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Por Juan Pablo Russo

Como en "Ronda nocturna" (2005) Edgardo Cozarinsky, propone en "Nocturnos" (2011) un viaje de ensueño por una Buenos Aires desértica, pero esta vez a través de la mirada poética de un hombre abandonado que busca en la noche la razón de su existir.

Un treintañero –interpretado por Esteban Lamothe la revelación de "El estudiante" (2011)- atravesará la ciudad de Buenos Aires durante una cálida noche primaveral en busca de su propio yo. En ese viaje entre onírico y real dialogará con una serie de personajes típicos porteños a través de los textos de autores como Alfredo Le Pera, Konstantinos Kavafis, Robert Frost, Gottfried Benn, Bertolt Brecht, Friedrich Hölderlin, Jorge Luis Borges, Charles Baudelaire y Alejandra Pizarnik para reflexionar sobre el amor, la pérdida y la ciudad.

Edgardo Cozarinsky , director de obras como "La guerra de un solo hombre" (1982) o "Guerreros y cautivas" (1989) es uno de los pocos autores capaces de filmar a Buenos Aires en su estado más puro, con ese poder hipnótico que cautiva a quienes la aman y la odian al mismo tiempo, y que tan bien se ve reflejada en la fotografía de Emiliano Cativa, trabajada a partir de la utilización de sombras y claroscuros derivados de la propia realidad.

"Nocturnos" es un viaje literario y sonoro gracias a las composiciones de Ulises Conti, quien musicaliza cada texto que como un vómito recitan cada uno de los personajes que van apareciendo en ese deambular sin fin, pero también los silencios que provoca la soledad de la ciudad abandonada por ese caudal de gente que la transita durante las horas del día.

Muy pocas veces el cine nos acerca a temas como amor y la ciudad desde una mirada tan poética y reflexiva. Tal vez la única oportunidad para aprender a transitar una Buenos Aires diferente como sólo el cine de Cozarinsky sabe mostrar.