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Por Josep Maria Jolis

¿Cuántas veces han oído las siguientes frases? "Nunca veo cine español, no me gusta". "El cine español es muy malo". O su versión más ofensiva: "Es muy buena, no parece española". Éstas y otras lindezas se dicen habitualmente cuando nos referimos al cine que se hace en España.  Y lo más curioso es que son frases pronunciadas por conciudadanos, no por extranjeros.

Fernando Fernán-Gómez afirmaba que el principal mal de España no era la envidia sino el desprecio. Y viendo la consideración que muchos tienen de nuestra cinematografía no me quedan demasiadas dudas de que llevaba razón. Hay un tipo de persona a la que llamo espectador racista. Gente que desprecia el cine hecho aquí y habla maravillas del cine producido en otros lugares.

Que yo sepa el hecho de nacer en un lugar del mundo no te convierte en más listo o más tonto. Da lo mismo ser español, inglés, mexicano o chino. El talento (o la falta de él) no distingue de nacionalidad. Hablemos claro: en Hollywood se producen 2000 películas (es un ejemplo) y aquí nos llegan 10 buenas. En España se hacen 100 y 3 o 4 son buenas. Es una cuestión de proporción.

Querido espectador racista: es verdad, en España se hacen porquerías, películas lamentables, se trabaja con poco dinero y hay pocas oportunidades para los que no forman parte del "establishment". Pero no se puede meter en un mismo saco a todos. ¿Le gusta que digan que la gente de su pueblo son unos inútiles y unos vagos? Nadie nace dónde quiere, sino dónde le toca. Y llegados a este punto me formulo una cuestión: si dices que nunca ves cine español… ¿Cómo puedes afirmar que no te gusta?