Benjamín Ávila escribe sobre "Infancia clandestina"
- por © Wanda-NOTICINE.com
Por Benjamín Avila *
Esta pequeña historia representa la vivencia de muchos niños en la última dictadura militar en Argentina (1976-1983) y también representa la mía. Desde que decidí que mi oficio de vida sería el cine siempre añoré contar esta historia, mi historia. Pero no como una película autobiográfica, sino utilizar mis vivencias en una historia de amor de niños atravesada por este momento histórico. Poner el eje en el aspecto humano de las ideas.
Películas como "Papa está en viaje de negocios" de Emir Kusturica, "Mi vida como perro" de Lasse Halström por su retrato del mundo infantil, la visión del cine político de Ken Loach y la sensibilidad narrativa de Krzysztof Kieślowski son mi referencia esencial para el desarrollo de esta historia.
"Infancia clandestina" es la vivencia de un universo desconocido, que encierra tanto las contradicciones como los encantos de la vida de militancia. Donde hubo miedo y también alegrías, amores y pasiones.
No quise que la película fuera ni política ni dramática, pero sabía que iba a serlo, inevitablemente. Por eso, el acento no está puesto ahí, porque eso iba a ser inevitable, al ser parte de la historia. Sí me parecía muy importante que (y el objeto está puesto ahí) la mirada fuera la del sentir, del tacto, de esta cuestión del cotidiano. La película tiene mucho de cotidiano.
No sé si me ayudó a asimilar, pero seguro que me ayudó a volver a transitar emociones muy añejas. Me pasó mucho en medio del rodaje. Lloré en algunos momentos de incontención emocional haciendo cámara. Y había momentos que estábamos en medio de la toma y se me disparaban sensaciones casi como en una especie de sesión de terapia, como cuando sentís que se te desprende algo, se desata un nudo y empezás a llorar sin saber por qué.
Es necesario rever esta historia, desde nosotros, los que fuimos chicos y también fuimos protagonistas. Nosotros podemos darle a la historia una nueva visión.
(*): El argentino Benjamín Ávila dedica está película a su madre, detenida y luego "desaparecida" el 13 de octubre de 1979 en Buenos Aires, y a sus hermanos y padre e hijos. Pero esta no es una película sobre el rencor ni el odio, sino una bella película de alguien que sintiendo la añoranza de sus seres más queridos, ha querido rendirles homenaje por lo que hicieron, vivieron y sintieron. Su madre Sara (Natalia Oreiro), junto con su compañero Óscar (Ernesto Alterio), fueron unos destacados miembros Montoneros que lucharon activamente contra la dictadura militar. El guion lo escribió junto a Marcelo Müller."Infancia clandestina" se estrena este jueves en la Argentina y abre el apartado Horizontes Latinos del Festival de San Sebastian.
Esta pequeña historia representa la vivencia de muchos niños en la última dictadura militar en Argentina (1976-1983) y también representa la mía. Desde que decidí que mi oficio de vida sería el cine siempre añoré contar esta historia, mi historia. Pero no como una película autobiográfica, sino utilizar mis vivencias en una historia de amor de niños atravesada por este momento histórico. Poner el eje en el aspecto humano de las ideas.
Películas como "Papa está en viaje de negocios" de Emir Kusturica, "Mi vida como perro" de Lasse Halström por su retrato del mundo infantil, la visión del cine político de Ken Loach y la sensibilidad narrativa de Krzysztof Kieślowski son mi referencia esencial para el desarrollo de esta historia.
"Infancia clandestina" es la vivencia de un universo desconocido, que encierra tanto las contradicciones como los encantos de la vida de militancia. Donde hubo miedo y también alegrías, amores y pasiones.
No quise que la película fuera ni política ni dramática, pero sabía que iba a serlo, inevitablemente. Por eso, el acento no está puesto ahí, porque eso iba a ser inevitable, al ser parte de la historia. Sí me parecía muy importante que (y el objeto está puesto ahí) la mirada fuera la del sentir, del tacto, de esta cuestión del cotidiano. La película tiene mucho de cotidiano.
No sé si me ayudó a asimilar, pero seguro que me ayudó a volver a transitar emociones muy añejas. Me pasó mucho en medio del rodaje. Lloré en algunos momentos de incontención emocional haciendo cámara. Y había momentos que estábamos en medio de la toma y se me disparaban sensaciones casi como en una especie de sesión de terapia, como cuando sentís que se te desprende algo, se desata un nudo y empezás a llorar sin saber por qué.
Es necesario rever esta historia, desde nosotros, los que fuimos chicos y también fuimos protagonistas. Nosotros podemos darle a la historia una nueva visión.
(*): El argentino Benjamín Ávila dedica está película a su madre, detenida y luego "desaparecida" el 13 de octubre de 1979 en Buenos Aires, y a sus hermanos y padre e hijos. Pero esta no es una película sobre el rencor ni el odio, sino una bella película de alguien que sintiendo la añoranza de sus seres más queridos, ha querido rendirles homenaje por lo que hicieron, vivieron y sintieron. Su madre Sara (Natalia Oreiro), junto con su compañero Óscar (Ernesto Alterio), fueron unos destacados miembros Montoneros que lucharon activamente contra la dictadura militar. El guion lo escribió junto a Marcelo Müller."Infancia clandestina" se estrena este jueves en la Argentina y abre el apartado Horizontes Latinos del Festival de San Sebastian.
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