Colaboración: "Penumbras", "Lucas" y la brújula cubana perdida…
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Por Sergio Benvenuto Solás
La recién estrenada ópera prima del cineasta cubano Charlie Medina, "Penumbras", es un film basado en un texto del dramaturgo Amado del Pino, con guión de Carlos Lechuga, dirección de arte de Alain Ortiz ("Larga Distancia"), edición y post-producción de Pedro Suárez y fotografía de Roberto Otero ("El Cuarto 101"), una nómina de técnicos excelente, que bien ha apostado junto al director por recolocar un poquillo la brújula de una cinematografía cuya aguja da la sensación de encontrarse sin orientación.
Medio siglo después de un trascendental resurgimiento que representó el ICAIC para nuestra cultura, el laboratorio creativo de nuestro cine nacional y su actual proceso de adiestramiento se ha trasladado de unos edificios cuasi inmóviles (pero que todavía surten con sus mejores profesionales las nuevas apuestas audiovisuales) a las propias casas de realizadores, productores y técnicos. Cineastas devenidos por fuerza mayor en independientes, que han debido subvencionarse la vida y así adaptarse a un nuevo rol director-productor-distribuidor, por tanto, asumir las enormes dificultades propias de la actual cinematografía de "tránsito", meritoria superviviente a la desarticulada institucionalidad actual.
En medio del presente panorama, donde la preocupación azota a muchos cineastas y especialistas (algo expresado hasta el cansancio) que observan con angustia la discapacidad del ICAIC para revertir su retroceso actual, asombra hasta la perplejidad la fascinación de algunos de sus directivos con el proyecto "Lucas", un proyecto funcional y célebre para amplios sectores de la población, todo lo que no es el ICAIC de hoy. Una institución cultural que décadas atrás llegó a ser un ámbito de creación de tal fortaleza que fue capaz de gestar simultáneamente un film profundamente autocrítico como "Memorias del Subdesarrollo", de la mano de quien era su figura más sólida, mientras al mismo tiempo se colocaba en manos de un talentoso y casi debutante Humberto Solás la gran producción que fue "Lucía", ambas obras culminadas en el año 1968, el justo momento en que el país daba inicio a un penoso y conocido periodo de desatinos y abusos con sus intelectuales y artistas.
En "Lucas", de la mano de un grupo de realizadores imbricados en la Industria de la Música, emergen de entre una mayoría de productos no artísticos algunos videoclips muy creativos en los que generalmente técnicos y realizadores han podido entrenarse. Algunos de ellos para luego intentar lanzarse al cine. Pero "Lucas" no es ni creo que haya pretendido ser, por lógica elemental, un espacio propio del ámbito cinematográfico, ni siquiera una cantera.
Dejo a "Lucas" y vuelvo a "Penumbras", largometraje de la productora de televisión RTV Comercial, donde cada uno de los elementos del film de Medina nos deposita una lectura de contexto dura y cruda. Donde a pesar de que sus autores han colocado el beisbol en el centro de la trama (el tema más mediático imaginable en Cuba), es fácil entender que han decidido no coquetear con el gran público y en cambio plantarnos una propuesta primordialmente reflexiva. Los ambientes agrios de una Habana marginalizada resultan avasalladores y la credibilidad y realismo de su discurso es verdaderamente agobiante. No es este un film de coqueteos, no es un videoclip a pedido, porque para su director es éste más que una opera prima, una precisa y clara flecha; habrá que preguntarse cuántos videoclips aún requerirá Charlie Medina (teleplay "Pompas de jabón") dirigir para pagar las deudas de "Penumbras" o para preparar su próxima cinta y entonces quizás colocaríamos la brújula de Charlie temporalmente en un rincón y volveríamos a discurrir sobre "Lucas"…
La recién estrenada ópera prima del cineasta cubano Charlie Medina, "Penumbras", es un film basado en un texto del dramaturgo Amado del Pino, con guión de Carlos Lechuga, dirección de arte de Alain Ortiz ("Larga Distancia"), edición y post-producción de Pedro Suárez y fotografía de Roberto Otero ("El Cuarto 101"), una nómina de técnicos excelente, que bien ha apostado junto al director por recolocar un poquillo la brújula de una cinematografía cuya aguja da la sensación de encontrarse sin orientación.
Medio siglo después de un trascendental resurgimiento que representó el ICAIC para nuestra cultura, el laboratorio creativo de nuestro cine nacional y su actual proceso de adiestramiento se ha trasladado de unos edificios cuasi inmóviles (pero que todavía surten con sus mejores profesionales las nuevas apuestas audiovisuales) a las propias casas de realizadores, productores y técnicos. Cineastas devenidos por fuerza mayor en independientes, que han debido subvencionarse la vida y así adaptarse a un nuevo rol director-productor-distribuidor, por tanto, asumir las enormes dificultades propias de la actual cinematografía de "tránsito", meritoria superviviente a la desarticulada institucionalidad actual.
En medio del presente panorama, donde la preocupación azota a muchos cineastas y especialistas (algo expresado hasta el cansancio) que observan con angustia la discapacidad del ICAIC para revertir su retroceso actual, asombra hasta la perplejidad la fascinación de algunos de sus directivos con el proyecto "Lucas", un proyecto funcional y célebre para amplios sectores de la población, todo lo que no es el ICAIC de hoy. Una institución cultural que décadas atrás llegó a ser un ámbito de creación de tal fortaleza que fue capaz de gestar simultáneamente un film profundamente autocrítico como "Memorias del Subdesarrollo", de la mano de quien era su figura más sólida, mientras al mismo tiempo se colocaba en manos de un talentoso y casi debutante Humberto Solás la gran producción que fue "Lucía", ambas obras culminadas en el año 1968, el justo momento en que el país daba inicio a un penoso y conocido periodo de desatinos y abusos con sus intelectuales y artistas.
En "Lucas", de la mano de un grupo de realizadores imbricados en la Industria de la Música, emergen de entre una mayoría de productos no artísticos algunos videoclips muy creativos en los que generalmente técnicos y realizadores han podido entrenarse. Algunos de ellos para luego intentar lanzarse al cine. Pero "Lucas" no es ni creo que haya pretendido ser, por lógica elemental, un espacio propio del ámbito cinematográfico, ni siquiera una cantera.
Dejo a "Lucas" y vuelvo a "Penumbras", largometraje de la productora de televisión RTV Comercial, donde cada uno de los elementos del film de Medina nos deposita una lectura de contexto dura y cruda. Donde a pesar de que sus autores han colocado el beisbol en el centro de la trama (el tema más mediático imaginable en Cuba), es fácil entender que han decidido no coquetear con el gran público y en cambio plantarnos una propuesta primordialmente reflexiva. Los ambientes agrios de una Habana marginalizada resultan avasalladores y la credibilidad y realismo de su discurso es verdaderamente agobiante. No es este un film de coqueteos, no es un videoclip a pedido, porque para su director es éste más que una opera prima, una precisa y clara flecha; habrá que preguntarse cuántos videoclips aún requerirá Charlie Medina (teleplay "Pompas de jabón") dirigir para pagar las deudas de "Penumbras" o para preparar su próxima cinta y entonces quizás colocaríamos la brújula de Charlie temporalmente en un rincón y volveríamos a discurrir sobre "Lucas"…
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