Miguel Littin confía en recuperar parte de su archivo perdido en el terremoto chileno
- por © Corresponsal (Chile)-NOTICINE.com
Recuerdos y materiales cinematográficos propios y ajenos, acumulados por el cineasta chileno Miguel Littin, se han podido perder definitivamente como consecuencia del reciente terremoto que padeció una parte del país suramericano. Su casa de Palmilla se derrumbó sepultando el archivo personal del autor de "Dawson Isla 10" y "Actas de Marusia", y ahora -a un mes del desgraciado seísmo- se siguen revisando los escombros en busca de algo que poder salvar. Littin, que se encontraba en Europa cuando se produjo el temblor, confiesa su desazón.
Según explica el diario El Mercurio, aquel infausto 27 de febrero de 2010, el realizador estaba en la capital de la República Checa, Praga, cuando tuvo conocimiento por el email de un amigo español del temblor, y pasó las horas siguientes intentando confirmar que su esposa, Elizabeth Menz, y el resto de la familia se encontraban a salvo. Pero también le dijeron que su casa de Palmilla, en la Región de O'Higgins, que compró tras el regreso del exilio, hace 20 años, había quedado "seriamente dañada".
"Me siento como en una película, una que nunca quisiera filmar. La remoción de escombros ya ha durado un mes y continuará. Poco a poco iremos revisando a ver qué encontramos, qué se salvó y qué no", explica el cineasta, tras calibrar los resultados del desastre, que afectó a un edificio de adobe construido por jesuitas a comienzos del siglo XVIII y en la que vivió Federico Errázuriz Zañartu, Presidente de Chile entre 1871 y 1876.
¿Qué hay bajo los cascotes? Esencialmente, muchas piezas únicas y metros de celuloide: Piezas del vestuario de Kathy Jurado en "El recurso del método", manuscritos de Alejo Carpentier -autor de la novela en que se basó aquel film de Littin-, otros de Gabriel García Márquez, guiones originales de sus películas, un regalo que el director recibió de Akira Kurosawa, obras de Diego Rivera y Roberto Matta, más de mil latas de películas incluyendo algunos viejos cortos del cine mudo chileno.
Ahora, Miguel Littin sólo piense en salvar todo lo que sea posible y convertirlo en el germen de un futuro museo del cine chileno. "Los expertos me han dicho que no demuela lo que quedó en pie, que esos muros de adobe deberían ser rescatados. Y creo que el gobierno, que tiene muchas otras prioridades en estos momentos, aún debe definir bien su política de conservación del patrimonio. Porque estamos hablando de la historia de un país, de su cultura", declara el cineasta, que confía en que las ayudas públicas le permitan recuperar su propiedad.
Según explica el diario El Mercurio, aquel infausto 27 de febrero de 2010, el realizador estaba en la capital de la República Checa, Praga, cuando tuvo conocimiento por el email de un amigo español del temblor, y pasó las horas siguientes intentando confirmar que su esposa, Elizabeth Menz, y el resto de la familia se encontraban a salvo. Pero también le dijeron que su casa de Palmilla, en la Región de O'Higgins, que compró tras el regreso del exilio, hace 20 años, había quedado "seriamente dañada".
"Me siento como en una película, una que nunca quisiera filmar. La remoción de escombros ya ha durado un mes y continuará. Poco a poco iremos revisando a ver qué encontramos, qué se salvó y qué no", explica el cineasta, tras calibrar los resultados del desastre, que afectó a un edificio de adobe construido por jesuitas a comienzos del siglo XVIII y en la que vivió Federico Errázuriz Zañartu, Presidente de Chile entre 1871 y 1876.
¿Qué hay bajo los cascotes? Esencialmente, muchas piezas únicas y metros de celuloide: Piezas del vestuario de Kathy Jurado en "El recurso del método", manuscritos de Alejo Carpentier -autor de la novela en que se basó aquel film de Littin-, otros de Gabriel García Márquez, guiones originales de sus películas, un regalo que el director recibió de Akira Kurosawa, obras de Diego Rivera y Roberto Matta, más de mil latas de películas incluyendo algunos viejos cortos del cine mudo chileno.
Ahora, Miguel Littin sólo piense en salvar todo lo que sea posible y convertirlo en el germen de un futuro museo del cine chileno. "Los expertos me han dicho que no demuela lo que quedó en pie, que esos muros de adobe deberían ser rescatados. Y creo que el gobierno, que tiene muchas otras prioridades en estos momentos, aún debe definir bien su política de conservación del patrimonio. Porque estamos hablando de la historia de un país, de su cultura", declara el cineasta, que confía en que las ayudas públicas le permitan recuperar su propiedad.