Crítica: "Soledad y Larguirucho", turismo y mate para toda la familia
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Por Emiliano Basile
La nueva película argentina "Soledad y Larguirucho" (2011), con los personajes creados por Manuel García Ferré, tiene dos aciertos fundamentales: nunca se toma en serio a sí misma y está dirigida a un público infantil de una manera sumamente eficaz. Divertida y simpática aventura para los más chiquitos, de San Luis al mundo, con guía de turismo incluída.
Resulta que la bruja Cachavacha se muere de envidia por la admirable voz de Soledad Pastorutti, estrella indiscutida de los niños. Así como en el cuento Blancanieves, Cachavacha hará lo imposible por alejar del podio a la cantante que revolea el poncho. Para ello recibirá la ayuda del profesor Neurus, de Pucho y Serrucho. Larguirucho oficia de narrador/payador siendo el personaje que interactúa con el público continuamente.
Si de animación en Argentina se trata, García Ferré es uno de los "grandes" en el arte del dibujo animado. "Soledad y Larguirucho", su última película luego de "Corazón, las alegrías de Pantriste" (2000) transcurre en la ciudad de San Luis (ha sido producida por San Luis Cine) y fusiona personajes reales con sus aclamados dibujos. La dirección de filmación está a cargo de Néstor Montalbano ("Pájaros Volando", 2010) y por ello resolvemos que el tono de la película es desprejuiciado, auto consciente y divertidamente ridículo. Esta idea promueve el guiño constante para los padres y alegra a los más chiquitos a quienes invita a participar al público en más de una oportunidad (Larguirucho y La Sole hablan a cámara).
Pero también suscita que la imperiosa necesidad del film de recorrer turísticamente la ciudad de San Luis (incluso con el profesor Neurus explicando el significado de los monumentos) no desentone en absoluto. Tampoco están fuera de lugar la serie de personajes "conocidos" que aparecen para aportar su cuota de gracia. Entre ellos se destaca Diego Capussotto, Carlitos Balá, el Chaqueño Palavecino, Guillertmo Andino y Pablo Codevilla.
Lo mejor de "Soledad y Larguirucho" sigue siendo la impronta de los personajes de García Ferré: personajes bien argentinos, con todo el criollismo estereotipado sí, pero necesario para contrarrestar a los tanques del país del norte. Un poco de lunfardo, mate y folklore nunca falla, al menos para el mercado local, aunque limite sus posibilidades de exportación al resto de mercados iberoamericanos y foráneos.
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