Natalia Oreiro presenta "Mi primera boda", con su personaje "más insoportable"
- por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
Con una semana de antelación a su estreno comercial en Argentina, Natalia Oreiro, Daniel Hendler y el resto del equipo principal de la comedia nacional "Mi primera boda" la presentaron en Buenos Aires a los medios, en una ocasión para pulsar el buen ambiente que debió respirarse en el ambiente, y de paso la felicidad personal de la estrella uruguaya por su próxima maternidad. Las diferentes posiciones de hombres y mujeres, convenientemente exageradas, hacia lo que significa un elance matrimonial se patentizan en la segunda realización de Ariel Winograd.
En esta caso, además, hay un ingrediente añadido: la cuestión religioso-cultural, ya que él es judío y ella de familia católica. "Mi primera boda" fue inspirada por el propio casamiento de Winograd con su productora Nathalie Cabiron. De ambos fue la idea de contar las tensiones que rodean a un evento que se supone la celebración de la felicidad de una pareja que acaba de decidir unir sus vidas, un casamiento mixto entre un judío y una católica, que corre peligro cuando el novio comete el desliz de perder el anillo. Por ese enracedido ambiente aparece también un ex de la novia, que es interpretado por Imanol Arias.
Según ha explicado Natalia Oreiro en entrevista con Página 12, su personaje, Leonora, "está pasada de responsabilidad, de ansiedad, de histeria. La película me hace acordar a "La fiesta...": ese sinfín de desaciertos que terminan convirtiendo en un caos algo que iba a ser una celebración. Y yo creo que los dos la pasan muy mal: él por miedo a no contarle la verdad a mi personaje y decir: "¿Con quién me estoy casando? ¿Con un monstruo o con la persona en la que debería confiar?". Y ella porque desde un principio piensa que, en realidad, lo que le pasa a Adrián es que no se quiere casar. Y él sí se quiere casar, lo que no quiere es toda la cosa para afuera. Y ella siente que es su cuento de hadas y que todo tiene que salir perfecto. En general, cuanto más uno quiere cuidar una situación y cuanto más perfeccionista se pone con algo, eso se convierte en algo más frágil y más vías de escape empieza a necesitar. En la vida uno debería dejarse fluir. Pero el casamiento, sobre todo para la mujer, es un momento muy especial. Se junta todo. Y digamos que Leonora tiene una mamá muy especial, los amigos del novio también. Está todo mal ahí, como para que explote".
La actriz y cantante uruguaya afincada en Argentina cree que "Mi primera boda" está repleta de referencias comunes a la experiencia vital de los potenciales espectadores: "En general, la ilusión es que salga maravilloso y la mayoría de las personas lo recuerdan como uno de sus momentos más importantes. Y para las mujeres es casi la única oportunidad que tienen de ponerse, además de los 15, un vestido de princesa. Pero es una cosa muy romántica que no siempre sale bien porque tenés que ser muy relajado para disfrutarlo. Si no, estás más pendiente de que la comida esté bien, que no pongan la música que no querés. Y siempre está el que critica el vestido o la mesa. O los que se ponen en pedo y hacen un desastre. Digamos que sucede todo eso. Pero no siempre pasa en todos los casamientos. Yo creo que es un acto romántico. Después, toda la parte comercial de los casamientos es medio buitre. Creo que los que se están por casar van a ir a verla para ver si se casan de verdad" (risas).
Sin embargo, Oreiro matiza que no he encontrado demasiado de sí misma en Leonora, aunque logró comprenderla. "Charlábamos mucho con el director sobre que, a veces, los hombres subestiman el acto romántico, la sensibilidad de lo importante que es para una mujer casarse. Si es necesario o superficial... ¿qué importa? Es ese momento y el hombre tiende a subestimarlo. Cuando Adrián (Hendler) subestima ese momento de ella, uno se da cuenta de que le está rompiendo el corazón y que Leonora verdaderamente está sufriendo. Hace horas que está encerrada en ese cuarto que viene hace meses preparando para que todo salga bien. Y lo peor es que no sabe por qué le empieza a salir todo mal. Te da pena. Te reís de la desgracia que le está pasando a ella. Yo llegué a comprenderla desde ese lugar, de esa parte romántica y sensible que las mujeres tenemos mucho más que los hombres. En ese sentido, yo soy como más hippie. En mi vida no me gusta ser el centro de atención porque tengo una profesión que de por sí me demanda una exposición grande. Para mi vida privada no elijo las cosas donde todos me van a mirar o me van a sacar fotos. Me pone incómoda. No lo disfruto. Prefiero las cosas más íntimas, más pequeñas, más relajadas", afirma.
La presencia de Natalia Oreiro en las salas argentinas ha sido muy abundante en los últimos tiempos, con cintas en general exitosas como "Miss Tacuarembó", "Francia" y "Música en espera", a las que pronto se sumará "Infancia clandestina", que el próximo intentará encontrar fondos para su terminación definitiva en el Cine en Construcción del Festival de San Sebastián. Dentro especificamente de la comedia, la actriz reconoce que esta Leonora es distinta a sus anteriores roles: "El personaje no es el más carismático. De hecho, al principio, es como muy insoportable: está casi histérica. Y eso para mí era divertido porque, en general, mis personajes son más simpáticos. Aunque el de "Música en espera" tampoco era muy simpático al principio. Pero éste por la situación de estrés en la que se encuentra también es como bueno... fumate a la novia, relajate, nena" (risas).
Para Oreiro la base de que cualquier película funcione y ellos, los actores, resulten creibles, está en el libreto: "Cuando tenés un buen guión no es tan difícil ninguna de las dos cosas. En la comedia, tener un reloj literario es mucho más fácil para el actor interpretarlo porque uno no tiene que hacerse el gracioso. Lo que es graciosa es la situación. Después, podés interpretarlo mejor o peor, tenés más o menos onda, pero lo fundamental es el guión. No es fácil hacer reír, pero no sé si depende del actor. Hay pocos actores que solos te hacen reír. La mayoría necesitamos un guión sólido que lleve al espectador a que la trama le cause gracia", dice.
La ventaja que para ella tienen las comedias es que le resultan más livianas: "Lo que me pasa con los personajes dramáticos es que entro mucho en comunión con lo que les sucede y me cuesta salir. Algo de eso fue lo que me sucedió en "Infancia clandestina", de Benjamín Avila, que la terminé veinte días antes que ésta. En esa película tenía una carga emotiva muy fuerte y me costaba despegarme de lo que estaba interpretando. Lo que tiene la comedia es que uno termina el día con una sonrisa, te reís todo el tiempo y es más relajado. Pero el rigor para trabajar es el mismo porque todo tiene que tener el tono justo, no puede haber un gesto de más. A veces, se tiende a suponer que la comedia es más improvisada. Y nosotros ensayamos mucho tiempo. De hecho, yo tengo el guión desde hace tres años. Realmente se trabajó para que todo sea sutil y que no sea forzado. Esta comedia no es un grotesco. En ese sentido, en la comedia tenés el riesgo de caer en el cliché y para nosotros la intención era justamente corrernos de él".
"Mi primera boda" llegará a las salas argentinas el próximo jueves 1 de septiembre.
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En esta caso, además, hay un ingrediente añadido: la cuestión religioso-cultural, ya que él es judío y ella de familia católica. "Mi primera boda" fue inspirada por el propio casamiento de Winograd con su productora Nathalie Cabiron. De ambos fue la idea de contar las tensiones que rodean a un evento que se supone la celebración de la felicidad de una pareja que acaba de decidir unir sus vidas, un casamiento mixto entre un judío y una católica, que corre peligro cuando el novio comete el desliz de perder el anillo. Por ese enracedido ambiente aparece también un ex de la novia, que es interpretado por Imanol Arias.
Según ha explicado Natalia Oreiro en entrevista con Página 12, su personaje, Leonora, "está pasada de responsabilidad, de ansiedad, de histeria. La película me hace acordar a "La fiesta...": ese sinfín de desaciertos que terminan convirtiendo en un caos algo que iba a ser una celebración. Y yo creo que los dos la pasan muy mal: él por miedo a no contarle la verdad a mi personaje y decir: "¿Con quién me estoy casando? ¿Con un monstruo o con la persona en la que debería confiar?". Y ella porque desde un principio piensa que, en realidad, lo que le pasa a Adrián es que no se quiere casar. Y él sí se quiere casar, lo que no quiere es toda la cosa para afuera. Y ella siente que es su cuento de hadas y que todo tiene que salir perfecto. En general, cuanto más uno quiere cuidar una situación y cuanto más perfeccionista se pone con algo, eso se convierte en algo más frágil y más vías de escape empieza a necesitar. En la vida uno debería dejarse fluir. Pero el casamiento, sobre todo para la mujer, es un momento muy especial. Se junta todo. Y digamos que Leonora tiene una mamá muy especial, los amigos del novio también. Está todo mal ahí, como para que explote".
La actriz y cantante uruguaya afincada en Argentina cree que "Mi primera boda" está repleta de referencias comunes a la experiencia vital de los potenciales espectadores: "En general, la ilusión es que salga maravilloso y la mayoría de las personas lo recuerdan como uno de sus momentos más importantes. Y para las mujeres es casi la única oportunidad que tienen de ponerse, además de los 15, un vestido de princesa. Pero es una cosa muy romántica que no siempre sale bien porque tenés que ser muy relajado para disfrutarlo. Si no, estás más pendiente de que la comida esté bien, que no pongan la música que no querés. Y siempre está el que critica el vestido o la mesa. O los que se ponen en pedo y hacen un desastre. Digamos que sucede todo eso. Pero no siempre pasa en todos los casamientos. Yo creo que es un acto romántico. Después, toda la parte comercial de los casamientos es medio buitre. Creo que los que se están por casar van a ir a verla para ver si se casan de verdad" (risas).
Sin embargo, Oreiro matiza que no he encontrado demasiado de sí misma en Leonora, aunque logró comprenderla. "Charlábamos mucho con el director sobre que, a veces, los hombres subestiman el acto romántico, la sensibilidad de lo importante que es para una mujer casarse. Si es necesario o superficial... ¿qué importa? Es ese momento y el hombre tiende a subestimarlo. Cuando Adrián (Hendler) subestima ese momento de ella, uno se da cuenta de que le está rompiendo el corazón y que Leonora verdaderamente está sufriendo. Hace horas que está encerrada en ese cuarto que viene hace meses preparando para que todo salga bien. Y lo peor es que no sabe por qué le empieza a salir todo mal. Te da pena. Te reís de la desgracia que le está pasando a ella. Yo llegué a comprenderla desde ese lugar, de esa parte romántica y sensible que las mujeres tenemos mucho más que los hombres. En ese sentido, yo soy como más hippie. En mi vida no me gusta ser el centro de atención porque tengo una profesión que de por sí me demanda una exposición grande. Para mi vida privada no elijo las cosas donde todos me van a mirar o me van a sacar fotos. Me pone incómoda. No lo disfruto. Prefiero las cosas más íntimas, más pequeñas, más relajadas", afirma.
La presencia de Natalia Oreiro en las salas argentinas ha sido muy abundante en los últimos tiempos, con cintas en general exitosas como "Miss Tacuarembó", "Francia" y "Música en espera", a las que pronto se sumará "Infancia clandestina", que el próximo intentará encontrar fondos para su terminación definitiva en el Cine en Construcción del Festival de San Sebastián. Dentro especificamente de la comedia, la actriz reconoce que esta Leonora es distinta a sus anteriores roles: "El personaje no es el más carismático. De hecho, al principio, es como muy insoportable: está casi histérica. Y eso para mí era divertido porque, en general, mis personajes son más simpáticos. Aunque el de "Música en espera" tampoco era muy simpático al principio. Pero éste por la situación de estrés en la que se encuentra también es como bueno... fumate a la novia, relajate, nena" (risas).
Para Oreiro la base de que cualquier película funcione y ellos, los actores, resulten creibles, está en el libreto: "Cuando tenés un buen guión no es tan difícil ninguna de las dos cosas. En la comedia, tener un reloj literario es mucho más fácil para el actor interpretarlo porque uno no tiene que hacerse el gracioso. Lo que es graciosa es la situación. Después, podés interpretarlo mejor o peor, tenés más o menos onda, pero lo fundamental es el guión. No es fácil hacer reír, pero no sé si depende del actor. Hay pocos actores que solos te hacen reír. La mayoría necesitamos un guión sólido que lleve al espectador a que la trama le cause gracia", dice.
La ventaja que para ella tienen las comedias es que le resultan más livianas: "Lo que me pasa con los personajes dramáticos es que entro mucho en comunión con lo que les sucede y me cuesta salir. Algo de eso fue lo que me sucedió en "Infancia clandestina", de Benjamín Avila, que la terminé veinte días antes que ésta. En esa película tenía una carga emotiva muy fuerte y me costaba despegarme de lo que estaba interpretando. Lo que tiene la comedia es que uno termina el día con una sonrisa, te reís todo el tiempo y es más relajado. Pero el rigor para trabajar es el mismo porque todo tiene que tener el tono justo, no puede haber un gesto de más. A veces, se tiende a suponer que la comedia es más improvisada. Y nosotros ensayamos mucho tiempo. De hecho, yo tengo el guión desde hace tres años. Realmente se trabajó para que todo sea sutil y que no sea forzado. Esta comedia no es un grotesco. En ese sentido, en la comedia tenés el riesgo de caer en el cliché y para nosotros la intención era justamente corrernos de él".
"Mi primera boda" llegará a las salas argentinas el próximo jueves 1 de septiembre.
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