Crítica: "Seis puntos sobre Emma", inspirado debut
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Por María José Sánchez Lerchundi
Roberto Pérez Toledo maneja con mucha soltura el corto; y esto no es una simple opinión, basta con volver a repasar algunos ejemplos como "Los gritones", "Manguitos" o "Globos". En todos ha demostrado un excelente sentido es tético y, sobre todo, una admirable capacidad de síntesis para contar una historia completa, redonda, de arriba abajo.
Pero, claro, pasar al largo son ya palabras mayores. Y con frecuencia el enemigo número uno a batir tiene que ver justamente con el tamaño, con el desarrollo de un relato, es decir: con el ritmo, un monstruo capaz de arruinar todo un proyecto. A él no le ha sucedido. Como primera impresión, anotar que “Seis puntos sobre Emma” parece (y debe ser) una película largamente pensada, en la que su autor (en silla de ruedas) pone y expone mucho de sí mismo pero con destreza, valentía e imaginación. Ni compasión, ni lástima. Lo único que reclama –si algo reclama- es un poco de atención sobre cuestiones que la mayoría de los espectadores no percibimos, discapacitados también, muy a pesar nuestro. La historia nos planta, sí, frente a una realidad, la de las personas con algún tipo de obstáculo físico; pero nos muestra a la vez nuestra limitación, la incapacidad ambiente para tratarlas del modo más adecuado.
Aunque no se trata aquí de montar un catálogo de adversidades, nada más lejos. Este puñetero, agotador, viaje a la brega diaria, por salir a flote y no rendirse nunca, se realiza sin agobios, entre bromas y risas. Unas blancas y otras bastante negras, por cierto. Porque el drama sigue ahí, por mucho que el director y guionista nos lo haya vestido con el sugestivo ropaje del desenfado. Y así, con inteligencia, un gran guión, lleno de jugosos y muy diferenciados personajes, giros interesantes y muy buena mano para rodar, Pérez Toledo convierte su primer largo en un hábil y creíble retablo de deseos y prejuicios. Así, y por supuesto, con la magnífica colaboración de un puñado de actores vigorosos, en la onda, que vuelcan un chorro de verdad y frescura en este arriesgado lance vital, provocador y lleno de esperanza.
Espléndida, Verónica Echegui: compone una ciega tan exuberante como conmovedora y encabeza, además, un tropel de gente joven muy prometedora para el cine español. Una generación de relevo, que llega reclamando con toda justicia su sitio. Pérez Toledo hace, pues, con “Seis puntos sobre Emma” un gran debut en el largometraje. Es la suya una excelente historia. Desde el “Punto de partida” al “Punto final”. Que siga la buena racha y la inspiración…
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Roberto Pérez Toledo maneja con mucha soltura el corto; y esto no es una simple opinión, basta con volver a repasar algunos ejemplos como "Los gritones", "Manguitos" o "Globos". En todos ha demostrado un excelente sentido es tético y, sobre todo, una admirable capacidad de síntesis para contar una historia completa, redonda, de arriba abajo.
Pero, claro, pasar al largo son ya palabras mayores. Y con frecuencia el enemigo número uno a batir tiene que ver justamente con el tamaño, con el desarrollo de un relato, es decir: con el ritmo, un monstruo capaz de arruinar todo un proyecto. A él no le ha sucedido. Como primera impresión, anotar que “Seis puntos sobre Emma” parece (y debe ser) una película largamente pensada, en la que su autor (en silla de ruedas) pone y expone mucho de sí mismo pero con destreza, valentía e imaginación. Ni compasión, ni lástima. Lo único que reclama –si algo reclama- es un poco de atención sobre cuestiones que la mayoría de los espectadores no percibimos, discapacitados también, muy a pesar nuestro. La historia nos planta, sí, frente a una realidad, la de las personas con algún tipo de obstáculo físico; pero nos muestra a la vez nuestra limitación, la incapacidad ambiente para tratarlas del modo más adecuado.
Aunque no se trata aquí de montar un catálogo de adversidades, nada más lejos. Este puñetero, agotador, viaje a la brega diaria, por salir a flote y no rendirse nunca, se realiza sin agobios, entre bromas y risas. Unas blancas y otras bastante negras, por cierto. Porque el drama sigue ahí, por mucho que el director y guionista nos lo haya vestido con el sugestivo ropaje del desenfado. Y así, con inteligencia, un gran guión, lleno de jugosos y muy diferenciados personajes, giros interesantes y muy buena mano para rodar, Pérez Toledo convierte su primer largo en un hábil y creíble retablo de deseos y prejuicios. Así, y por supuesto, con la magnífica colaboración de un puñado de actores vigorosos, en la onda, que vuelcan un chorro de verdad y frescura en este arriesgado lance vital, provocador y lleno de esperanza.
Espléndida, Verónica Echegui: compone una ciega tan exuberante como conmovedora y encabeza, además, un tropel de gente joven muy prometedora para el cine español. Una generación de relevo, que llega reclamando con toda justicia su sitio. Pérez Toledo hace, pues, con “Seis puntos sobre Emma” un gran debut en el largometraje. Es la suya una excelente historia. Desde el “Punto de partida” al “Punto final”. Que siga la buena racha y la inspiración…
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