Desvelado el emplazamiento de los restos de Buñuel: Los montes de Calanda
- por © Redacción-NOTICINE.com
A Don Luis le hubieran encantado las numerosas especulaciones y teorías que durante años circularon sobre el destino de sus cenizas. Algunas eran más surrealistas que "El perro andaluz". Ahora, el diario madrileño El Mundo desvela qué ocurrió con los restos de Buñuel, antes de Almodóvar el cineasta español más famoso en todo el mundo. Según testimonio de sus dos hijos, ellos derramaron sus cenizas sobre el Monte Tolocha, en Calanda, el pueblo donde había nacido un 22 de febrero de 1900.
Fallecido el 29 de julio de 1983 en México, el autor de "Viridiana" o "El discreto encanto de la burguesía", fue incinerado al día siguiente, en una ceremonia a la que asistieron entre otros el cineasta Luis Alcoriza, el escritor Octavio Paz, el antropólogo Santiago Genovés y el sacerdote dominico Julián Pablo Fernández, amigo y cómplice de paseos, charlas y discusiones teológicas. A él le correspondió el honor de conversar las cenizas del conocido anticlerical en primera instancia.
Según el relato al diario El Mundo de Rafael Buñuel, hijo del guionista y director, al cabo de un tiempo que no especifica, la viuda, Jeanne Rucal, le pidió que le diera esos restos. "A raíz de un viaje a México D.F., -escribe Rafael, quien es respaldado por su hermano Juan Luis, también firmante del comunicado- me entregó las cenizas de Luis Buñuel para que se las llevara a Los Ángeles". Agrega que cumplió con el deseo de su madre, trasladando las cenizas "en una caja de cartón con el fin de evitar problemas en la aduana".
Y en aquel envoltorio, lo que quedaba de Luis Buñuel siguió viajando, años después, para su morada final. El lanzamiento de las cenizas junto a su pueblo natal, en 1997, no fue un acto público, e incluso se mantuvo en secreto por parte de la familia.
Ahora, Rafael y Juan Luis Buñuel sostienen que han optado por contarlo todo en vista de las tergiversaciones que se han hecho: "El padre Julián ha dicho recientemente (el mes pasado) que él conserva los restos de mi padre. Que están en una capilla en el Centro Universitario Cultural (CUC) de la capital mexicana. Pero no puede ser. Mi hermano Juan Luis, mi primo Pedro Christian García-Buñuel y yo esparcimos esas cenizas en el Monte Tolocha, en Calanda. Y así lo queremos hacer constar en un documento firmado", dice Rafael.
Ni siquiera íntimos colaboradores y amigos de Buñuel conocieron estas circunstancias. Según publica El Mundo, el guionista Jean-Claude Carrière sostenía que las cenizas habían sido dispersadas en el Desierto de los Leones, un bosque a las afueras del D.F. La escritora Elena Poniatowska se apuntaba al secreto del padre Julián: "Fue tan fuerte y tan profunda la relación entre Buñuel y el padre Julián que ahora las cenizas del ateo reposan bajo el altar de la iglesia dominica".
Pero lo cierto es que hace ya años que el espíritu de Don Luis vaga mezclado con la tierra de su pueblo turolense, dejando que las más disparatadas historias sean ahora contadas por otros...
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Fallecido el 29 de julio de 1983 en México, el autor de "Viridiana" o "El discreto encanto de la burguesía", fue incinerado al día siguiente, en una ceremonia a la que asistieron entre otros el cineasta Luis Alcoriza, el escritor Octavio Paz, el antropólogo Santiago Genovés y el sacerdote dominico Julián Pablo Fernández, amigo y cómplice de paseos, charlas y discusiones teológicas. A él le correspondió el honor de conversar las cenizas del conocido anticlerical en primera instancia.
Según el relato al diario El Mundo de Rafael Buñuel, hijo del guionista y director, al cabo de un tiempo que no especifica, la viuda, Jeanne Rucal, le pidió que le diera esos restos. "A raíz de un viaje a México D.F., -escribe Rafael, quien es respaldado por su hermano Juan Luis, también firmante del comunicado- me entregó las cenizas de Luis Buñuel para que se las llevara a Los Ángeles". Agrega que cumplió con el deseo de su madre, trasladando las cenizas "en una caja de cartón con el fin de evitar problemas en la aduana".
Y en aquel envoltorio, lo que quedaba de Luis Buñuel siguió viajando, años después, para su morada final. El lanzamiento de las cenizas junto a su pueblo natal, en 1997, no fue un acto público, e incluso se mantuvo en secreto por parte de la familia.
Ahora, Rafael y Juan Luis Buñuel sostienen que han optado por contarlo todo en vista de las tergiversaciones que se han hecho: "El padre Julián ha dicho recientemente (el mes pasado) que él conserva los restos de mi padre. Que están en una capilla en el Centro Universitario Cultural (CUC) de la capital mexicana. Pero no puede ser. Mi hermano Juan Luis, mi primo Pedro Christian García-Buñuel y yo esparcimos esas cenizas en el Monte Tolocha, en Calanda. Y así lo queremos hacer constar en un documento firmado", dice Rafael.
Ni siquiera íntimos colaboradores y amigos de Buñuel conocieron estas circunstancias. Según publica El Mundo, el guionista Jean-Claude Carrière sostenía que las cenizas habían sido dispersadas en el Desierto de los Leones, un bosque a las afueras del D.F. La escritora Elena Poniatowska se apuntaba al secreto del padre Julián: "Fue tan fuerte y tan profunda la relación entre Buñuel y el padre Julián que ahora las cenizas del ateo reposan bajo el altar de la iglesia dominica".
Pero lo cierto es que hace ya años que el espíritu de Don Luis vaga mezclado con la tierra de su pueblo turolense, dejando que las más disparatadas historias sean ahora contadas por otros...
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