Entrevista con Rafael Amargo, último confidente fílmico de Chavela Vargas

por © J.A.-NOTICINE.com
Rafael Amargo
El bailarín y coreógrafo andaluz Rafael Amargo se emociona al recordar cómo fue el último confidente de la cantante costarricense-mexicana Chavela Vargas en el documental "El amor amargo de Chavela", que estos días termina el propio artista de locutar, con el recuerdo demasiado próximo de su fallecimiento. "Fue como una despedida, una herencia...", explica Amargo en declaraciones exclusivas a NOTICINE.com y Notimex, mientras se prepara a mostrar la cinta en festivales y mercados.

- ¿Cómo surgió la idea de su debut como realizador precisamente con este documental dedicado a la gran artista mexicana?

Fue como una despedida muy preparada de ella misma para su vida. Evidentemente  ella tenía una edad en la que sabía lo que le venía. Pero yo creo mucho en los chamanes, en los huicholes, lo que era su religión. Aunque ella sabía que se tenía que ir cuando empezó con este trabajo, yo lo hice porque lo pidió ella. Yo no soy si productor de cine, ni director... Siempre he trabajado mucho la danza con lo audiovisual, como soporte para mi coreografía. Me gusta el cine, me encanta este tipo de lenguaje, porque lo tengo muy cercano en mi casa, pero cuando decidí hacer esta película-documental o mejor dicho, esta entrevista, fue porque ella me lo pidió. Me lo pidió sin pedírmelo. Ella se fue a buscarme cuando yo estuve en México, por 4 meses, viviendo porque trabajaba para Televisa, y todos los fines de semana hablaba y estaba con ella como compañía. Chavela era una niña grande, una mujer que en sus últimos días, aunque le encantaba estar sola, y los silencios, casi más importantes que los discursos, pero a mí no me dejaba irme, me pasaba siempre eso y yo le decía: ¡Chabela tengo que irme al hotel que es muy tarde!. Era como estar pegados, siempre juntos , quería estar apegada a alguien que era lo que ella quería y elegía. Conmigo tenía esa parte gitana, se sentía cómoda y bien. Quizás porque nunca la traté como una persona mayor, como una persona enferma. Era como algo mágico lo que pasó entre los dos. Me cogió un cariño muy bonito y fue esa herencia la que quiso darme.

- ¿Cómo resintió usted esa complicidad?
Me han pasado cosas muy mágicas con ella. Fue como una madre a la que contabas todo. A tu madre de verdad a lo mejor no le cuentas ciertas cosas, pero a ella sí le contabas todo, amiga, madre, hermana... De hecho cuando fui a hacer el documental me dijo  “tú no te creas que has venido aquí a rodar la película, tú has venido aquí a ser un chamán más, yo me voy y te regalaré mi ‘peyote’, algo muy serio para los chamanes”. Yo no estaba muy informado de eso, amigos mexicanos me hablaron de ello. Al final del documental me decía ‘grabas y no apagues la cámara, graba esto’, entonces  vino una hermana espiritual de ella a México y me dijo que en tres, cuatro meses debía volver al Real de Catorce, a San Luis de Potosí, porque ella estaría esperándome, porque quizá estaría en el cielo, pero cuando haga el pellote me contaría algo que jamás me contó, cuando haga eso con el peyote me lo dirá.

- ¿Y piensa hacerlo?
Lo tengo pendiente, tengo ganas de ver qué me pasa. Porque dicen que me pasará algo, que se me revelará algo. Tengo ganas porque estoy con una inquietud… a ver si me revela algo si…

- ¿Hasta qué punto cree que ha conseguido reflejar en el documental lo que previamente había hablado con ella como amiga?
Aquí creo que se hablaron cosas diferentes de las que se no han hablado en otros sitios. Aunque sean las mismas cosas. Un artista cuando da una entrevista da una entrevista. La verdad de un artista es la verdad siempre. Pero aquí no vende un disco, ni la promoción de un concierto, solo hacía lo que ella quiso hacer. De hecho la primera pregunta que le hice, yo ahí que llegue en plan director de cine o periodista, al principio del documental,  fue : Chavela, de tu repertorio, ¿con qué 5 canciones te quedarías?. ella me miró y me dijo: ‘oye, tú de verdad me estás haciendo esa estupidez de pregunta? Mira, tú pregúntame por el alcohol y las mujeres que yo a ti te lo cuento, no a esos periodistas’. Como diciendo, venga! Con la edad que tengo y tú preguntándome esa tontería de pregunta. Qué me estas contando…  se ve que quería hablar, y yo dije, bueno, esto va por otro lado, pero claro, entre los dos, con la cámara encendida.

- ¿Qué opina sobre su último viaje, las circunstancias de su muerte?
Se ha muerto con las botas puertas y el micro en la mano, como ella quería. También su rebeldía era parte de ella, de su persona, muy íntegra. Dicen que se tenía que haber retirado antes, que qué pena el declive, todas esas cosas, pero no, es que ella decidió vivir y morir así. Despedirse de su muerte, tenía mucho genio. Era eso y era eso, no había más. Con la máscaras del oxígeno en España decía ‘o me lleváis a México o voy nadando’ así como cuando no quería ir a algún sitio no iba. Mira, imagina si lo tenía todo premeditado que vino a España, fue a la habitación de Lorca, hizo el concierto, aguantó el concierto, y después cayó mala, para morirse. Fue al hospital, pero ya era en sus últimas. La vida le aguantó unos días más pero estaba muy mal. Ella quería morir en la cama de Lorca, me da la sensación, en un final de película digamos. Ella estaba allí y vivía en la casa de estudiantes donde estuvo Lorca en el mismo cuarto...

- ¿Piensa que se hará alguna vez una película de ficción de la vida de Chavela?
No sé, ahora se va a hacer un ballet. La bailadora española que hizo de Cayetana de Alba, hará ahora de Chavela en ballet. Saldrá pronto. Si se hace ballet se puede hacer película de ficción pero tiene infinidad de películas de todo. Porque es el ser más vulnerable que conocí. Tiene una fuerza increíble. A Isabel Vargas se la comió Chavela por completo. Tenía un genio que arrollaba, a veces insultante, estaba en lo cierto que ella pensaba. Eclipsó a Isabel. Pero no se equivocaba, estaba en su cierto, arrolló con todo… de hecho le daba igual, ella no necesitaba ni escenario, ni orquesta, ni focos, ni nada similar. Era la abstracción. Era ella. Ni vestuario, ni iluminación. Ella, el poncho, el foco y los macorinos con la guitarra.

- Se habló mucho que a pesar de la fama y el prestigio de los últimos años sufrió en el pasado muchos sin sabores por su condición, por su inclinaciones en su propio país… ¿Cree que eso la marcó?
Si en su país te refieres a México creo que los resquemores los tenía el resto de la gente. Ya sabes que hasta hace poco no se ha podido hablar libremente de homosexualidad. Hoy en día hay gente que es homófoba y que tiene un cierto rechazo, hace 37 años en España había una dictadura y hasta hace poco los homosexuales no se podían casar… pero ella con perdón digo creo que todo eso ‘se la sudaba’. Sí creo también  que era una persona  extremadamente sensible. Era una persona ‘del 20’, el mundo se divide en 80 y 20. Hay comunes que pertenecen al 80 y personas que pertenecen al 20. Ella era bandera del 20. Así divido yo al mundo. El 80 son cuerpos humanos que se mueven y en el 20 hay geniecillos, personas que se mueven, hipersensibles, personas que deslumbran en lo suyo, otras que son cabezas de turco, hay banderas que son de cada uno en lo suyo… y son a los que les toca marcar la historia, y dentro de esos veinte, que ya es difícil estar entre esos 20,  hay capitanes de grupo, y ella fue capitana de grupo sin ser bandera de nada, eso me lo dijo así en el documental: ‘Yo no soy bandera de nada y bandera de todo, yo tengo mi bandera, y como es mi bandera, son mis colores, el negro, esto…, el naranja, esto… y lo clava la verdad. Gay, alcohólica, malhablada, promiscua. No se trata de encajarla en leyendas, pero siempre hizo lo que quiso, cuando en el mundo, hasta hoy en estos días es difícil ser así.

- ¿Le contó cosas que no contó a ningún periodista?
No. Yo creo que quería seguir demostrando que era Chavela Vargas. Creo que además que lo que me cuenta no es nada nuevo, todos lo sabemos ya, pero es más que nada el regalo de sentirse con un loco, un incomprendido, con un rebelde, salvando las distancias, uno siempre se va uniendo a los retos y te sueltas mucho más con alguien que es afín a ti, que con alguien que no lo es. Ella se sentía por tanto muy cómoda conmigo porque yo le contaba una barbaridad y ella me contaba una aún más gorda, y rizaba el rizo.

SI QUIERES COMENTAR ESTA INFORMACIÓN, VEN A NUESTRO FACEBOOK... O SIGUENOS A TRAVÉS DE TWITTER: @NOTICINEcom