Emilio Ruiz Barrachina escribe sobre su polémico film "El discípulo"
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Por Emilio Ruiz Barrachina *
Tras quince años de estudiar los principios de la religión cristiana e interesarme por la figura, plausible y demostrada, de un Jesús histórico, pretendo en este proyecto dar a conocer al público la realidad de un personaje que ha sido capaz de cambiar la historia del mundo. (Él, o quienes usaron su nombre para hacerlo).
El proyecto consta de dos largometrajes: uno primero de ficción y otro de corte documental. En “El Discípulo” quiero mostrar a ese Jesús que vivió hace veinte siglos, basándome en los últimos y más eficientes estudios sobre la figura de un hombre del que apenas hay testimonio en los escritos judíos o romanos - fuera de los evangelios -, pero cuya existencia pocos ponen en duda. Para la asesoría histórica he contado con el mayor especialista y más considerado estudioso a nivel internacional de este tema, el catedrático Antonio Piñero.
El guión recoge los últimos días de Jesús el Nazareo, llamado así porque era un guía espiritual, un nazir, discípulo de Juan el Bautista y que acompañó hasta Jerusalén al grupo guiado por Simón para tomar el templo y esperar que Yavhé, tal como hiciera con sus antepasados macabeos, enviara sus legiones de ángeles para expulsar a los romanos.
Me interesa también mucho la figura de María, madre atormentada por la actitud de un hijo enfrentado con Roma y que puede acabar, como acabó, ajusticiado a manos de los invasores, tal como sucediera con su padre José. María busca todas las maneras posibles de convencer a Jesús para que abandone la idea de la inminente llegada del Reino de los Cielos.
Por su parte, María de Magdala sembrará en Jesús la semilla de la discordia interna y le hará debatirse, durante toda la película, entre el amor a Dios y sus votos de nazir o el amor carnal.
La película mantiene la tensión dramática a través los conflictos internos que sumen a Jesús en una tremenda e insuperable confusión.
He buscado que Jesús emplee durante toda la película frases y palabras procedentes de los Evangelios Canónicos. Frases que, en situación distinta a la allí expresada, adquieren pleno significado y total consistencia. Son las frases repetidas y aprehendidas por la tradición oral y que quedaron impresas en el Nuevo Testamento, pero que, rodeadas de todo el neoplatonismo y helenismo en el que fueron disueltas, perdieron su sentido original. Evidentemente en las transiciones hay frases escritas en el guión de cosecha propia, pero no en los sermones o cuestiones que afecten a lo relacionado con las sagradas escrituras.
Es una película respetuosa y sincera que no busca el escándalo ni la polémica, sino proponer una historia que, secundada por los más serios estudios, genere el debate acerca de un dogma impuesto a lo largo de dos mil años sin que demasiada gente se haya atrevido a discutirlo.
El lenguaje cinematográfico es muy descarnado, con un pie en el documental, lo que sé no será del gusto de algunos espectadores. Mucha gente entiende que cualquier producción sobre Jesús debe ser tan barroca como las grandes catedrales y su función debe ser la de apabullar al espectador. Yo cuento la historia con un estilo casi de reportería, donde la información priva sobre las emociones, ya que, al igual que en los libros canónicos, los personajes son como de cartón.
La estructura de la película está sostenida por una discusión que acontece 52 años después de la muerte de Jesús entre Lucas el Evangelista y Juan el discípulo, a través e cuyos ojos se va contando la historia. Esta es la parte más documental y documentada, ya que no pretendo mezclar lo que históricamente tiene un sustento con lo que hace parte de la interpretación personal.
Es una película repleta de soledades y vacíos. Cualquier propuestas nueva tendrá sus detractores y sus defensores. Ya la película se ha ido entre quienes la han visto a los extremos, es decir, lo que esperaba: pocas tintas medias va a generar.
Está rodada en inglés y tengo la seguridad de que tendrá mucha más repercusión fuera que en nuestro país. Prueba de ello quizá sea que en el pase de prensa en Madrid había 12 medios nacionales y 32 extranjeros.
Parto de la base de que la película no será plato de buen gusto para todo el mundo, no sólo por la temática, sino también por la estética. No es una película al uso de lo que ahora se está haciendo. No bebe de las fuentes de la televisión. No hay planos de tres segundos que funcionan a modo de videoclip. La cadencia es más bien lenta y busca el look con cierto aire retro. La fotografía es magnífica y se recrea en los fabulosos paisajes del norte de Granada.
La fractura entre el Jesús histórico y el Cristo de la Fe queda ampliamente analizada, con todo el rigor y el respeto que merece un problema tan importante, recogiendo todas las tendencias y opiniones implicadas en esta cuestión que sólo en los últimos años se ha estudiado con rigurosidad y que jamás ha sido llevada a la gran pantalla desde esta óptica.
(*): Emilio Ruiz Barrachina, periodista y realizador de numerosos documentales de temática histórica e investigativa, debuta como director de ficción con esta cinta escrita por él a partir de investigaciones propias y de reconocidas figuras sobre la figura de Jesús. Este viernes, tras proyectarse en varios festivales españoles, llega a las salas.
Tras quince años de estudiar los principios de la religión cristiana e interesarme por la figura, plausible y demostrada, de un Jesús histórico, pretendo en este proyecto dar a conocer al público la realidad de un personaje que ha sido capaz de cambiar la historia del mundo. (Él, o quienes usaron su nombre para hacerlo).
El proyecto consta de dos largometrajes: uno primero de ficción y otro de corte documental. En “El Discípulo” quiero mostrar a ese Jesús que vivió hace veinte siglos, basándome en los últimos y más eficientes estudios sobre la figura de un hombre del que apenas hay testimonio en los escritos judíos o romanos - fuera de los evangelios -, pero cuya existencia pocos ponen en duda. Para la asesoría histórica he contado con el mayor especialista y más considerado estudioso a nivel internacional de este tema, el catedrático Antonio Piñero.
El guión recoge los últimos días de Jesús el Nazareo, llamado así porque era un guía espiritual, un nazir, discípulo de Juan el Bautista y que acompañó hasta Jerusalén al grupo guiado por Simón para tomar el templo y esperar que Yavhé, tal como hiciera con sus antepasados macabeos, enviara sus legiones de ángeles para expulsar a los romanos.
Me interesa también mucho la figura de María, madre atormentada por la actitud de un hijo enfrentado con Roma y que puede acabar, como acabó, ajusticiado a manos de los invasores, tal como sucediera con su padre José. María busca todas las maneras posibles de convencer a Jesús para que abandone la idea de la inminente llegada del Reino de los Cielos.
Por su parte, María de Magdala sembrará en Jesús la semilla de la discordia interna y le hará debatirse, durante toda la película, entre el amor a Dios y sus votos de nazir o el amor carnal.
La película mantiene la tensión dramática a través los conflictos internos que sumen a Jesús en una tremenda e insuperable confusión.
He buscado que Jesús emplee durante toda la película frases y palabras procedentes de los Evangelios Canónicos. Frases que, en situación distinta a la allí expresada, adquieren pleno significado y total consistencia. Son las frases repetidas y aprehendidas por la tradición oral y que quedaron impresas en el Nuevo Testamento, pero que, rodeadas de todo el neoplatonismo y helenismo en el que fueron disueltas, perdieron su sentido original. Evidentemente en las transiciones hay frases escritas en el guión de cosecha propia, pero no en los sermones o cuestiones que afecten a lo relacionado con las sagradas escrituras.
Es una película respetuosa y sincera que no busca el escándalo ni la polémica, sino proponer una historia que, secundada por los más serios estudios, genere el debate acerca de un dogma impuesto a lo largo de dos mil años sin que demasiada gente se haya atrevido a discutirlo.
El lenguaje cinematográfico es muy descarnado, con un pie en el documental, lo que sé no será del gusto de algunos espectadores. Mucha gente entiende que cualquier producción sobre Jesús debe ser tan barroca como las grandes catedrales y su función debe ser la de apabullar al espectador. Yo cuento la historia con un estilo casi de reportería, donde la información priva sobre las emociones, ya que, al igual que en los libros canónicos, los personajes son como de cartón.
La estructura de la película está sostenida por una discusión que acontece 52 años después de la muerte de Jesús entre Lucas el Evangelista y Juan el discípulo, a través e cuyos ojos se va contando la historia. Esta es la parte más documental y documentada, ya que no pretendo mezclar lo que históricamente tiene un sustento con lo que hace parte de la interpretación personal.
Es una película repleta de soledades y vacíos. Cualquier propuestas nueva tendrá sus detractores y sus defensores. Ya la película se ha ido entre quienes la han visto a los extremos, es decir, lo que esperaba: pocas tintas medias va a generar.
Está rodada en inglés y tengo la seguridad de que tendrá mucha más repercusión fuera que en nuestro país. Prueba de ello quizá sea que en el pase de prensa en Madrid había 12 medios nacionales y 32 extranjeros.
Parto de la base de que la película no será plato de buen gusto para todo el mundo, no sólo por la temática, sino también por la estética. No es una película al uso de lo que ahora se está haciendo. No bebe de las fuentes de la televisión. No hay planos de tres segundos que funcionan a modo de videoclip. La cadencia es más bien lenta y busca el look con cierto aire retro. La fotografía es magnífica y se recrea en los fabulosos paisajes del norte de Granada.
La fractura entre el Jesús histórico y el Cristo de la Fe queda ampliamente analizada, con todo el rigor y el respeto que merece un problema tan importante, recogiendo todas las tendencias y opiniones implicadas en esta cuestión que sólo en los últimos años se ha estudiado con rigurosidad y que jamás ha sido llevada a la gran pantalla desde esta óptica.
(*): Emilio Ruiz Barrachina, periodista y realizador de numerosos documentales de temática histórica e investigativa, debuta como director de ficción con esta cinta escrita por él a partir de investigaciones propias y de reconocidas figuras sobre la figura de Jesús. Este viernes, tras proyectarse en varios festivales españoles, llega a las salas.