Gabriel Nesci habla sobre su comedia "Días de Vinilo"

por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Nesci y Pauls
Luego del éxito de "Todos contra Juan" Gabriel Nesci estrena su ópera prima "Días de vinilo" (2012), una historia que focaliza en los vínculos de cuatro amigos unidos por la música. En una charla con EscribiendoCine el realizador habla sobre las vicisitudes que debió atravesar para su concreción, las inevitable comparaciones, lo difícil que fue conseguir los derechos para el soundtrack y la reivindicación del género. "Celebro mucho que empiecen a surgir realizadores que tengan ganas de apostar al género".

- Tengo entendido que el guion de esta historia lo escribió hace unos diez años. Cuéntenos como fue evolucionando y que cosas quedaron en el olvido.
Este guion arrancó en 2002 o 2003, más o menos, y en ese entonces tenía una de las historias: la del guionista. En ese momento yo estaba laburando en Ser urbano. Ahí lo conocí a Gastón Pauls y le ofrecí ese personaje. Esa peli estuvo a punto de filmarse pero se cayó por problemas de financiación. Era una película distinta a ésta pero lo que le pasaba a él se conservó. Y bueno después se fue dilatando todo e hice el piloto de Todos contra Juan que terminó en la serie y más o menos nos llevó unos cuatro años. Pero cada vez que podía iba retomando la peli y cuando terminamos con la serie me puse de lleno con esto. Recién ahí todo empezó acomodarse y pudimos arrancar.

- ¿A partir de ahí nacieron las otras historias o ya las tenía en su cabeza?
Fueron naciendo a lo largo de estos años. En 2005 se iba a filmar el guion aquel. Ya estaba todo listo y a último momento se cayó la producción. En medio de la bronca tiré ese proyecto y me fui sólo a Ushuaia y en el avión empecé a escribir las otras historias. En ese entonces eran nueve, después fueron seis que estaban unidas por la ciudad. Esas seis historias se convirtieron en tres a las que le sumé aquella vieja historia del guionista, pero me di cuenta que la ciudad como hilo conductor no era suficiente, entonces surge la idea de que fueran amigos.

- ¿Y la música?
La música es mi cable a tierra. Me encanta tocar, componer, dedico mucho tiempo a leer sobre música, leer biografías de músicos, investigar discografías, a escuchar música. Estaba buscando un hilo conductor y dije “vamos a darle utilidad a todo ese conocimiento inútil que tengo en la cabeza”. Traté que esa pasión pasase a los personajes. Fue en ese momento que el guion cobró vida.

- ¿Resultó difícil conseguir los derechos de autor para el soundtrack?
Fue muy difícil y muy caro. Fueron dos años de negociaciones con todas las discográficas. El sistema es muy complejo. Por un lado hay que conseguir el derecho de autor y para poder usar la grabación necesitás el derecho de la casa matriz y del artista. Al artista se le envía siempre el guion para que apruebe si desea que en esa escena esté su música. Siempre en algún lugar de esa ruta se te cae.

- Supongo que hubo muchas canciones que querrían y no pudieron estar...
Muchísimos. Listas y listas. Me he pasado horas en discográficas revisando catálogos para ver que se podía conservar. La música que quería que esté era la yo escuchaba. Iba a haber un tema de The Smiths que a mi me gustó siempre, lo chequeé con la discográfica y me dieron el ok, entonces escribí una escena de la peli en la cual se hacía mención explicita de esa canción. La filmé, quedo bárbara y cuando la estaba montando me avisan de la discográfica que uno de los compositores  no quería que esté la canción. Entonces se cayó. Yo ya tenía le peli montada. Traté de averiguar quien era el que dijo que no y me entero que fue Johnny Marr, así que fui por Morrisey solista y elegí un tema de él.

- El personaje de Gastón Pauls es guionista y director de cine, como usted. ¿Es autorreferencial todo lo que le sucede?

Todos los  disparadores son de mi vida cotidiana. Todo lo que ves me remiten a cosas. No es una película autorreferencial pero si hay cosas que me pasaron. No me cayeron los discos del cielo pero sí me los regaló el padre de un amigo. Y en esos discos estaba la música que hoy forma parte de la película. Esa fue una decisión deliberada, sé que algunos se preguntaron por qué no hay rock nacional. A mí me encanta el rock nacional pero la música que a mi me llegó en ese momento es la que está en la peli.

- Leonardo Sbaraglia se interpreta a sí mismo y hace que el guionista vaya adaptando la historia de acuerdo a sus caprichos ¿Le ha pasado muchas veces que un actor le pida que te amoldes a sus caprichos?
No de una manera tan contundente como sucede acá pero sí me ha pasado miles de veces. Lo que hace Leonardo Sbaraglia es tomarse con humor el tema de los egos y algunas cuestiones que tienen que ver con la fama. Que haya aceptado hacer esta versión distorsionada de sí mismo habla del humor que tiene él. No cualquiera pone su nombre para reírse de sí mismo.

- ¿Le molesta la comparación con "Alta fidelidad"?
No, molestarme no me molesta porque es una gran película. Lo que tienen en común es que en las dos hay personajes a los que les apasiona la música, pero hay otras cuarenta mil películas en las que los personajes tienen pasión por la música. Quizás "Alta fidelidad" juega con esto del disco de vinilo y eso a priori puede ser un punto en común, pero creo que realmente no tienen nada que ver entre sí. Igual es una comparación que yo me imaginé que iba a suceder porque si ves discos de vinilo te vas a remitir a un referente. Es como si hacés una película de naufragios te remitís a "Titanic" (1997). Veámosla haber que cuenta cada una, ¿no?

- En "Graduados" hay una vuelta a los 80 que se puso de moda y si bien "Días de vinilo" se filmó mucho antes es inevitable establecer una conexión entre ambos productos. ¿Cómo vive esa situación?

Hay como una moda del revival que ojalá sirva para se retroalimenten las dos cosas. Hay una cosa que tenemos los argentinos que cada vez que sale algo vemos donde podemos encontrar los parecidos. Creo que si hay una moda con esto es porque una camada de realizadores hemos llegado a un momento parecido de la vida en el cual estamos mirando un poco para atrás y haciendo un balance. La gente que vivió su juventud en los 60 empezó a reconocer el valor cultural de esa década en los 80. Cuando llegaron los 80 todos decíamos que era medio trash y no tenía ningún valor comparado con lo que paso antes. Ahora me cuesta mucho ver la identidad de esta época y seguramente en algunos años será revalorizada tal vez como el momento en que arrancó el Twitter.

- ¿Cree que hay una reivindicación del género en el cine argentino?
Celebro mucho que empiecen a surgir realizadores que tengan ganas de apostar al género. Soy como un amante de la comedia absoluto. Las últimas comedias que se han estrenado están muy buenas y es positivo que podamos ir para ese lado. Hubo una época en que al cine argentino le faltó el género y nos quedamos en una mirada social, histórica, testimonial que tiene que estar, tiene que existir, pero también está bueno que haya de lo otro. Ahora hay comedia, terror, western, suspenso, thriller y está buenísimo. Es lo que tiene que haber aunque por ahí no sean muy aceptadas en el circuito de los festivales que buscan más denuncia o películas que descuidan por completo la faceta de entretener. Todas son validas, son películas que tienen que estar. A mi personalmente me cuesta ver pelis que descuidan esto de contar un cuento y que sea entretenido. Las pelis que se alejan un poco de eso también me alejan a mí.
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