Llega a los cines la insólita aventura de Juan Pujol, "Garbo", el español que enganó a Hitler
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Por Eduardo Larrocha
Hacer verosímil un hecho insólito e irrepetible puede resultar más arduo que inventarse una ficción disparatada. Más de diez años le costó al escritor Nigel West seguir los pasos de Juan Pujol, el doble agente español que se ganó la confianza de los nazis y consiguió trabajar a favor de sus convicciones para el Estado Mayor británico. Ahora cinco años después de que Edmon Roch empezara a recopilar imágenes reales llega a las pantallas "Garbo, el espía".
Lo más interesante de este documental es que a uno le cuesta creerse las peripecias y hazañas bélicas de este personaje, la red falsa de espías que se inventó al servicio de su causa y hasta su doble vida familiar después de retirarse a Venezuela. Ese asombro es lo que mantiene al espectador pegado a las imágenes de distinta procedencia y muy bien ensambladas que el cineasta Edmon Roch ha convertido en esta atractiva película que dura el tiempo justo para conocer al personaje y su entorno.
Hasta conseguir el Premio al mejor documental europeo en el reciente Festival de cine de Sevilla, "Garbo, el espía" ha pasado por otros certámenes de prestigio como Roma y Ámsterdam y ha sido seleccionada como una de las tres finalistas del Internacional Documentary Film Festival (IDFA).
Edmon Roch, productor de películas como “El efecto mariposa” de Fernando Colomo y “Siete años en el Tibet”, de Jean Jacques Annaud, ha ejercido como guionista para la gran y pequeña pantalla y es además periodista. Interesado por lo tanto desde muchos vértices en el séptimo arte, después de foguearse detrás de la cámara con cinco cortometrajes ha conseguido realizar este documental.
Juan Pujol, el extraño protagonista de "Garbo, el espía" era granjero en el momento de empezar la Guerra Civil española. Se encontró luchando en el bando republicano, pasándose a las tropas franquistas durante la batalla del Ebro, sin matar a un solo enemigo en ningún frente. Fue su primera hazaña que luego le llevaría a todo tipo de simulacros para ponerse al servicio de la inteligencia británica, tras haberse ganado la confianza de la camarilla de Hitler. Su gesta heroica fue convencerle de que el desembarco de Normandía no era más que una maniobra de distracción. De esta singular manera consiguió poner “su granito de arena para el bien de la humanidad”.
Hemos sabido de esta historia porque treinta años después del final de la II Guerra Mundial, el novelista inglés Nigel West convencido de que Juan Pujol no estaba muerto rastreó su pista y sus hazañas. Le encontró vivo en Venezuela, tras tirar del hilo de la historia que ahora nos llega en forma de película. Se diría que es un falso documental, aunque al final uno llega a la convicción de que es cierto lo que nos cuentan. Así por lo menos lo aseguran sus variados gestores y sobre todo sus protagonistas a quienes conocemos cara a cara en la pantalla, empezando por el propio Juan Pujol a quien grabaron en Cataluña y Venezuela muchos años después y poco antes de morir. El hilo conductor es el novelista Nigel West, también el relato de otro espía, el británico Mark Seaman, el periodista Xavier Vinader y la condesa de Romanones, Aline Griffith, ella misma espía americana en la retaguardia española.
Hacer verosímil un hecho insólito e irrepetible puede resultar más arduo que inventarse una ficción disparatada. Más de diez años le costó al escritor Nigel West seguir los pasos de Juan Pujol, el doble agente español que se ganó la confianza de los nazis y consiguió trabajar a favor de sus convicciones para el Estado Mayor británico. Ahora cinco años después de que Edmon Roch empezara a recopilar imágenes reales llega a las pantallas "Garbo, el espía".
Lo más interesante de este documental es que a uno le cuesta creerse las peripecias y hazañas bélicas de este personaje, la red falsa de espías que se inventó al servicio de su causa y hasta su doble vida familiar después de retirarse a Venezuela. Ese asombro es lo que mantiene al espectador pegado a las imágenes de distinta procedencia y muy bien ensambladas que el cineasta Edmon Roch ha convertido en esta atractiva película que dura el tiempo justo para conocer al personaje y su entorno.
Hasta conseguir el Premio al mejor documental europeo en el reciente Festival de cine de Sevilla, "Garbo, el espía" ha pasado por otros certámenes de prestigio como Roma y Ámsterdam y ha sido seleccionada como una de las tres finalistas del Internacional Documentary Film Festival (IDFA).
Edmon Roch, productor de películas como “El efecto mariposa” de Fernando Colomo y “Siete años en el Tibet”, de Jean Jacques Annaud, ha ejercido como guionista para la gran y pequeña pantalla y es además periodista. Interesado por lo tanto desde muchos vértices en el séptimo arte, después de foguearse detrás de la cámara con cinco cortometrajes ha conseguido realizar este documental.
Juan Pujol, el extraño protagonista de "Garbo, el espía" era granjero en el momento de empezar la Guerra Civil española. Se encontró luchando en el bando republicano, pasándose a las tropas franquistas durante la batalla del Ebro, sin matar a un solo enemigo en ningún frente. Fue su primera hazaña que luego le llevaría a todo tipo de simulacros para ponerse al servicio de la inteligencia británica, tras haberse ganado la confianza de la camarilla de Hitler. Su gesta heroica fue convencerle de que el desembarco de Normandía no era más que una maniobra de distracción. De esta singular manera consiguió poner “su granito de arena para el bien de la humanidad”.
Hemos sabido de esta historia porque treinta años después del final de la II Guerra Mundial, el novelista inglés Nigel West convencido de que Juan Pujol no estaba muerto rastreó su pista y sus hazañas. Le encontró vivo en Venezuela, tras tirar del hilo de la historia que ahora nos llega en forma de película. Se diría que es un falso documental, aunque al final uno llega a la convicción de que es cierto lo que nos cuentan. Así por lo menos lo aseguran sus variados gestores y sobre todo sus protagonistas a quienes conocemos cara a cara en la pantalla, empezando por el propio Juan Pujol a quien grabaron en Cataluña y Venezuela muchos años después y poco antes de morir. El hilo conductor es el novelista Nigel West, también el relato de otro espía, el británico Mark Seaman, el periodista Xavier Vinader y la condesa de Romanones, Aline Griffith, ella misma espía americana en la retaguardia española.