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Por Eduardo Larrocha

Mucho bregó, codo con codo, el equipo de "Elefante Blanco" con los habitantes de Ciudad Oculta, una villa miseria en el Centro de Buenos Aires, antes de ponerse a rodar. Todos se preparaban para impregnarse con un toque de vida y luego trasladar esa realidad a la película. Hace ya un año que técnicos y artistas se pusieron manos a la obra para realizar esta coproducción  argentino-española que después de pasar por la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes y llenar cines en Argentina llega ahora a las salas españolas.

De ese esfuerzo compartido por conocer la verdad de la historia que cuentan daba testimonio Pablo Trapero. El director y guionista presentaba en la Casa de América de Madrid esta película en la que el realizador vuelve a indagar en las contradicciones de una sociedad, la  nuestra que si por aquí está en crisis, al otro lado del Atlántico sale a duras penas del abismo del corralito. La película se sitúa dos décadas antes, cuando la economía estaba en horas aún más bajas. La historia de "Elefante blanco" nos sacude como una advertencia del nivel de degradación al que se llega ante el abuso de los poderosos para marginar a amplios sectores de población y siempre a beneficio de unos pocos. Lo que allá es pasado aquí resulta profético.  El director, considerado  uno de los máximos representantes del nuevo cine Latinoamericano continúa en la línea el realismo trazado desde los años 90 en su anteriores películas, especialmente  "Mundo grúa", "Leonera" y "Carancho" la anterior estrenada en nuestras salas.

El reparto de "Elefante Blanco" lo componen dos habituales del cine de Trapero, Ricardo Darín, un sacerdote con dudas y compromiso  y  Martina Gusman, una asistente social de voluntariado. Además se incorpora al dúo,  Jérémie Renier, en el papel de un misionero francés que huye de la atrocidad de escuadrones de la muerte en la Selva. A este actor belga le conocemos por anteriores trabajos con los hermanos Dardenne. Hemos sabido que aprendió el español que escuchamos en la película unos pocos días antes de comenzar el rodaje.

"Elefante blanco" nos habla  del desconcierto moral que en los bienintencionados luchadores sociales provoca la diferencia entre intenciones y resultados. Trapero cuenta que en su trabajo en  Ciudad Oculta se movieron por todos los rincones intentando que sus habitantes se pudieran reconocer en los personajes ficticios pero realistas que vemos en la pantalla. Y así fue, una vez vistos los resultados.

El principal desafío que se planteó Ricardo Darín a la hora de afrontar su personaje-  un cura en la línea de la teología de la liberación- era asumir el rol que le había construido Pablo Trapero "tratando de acercarse a ese hombre de fe con respeto, con prudencia e intentando ser fiel a la realidad de un sacerdote que en su parroquia es un luchador por la justicia que tiene sus contradicciones pero que se enfrenta a las autoridades".

Darín  estrena nuevo registro a las órdenes de Pablo Trapero, aunque ese sacerdote católico que encarna sigue siendo el personaje principal.  ¿Cómo eligió Darín éste y anteriores papeles? "Al puro azar de las propuestas, sin ningún criterio", responde con cierto sarcasmo el actor argentino más internacional…

Darín confiesa también que con su interpretación en "Elefante blanco" y siguiendo las órdenes del director ha intentado defender la dignidad de un barrio marginal y luchado contra tópicos tales como que en ese tipo de villa miseria hay una mayoría  de población delincuente, y ello aunque los que sí lo son protagonizan las informaciones que nos llegan en periódicos y televisiones… Darín que en esta película ha dejado atrás su glamour de galán cree que es bueno aprovechar el tirón de su fama para encarnar personajes más comprometidos con la realidad social y denunciar la injusticia.

Nos falta desvelar el sentido del título que conocemos tras la secuencia inicial. El Elefante Blanco es un gran edificio o más bien su esqueleto como metáfora del abandono de los políticos a un proyecto que viene de la tercera década del siglo XX y que ahí sigue estando en medio de un barrio marginal y deprimido lleno de conflictos . Hay mucho paquidermo en nuestro mundo derivado de la burbuja inmobiliaria. "Elefante blanco" es un ejemplo de lo que no debería ser pero es el pan de cada día en este mundo traidor.

Aunque estas fechas no son demasiado buenas para la taquilla,  la película de Trapero aspira al reconocimiento de público en las salas ibericas. La redacción de NOTICINE en Buenos Aires nos dio cuenta hace un mes del brindis del director y los actores, tras el estreno en Argentina. ¡Ojala se repita en España, el otro país que ha producido "Elefante Blanco".

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