Muere el cineasta chileno Raúl Ruiz
- por © Corresponsal (Chile)-NOTICINE.com
Ha muerto este viernes en París, tras sufrir una larga dolencia pulmonar, el cineasta afincado en Francia Raúl Ruiz, durante años el más internacionalmente conocido entre los chilenos. Había nacido en Puerto Montt el 25 de julio de 1941, y sus últimas voluntades fueron ser enterrado en su país natal. Deja un film inédito que acaba de editar, con el que volvió fílmicamente a Chile, y tenía muchos proyectos que tal vez pueda dirigir en el cielo de los creadores.
El pasado marzo, cuando se aprestaba a rodar esa cinta póstuma, "La noche de enfrente", explicaba a La Tercera que inmediatamente regresaría a Francia para hacer "Las líneas de Wellington", una obra con producción portuguesa sobre la derrota de las tropas napoleónicas en la península ibérica, y añadía: "Luego haré una adaptación de "El niño que enloqueció de amor", de Eduardo Barrios, pero en Portugal. Y también, una continuación de "Los misterios de Lisboa". "Todo esto si es que sigo vivo", dijo al término de las declaraciones.
El autor de "Misterios de Lisboa", "La comedia de la inocencia" y "El tiempo recobrado" conocía el alcance de su enfermedad y -siendo prolífico como pocos- había decido entablar una carrera final contra la muerte.
Los medios franceses destacan este viernes la aportación del realizador chileno al cine galo, tras afincarse en ese país como consecuencia el golpe de estado fascista de Pinochet. Allí llevó a cabo la mayor parte de su amplísima filmografía para cine y televisión, con cerca del centenar de títulos. Estudioso, amante de la poesía y la teología, y dotado de una fina ironía, Ruíz había debutado con un film básico de la cinematografía latinoamericana, "Tres tristes tigres", en 1968.
"Me tocó vivir un momento de la historia del cine en el que se decía que ya no se podían contar historias. Eso quería decir que había que someterse a una estructura en tres actos. Pero yo soy un nostálgico de las viejas novelas, que no lo son tanto en la globalidad humana, donde había una multiplicidad de historias, una estructura de ramas de un mismo árbol, en las que no figuraba la palabra "fin", como en "Las mil y una noches". Las alegrías se desmenuzaban y las desgracias estaban bien distribuidas. Como cineasta, siempre he intentado integrar estos aspectos novelescos a mi manera", dijo el año pasado tras recibir en París el premio Louis-Delluc.
Curiosamente, fue su última producción estrenada, la miniserie/película "Los misterios de Lisboa" una de las más populares, en un conjunto de cintas que por su carácter grave y a veces surrealista escaparon del interés del gran público para ser especialmente apreciadas en festivales y cinematecas.
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El pasado marzo, cuando se aprestaba a rodar esa cinta póstuma, "La noche de enfrente", explicaba a La Tercera que inmediatamente regresaría a Francia para hacer "Las líneas de Wellington", una obra con producción portuguesa sobre la derrota de las tropas napoleónicas en la península ibérica, y añadía: "Luego haré una adaptación de "El niño que enloqueció de amor", de Eduardo Barrios, pero en Portugal. Y también, una continuación de "Los misterios de Lisboa". "Todo esto si es que sigo vivo", dijo al término de las declaraciones.
El autor de "Misterios de Lisboa", "La comedia de la inocencia" y "El tiempo recobrado" conocía el alcance de su enfermedad y -siendo prolífico como pocos- había decido entablar una carrera final contra la muerte.
Los medios franceses destacan este viernes la aportación del realizador chileno al cine galo, tras afincarse en ese país como consecuencia el golpe de estado fascista de Pinochet. Allí llevó a cabo la mayor parte de su amplísima filmografía para cine y televisión, con cerca del centenar de títulos. Estudioso, amante de la poesía y la teología, y dotado de una fina ironía, Ruíz había debutado con un film básico de la cinematografía latinoamericana, "Tres tristes tigres", en 1968.
"Me tocó vivir un momento de la historia del cine en el que se decía que ya no se podían contar historias. Eso quería decir que había que someterse a una estructura en tres actos. Pero yo soy un nostálgico de las viejas novelas, que no lo son tanto en la globalidad humana, donde había una multiplicidad de historias, una estructura de ramas de un mismo árbol, en las que no figuraba la palabra "fin", como en "Las mil y una noches". Las alegrías se desmenuzaban y las desgracias estaban bien distribuidas. Como cineasta, siempre he intentado integrar estos aspectos novelescos a mi manera", dijo el año pasado tras recibir en París el premio Louis-Delluc.
Curiosamente, fue su última producción estrenada, la miniserie/película "Los misterios de Lisboa" una de las más populares, en un conjunto de cintas que por su carácter grave y a veces surrealista escaparon del interés del gran público para ser especialmente apreciadas en festivales y cinematecas.
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