este 2009, las películas a proyectarse son: la venezolana "El caracazo", de Román Chalbaud (16 de septiembre); la franco-salvadoreña "La vida loca", del recientemente fallecido Christian Poveda (21 de octubre); y las bolivianas "Amargo mar", de Antonio Eguino (18 de noviembre) y "El estado de las cosas", de Marcos Loayza (9 de diciembre). Todas las funciones son a las 20 horas.
- La selección de las películas a exhibirse responde a gustos e intereses personales, ¿qué es lo que le interesa mostrar con los títulos elegidos?
Yo pienso que el gran acierto del cine latinoamericano, casi en su totalidad más absoluta, responden siempre a problemáticas sociales muy claves para la realidad de cada país. Entonces eso es lo que a mí me interesa personalmente: el cine que relata su momento. Quizás sea una historia de amor pero está enmarcada en una realidad mucho más totalizadora de cada país. Y la selección pasa por ahí: cine que narra las circunstancias que vive un país determinado en un momento determinado. Y eso es una constante en el cine latinoamericano. Es muy raro encontrar películas latinoamericanas en las que vos puedas extraer la historia y pueda suceder en cualquier otro país del mundo. Siempre son historias que están al borde del alegato social, del alegato político.
- Argentina, Brasil y México son históricamente los polos cinematográficos más importantes de América Latina, ¿en qué orden se encuentran hoy día?
Quizá en este momento es más Argentina, Brasil está más postergado, y México un poquito más lejos porque ha tenido problemas muy serios en producción. México en un momento pasó de producir 50 o 60 títulos al año a tener sólo 9, y esto fue hasta hace poco tiempo. Por eso se quedó un poco pero ya se está recuperando porque hay toda una industria, toda una estructura, toda una tradición cinematográfica muy rica, que hace que más allá de los vaivenes económicos o políticos, inmediatamente se recupere.
- ¿Qué otros países comienzan a ser pujantes dentro de la región?
Y ahora están creciendo Chile, Colombia y Venezuela, que con el gobierno de Chávez está produciendo más por la creación de la Villa del Cine, el complejo cinematográfico que tiene toda la infraestructura para hacer películas. En Dominicana se está haciendo cine, en Panamá, Costa Rica…Creo que el cine latinoamericano finalmente ha encontrado el punto de despegue del que ya no va a volver.
- Considerando las diferentes idiosincrasias de un continente tan grande y variado, ¿se puede hablar de la existencia de un cine latinoamericano?
Alguna vez algún crítico argentino prestigioso dijo que cuando escuchaba hablar de cine latinoamericano se reía, porque decía que no existe. Yo creo que él, que sabe mucho de cine, no sabe mucho de cine latinoamericano. El cine latinoamericano existe, es una realidad y es un conglomerado de naciones que están muy vinculadas entre sí. Están vinculadas por una historia muy semejante, una religiosidad muy semejante, una conformación o una diversidad racial muy semejante; es decir, tenemos las guerras entre liberales y conservadores de fines del siglo XIX, principios del siglo XX, en todos los países; la religiosidad oficial o la Iglesia Católica y toda la cosmogonía que viene del Africa o que tienen los pueblos originarios de América Latina también están presentes en todos los países. Todos los países latinoamericanos acuden a los grandes autores literarios. El problema racial, el problema del indio, del negro, del mestizo, del mulato, su integración o desintegración social, está puesto en todos los cines del continente. Entonces es lo que yo creo que le da un perfil de unidad. El cine latinoamericano existe con aquellas pequeñas diferencias que podemos encontrar entre Colombia y Venezuela, pero que también son diferencias que podemos encontrar entre Tucumán y Entre Ríos. No es una cosa homogénea, hay diferencias. Pero sin duda tiene más puntos de conexión el cine mexicano con el chileno, que el cine portugués con el cine checo o el italiano con el inglés. Ahí sí que hay una diversidad imposible de conectar. Cualquier realizador latinoamericano si lo llevan a otro país latinoamericano puede filmar. Puede filmar porque es el mismo lenguaje, más allá del mismo idioma, es la misma manera de comprender la realidad. Entonces eso es lo que convierte al cine latinoamericano en una verdadera unidad.
- Teniendo tantos puntos en común como bien dice, ¿por qué existe una desconexión tan grande en el cine latinoamericano, cuyas películas extrañamente pueden acceder a un estreno en un mercado latino que no sea el propio?
No es un tema del cine latinoamericano. Es un tema de la cultura latinoamericana. Yo he vivido en Venezuela seis o siete meses, y en ese transcurso se estrenó una sola película latinoamericana. Pero de pronto pasan años sin que se estrene nada. En Buenos Aires, quizás la ciudad más cosmopolita de América Latina, ¿cuántos estrenos hay por año? Los dedos de una mano te sobran para contarlos. Y eso creo que se repite en la literatura. Hablamos mucho de la literatura latinoamericana pero más allá de los grandes popes, García Márquez o Vargas Llosa, ¿qué sabemos nosotros de la literatura que se está generando en el Perú, en Venezuela o Colombia? ¿Qué sabe Colombia de la literatura que se hace en Argentina o Guatemala? Estamos desconectados culturalmente. Y creo que eso pasa por acción y omisión. Por omisión de los gobiernos porque no les interesa, y por acción de ciertos intereses que les interesa está fragmentación continental, el no encontrarnos, el no conocernos. Sabemos lo que pasa en el Festival de Pusán en Corea, pero no sabemos qué pasa en Gramado, que queda a 1.000 kilómetros de Buenos Aires. Y es importante lo que pasa en Pusán porque el cine oriental es muy importante, es importante saber lo que pasa en la cultura del mundo. Decirle sí al cine latinoamericano no significa decirle no a ningún cine. Pero si nosotros sabemos que se está haciendo en literatura en Inglaterra, Francia o Italia, ¿por qué no vamos a saber lo que se hace en Ecuador? Porque si algo le sobra a este continente son narradores, pintores, directores de cine, realizadores de música…No tenemos conexión y me parece que es por acción directa de intereses que les sirve esta realidad y por omisión de gobiernos que no les interesa que esta realidad cambie.