Paco Torres escribe sobre "El vuelo del tren"
- por © Karma Films-NOTICINE.com
Por Paco Torres *
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“El vuelo del tren” parte de un pequeño cuento que escribí cuando tenía doce años, un relato donde un niño cumplía un deseo imposible. Y esta utopía del personaje, quizás me haya marcado en muchas cosas personalmente a lo largo de mi vida, sobre todo en el empeño de sacar las cosas adelante con trabajo y dedicación.
Con esta premisa, me siento delante de las teclas de un antiguo portátil Gateway de seis kilos de peso, eso era un robot más que otra cosa, y me pongo a escribir una historia intimista, llena de virtudes y defectos, donde quiero llegar al público por la frescura, fuerza y ternura de los personajes, en especial el de la madre, Blanca. Es como un retrato social y delicado que reivindica los sentimientos y las emociones, y sobre todo el contraste entre el si y el no, entre la noche y el día, en definitiva, el contraste dual de la naturaleza y del propio ser humano.
Dicen, que una película se hace en el guión, en el rodaje y en el montaje, y a eso me gustaría añadir que uno conoce la película que quiere contar cuando ha acabado de rodarla y la ha dejado reposar un tiempo. Y así resulta este film sincero, honesto, de gran compromiso social y de justicia, donde se disfruta visualmente del dolor de una madre por la posible pérdida de su hija, sin caer en el sentimentalismo gratuito, y avanzando en un conflicto interno lleno de descubrimientos, donde Blanca es una mujer separada, que vive con su hija, y que por circunstancias de la vida ha perdido la capacidad de creer, soñar y apreciar las cosas más cercanas. Un día le comunican que su hija ha vuelto a recaer en la leucemia y luchará contra corriente enfrentándose a la posible pérdida de ésta. Blanca se hace más frágil y descubre la forma de ayudar a su pequeña aprendiendo de los pequeños detalles, de la gente que sufre en la calle, averiguando que las cosas son lo que uno quiere que sean y convirtiendo la adversidad y el dolor en esperanza.
Como director y contador de historias, os diría que Blanca luchó muchísimo y se encontró muchas barreras en su camino. Les diría que es muy fuerte y con grandes convicciones y que cuando besa a su hija Aran, la besa con todas sus fuerzas, apretándola infinitamente y queriendo sentir su alma. Sé que no puedo cambiar el mundo, que las guerras seguirán, el hambre estará presente, el odio y el egoísmo compartirán las vidas de las personas, pero si yo, con un pequeño granito de arena, puedo emocionar y hacer brillar las vidas de cada persona que vea la película, me daré por satisfecho.
Me gustaría que este film transporte al público a un lugar diferente, donde nunca antes haya estado, pero una vez allí comience a reconocer las cosas y se identifique con ellas.
(*): El español Paco Torres tiene una larga trayectoria en publicidad y cine, con varios cortos y documentales a sus espaldas como “Zona cero”, “La última pared”, “Instante”, y el galardonado “Setenta”. Actualmente se mueve entre España, EEUU e Irlanda, donde está preparando su segundo largometraje, “Blue guitar”, una película para rodar en Nueva York y Dublín, en inglés.
Con esta premisa, me siento delante de las teclas de un antiguo portátil Gateway de seis kilos de peso, eso era un robot más que otra cosa, y me pongo a escribir una historia intimista, llena de virtudes y defectos, donde quiero llegar al público por la frescura, fuerza y ternura de los personajes, en especial el de la madre, Blanca. Es como un retrato social y delicado que reivindica los sentimientos y las emociones, y sobre todo el contraste entre el si y el no, entre la noche y el día, en definitiva, el contraste dual de la naturaleza y del propio ser humano.
Dicen, que una película se hace en el guión, en el rodaje y en el montaje, y a eso me gustaría añadir que uno conoce la película que quiere contar cuando ha acabado de rodarla y la ha dejado reposar un tiempo. Y así resulta este film sincero, honesto, de gran compromiso social y de justicia, donde se disfruta visualmente del dolor de una madre por la posible pérdida de su hija, sin caer en el sentimentalismo gratuito, y avanzando en un conflicto interno lleno de descubrimientos, donde Blanca es una mujer separada, que vive con su hija, y que por circunstancias de la vida ha perdido la capacidad de creer, soñar y apreciar las cosas más cercanas. Un día le comunican que su hija ha vuelto a recaer en la leucemia y luchará contra corriente enfrentándose a la posible pérdida de ésta. Blanca se hace más frágil y descubre la forma de ayudar a su pequeña aprendiendo de los pequeños detalles, de la gente que sufre en la calle, averiguando que las cosas son lo que uno quiere que sean y convirtiendo la adversidad y el dolor en esperanza.
Como director y contador de historias, os diría que Blanca luchó muchísimo y se encontró muchas barreras en su camino. Les diría que es muy fuerte y con grandes convicciones y que cuando besa a su hija Aran, la besa con todas sus fuerzas, apretándola infinitamente y queriendo sentir su alma. Sé que no puedo cambiar el mundo, que las guerras seguirán, el hambre estará presente, el odio y el egoísmo compartirán las vidas de las personas, pero si yo, con un pequeño granito de arena, puedo emocionar y hacer brillar las vidas de cada persona que vea la película, me daré por satisfecho.
Me gustaría que este film transporte al público a un lugar diferente, donde nunca antes haya estado, pero una vez allí comience a reconocer las cosas y se identifique con ellas.
(*): El español Paco Torres tiene una larga trayectoria en publicidad y cine, con varios cortos y documentales a sus espaldas como “Zona cero”, “La última pared”, “Instante”, y el galardonado “Setenta”. Actualmente se mueve entre España, EEUU e Irlanda, donde está preparando su segundo largometraje, “Blue guitar”, una película para rodar en Nueva York y Dublín, en inglés.
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