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La muerte, a últimas horas de la tarde del pasado viernes, del actor español Juan Luis Galiardo, con una dilatada trayectoria en cine, teatro y televisión, llegó de manera sorpresiva a la mayor parte de sus amigos y compañeros, que conocían su lucha durante años contra el cáncer, al que ganó algunas batallas, pero no supieron de su agravamiento y rápido fatal desenlace, a los 72 años. Sin embargo, amen de las reacciones de dolor, que han ido desde el presidente del Gobierno a muchos de los que con él compartieron platós y escenarios, se está organizando para las próximas semanas un acto público de homenaje.

Aún sin definir, el evento -describió su representante Anabel Mateo- servirá "para que todos cuantos trabajaron con él y formaron parte de su familia artística puedan expresar su afecto por el que se autodeclaraba un actor promesa".

Este sábado, numerosos compañeros y amigos visitaron la capilla ardiente en el tanatorio madrileño y asistieron a la incineración de sus restos, actores, director, productores y representantes de instituciones dejaron patente la pasión con la que este gaditano de familia extremeña encaraba una profesión en la que pasó por todas las etapas posibles, desde el galán seductor de sus primeras películas al Quijote de Gutiérrez Aragón, el oportunista alcalde de "La chispa de la vida" de Alex de la Iglesia, o el avaro en la obra de Molière que él mismo produjo y paseó por España. A pesar de conocer desde principios de este año que el cáncer avanzaba imparable, siguió trabajando hasta el final y recientemente se había incorporado a la serie televisiva "Gran Hotel", en lo que posiblemente fue su último papel.

Galiardo, de personalidad tan arrolladora como su voz, imprevisible, divertido y profundamente humano, de vuelta de muchas guerras y aventuras de cama y selva, encontró su mejor expresión a través de los personajes que para él escribió el guionista Rafael Azcona y dirigieron García Sánchez o Berlanga.

He aquí algunos de los comentarios realizados por algunos de los que compartieron con él vida y trabajo:

José Luis Alonso de Santos, dramaturgo y guionista (La Razón): "Su simple actuación, su histrionismo, una palabra en desuso pero correcta y que no hay que dar de lado, lo llenaban todo. Ir a verle era un espectáculo. Si hubiera vivido en EE UU, lo suyo habría sido un acontecimiento, porque además fue un gran galán: de él han estado enamoradas todas las mujeres que han pasado a su lado. Tanto que pudo ser Don Juan Tenorio cumplidos los 50".

Juan Echanove, actor y amigo (Declaraciones a varios medios): "Interpretaba a dentelladas, un actor de un talento enorme y una gran fuerza de la naturaleza.  No dejaba indiferente a nadie. Consiguió borrar las huellas de lo malo y meterlas en las huellas de lo bueno. Tengo de él recuerdos imborrables. Era un ejemplo de entereza y de privacidad".

Santiago Segura, actor, director y guionista (Twitter): "Ha caído un roble. Un titán de la interpretación. Un buen amigo. El Mastroianni español. John Gali. Impredecible persona, espectacular".

Juan Cruz, escritor y periodista (El País): "Fue muy querido, tan querido que parece imposible buscar ahora, en los recuerdos que dejó, otra cosa que leyendas benévolas de un testigo y un actor del tiempo oscuro y de los años turbulentos que acompañó con sus llantos y con sus carcajadas quijotescas de hombre desnudo frente al mundo".

Gerardo Ayala, arquitecto y amigo desde la adolescencia (Hoy): "Totalmente autodidacta, todo el mundo reconoce que se convirtió en uno de los mejores actores de la escena española. Su fuerza, su nervio, su forma de luchar y su manera de volver a levantarse después de tanto traspié era única. Creo, y siempre lo pensé, que era incombustible. Eso me hizo admirarlo como un ejemplo a seguir cuando las cosas no salían como uno quería".br />
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