Habla Sebastián Caullier, el debutante realizador del film argentino "La inocencia de la araña"

por © J.P.Russo / EscribiendoCine-NOTICINE.com
'La inocencia de la araña'
Tras una primera experiencia en el cine dentro en la recopilación de cortos "Historias Breves V" con "Los extraños" (2009), el realizador argentino Sebastián Caullier, estrena esta semana, pródiga en novedades nacionales, su opera prima en solitario, "La inocencia de la araña" (2011), film rodado en Formosa cuyo conflicto focaliza en la obsesión de dos niñas hacia su profesor de biología, pero con un tono paródico.

- ¿Cómo surgió "La inocencia de la araña"?

Nació como un cuento que escribí hace mucho tiempo, sobre un profesor que empezaba a sentir que dos alumnas lo acechaban. Años después lo adapté a un guión de corto, con la idea de presentarlo a "Historias Breves" (finalmente terminé presentando otro guión y ese lo archivé). En 2007 en una materia de la facultad me dieron como consigna escribir un largo, así que desempolvé ese guioncito y lo adapté. Creo que en un principio no pensaba en filmarlo. Pero bueno, de repente me vi con un guión terminado entre manos y dije: vamos a hacer algo con esto. Una amiga me presentó a Daniel Werner, el productor, que me incentivó a presentar el proyecto a Fundación Carolina y a otros fondos de desarrollo, donde ganamos varios "laurelcitos". Después obtuvimos un crédito del INCAA y el apoyo de Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Formosa, y con eso hicimos la película.

- La película se focaliza sobre la obsesión de dos niñas con el profesor. ¿Cómo fue tu aproximación a un tema tan complejo?

No me propuse explorar desde una perspectiva psicológica el despertar sexual femenino, ni tampoco quise hacer una reflexión sobre la problemática de las alumnas que se enamoran de sus profesores en las escuelas secundarias. Más bien encaré el tema desde la ficción pura, remitiéndome a mi propio imaginario y a mis propias experiencias como niño. Y lo que me parecía interesante de esa edad (los doce, trece años) es que representa un período bisagra en el que conviven el niño que está dejando de ser con el adolescente que todavía no es: el pensamiento mágico y el deseo sexual juntos, o sea, un cocktail Molotov. Camila y Daniela se resisten a dejar ir el viejo mundo de la infancia, y por eso quedan desfasadas con respecto a sus compañeras de clase, que ya son mujercitas y se comportan como tales. Ellas dos siguen siendo niñas y no quieren soltar sus muñecas mutantes, ni dejar de hacer sus rituales de magia, ni abandonar ese galpón en donde montan castillos de sábanas. Por eso este enamoramiento ciego que sienten por el profesor (esta "intromisión" del nuevo mundo en el viejo) lo viven desde la lógica del pensamiento mágico, como un juego más, aunque sea el juego más peligroso de todos, y tal vez el último antes de dejar atrás la infancia definitivamente.

- Si bien está Juan Gil Navarro, el elenco protagónico está conformado también por dos niñas ¿Cómo fue la selección?
En un principio pensamos en buscar a las dos niñas protagonistas acá en Buenos Aires, pero finalmente me decidí por buscar nenas formoseñas, aunque no fueran actrices. No sé, me pareció que quería respetar eso, que fueran de ahí mismo. Hicimos un casting que duró una semana y fue un acontecimiento en la ciudad, se presentaron cientos de personas. A las nenas les hacíamos improvisar una situación que tuviera que ver con la historia, específicamente la situación era que hablaran mal de las chetas (pijos / fresas), ya que Camila y Daniela se pasan la mitad de la película hablando pestes de los demás. Tanto a Renata Mussano como a Lourdes Rodas las fiché de entrada: una transmitía la candidez ingenua de Camila y la otra la malicia astuta de Daniela. Fue fácil reconocerlas. Después hicimos varios llamados de call back, donde las probamos en distintas situaciones ya más específicas de la trama.

- ¿Y cuales fueron los desafíos a la hora de dirigirlas?
Bueno, primero que nada estuvieron las limitaciones obvias: director debutante y nenas sin experiencia en la actuación. Sumado a eso, lo que yo quería para las niñas no era una actuación naturalista (porque la película no es naturalista) sino un tono lindante con lo paródico, con ciertos guiños caricaturescos, más en consonancia con el registro cómico de la película. Así que me interné con ellas a ensayar durante casi un mes, hasta que le fuimos dando forma a la cosa. En el rodaje se comportaron como dos reinas, aunque los últimos días ya me querían matar.

- La trama ocurre en un pueblito del interior. ¿Es posible  trasladar la historia a una ciudad o solo puede darse en lugares suburbanos?

Creo que por las situaciones que plantea es imposible trasladarla a una ciudad como Buenos Aires. Gran parte de lo que pasa tiene que ver con que todos se conocen entre todos y con que cualquier lugar está cerca de cualquier otro. Hay un poco de eso de "pueblo chico infierno grande" en la película. Pero en lo que más está presente esto de la ciudad chica es en las conversaciones de las nenas permanentemente atravesadas por los discursos de los adultos. De tanto escuchar hablar a sus padres, tíos y abuelos las nenas saben detalles del pasado de la profesora y hasta lo que deben pensar de ella (que es una "trepadora de hombres"). Me acuerdo que de chico en las sobremesas familiares los adultos le sacaban el cuero a medio pueblo como si uno fuera invisible. Pero no éramos invisibles, y mucho menos sordos. Entonces después sabíamos que el hermano de tal había andado con tal y ese tal le había hecho tal cosa a tal otro que era el primo del tal con el que había empezado todo. Los quilombos que se habrán armado por esas cosas. En esta película, el chusmerío es llevado a sus máximas consecuencias. Estas nenas se erigen un poco como portavoces de la moral de la comunidad, por toda la información inconexa que manejan y los prejuicios conservadores que maman del discurso adulto.

- Participó en "Historias Breves V" con el corto "Los extraños" y ahora pasa a un largo. ¿Cómo vivió esa evolución? ¿Cuáles fueron las dificultades si las hubo?

Son dos cosas completamente distintas. Creo que es un poco análogo a la diferencia que existe entre escribir un cuento o una novela. El cuento debe ser compacto, convergente y potente, y requiere una arquitectura ultra precisa; la novela, en cambio, se despliega en el tiempo, abre distintas tramas, se puede permitir diverger un poco. Esto en cuanto a la concepción narrativa. En lo operativo, las diferencias se vuelven más crueles: la búsqueda del financiamiento, los tiempos de pre, rodaje y edición, la energía mental y física, todo está multiplicado a la décima potencia. Aún así, está buenísimo filmar una película.

- ¿Está en algún nuevo proyecto?
Ya tengo prácticamente cerrado el guión de "Los lobos rojos", otro "thriller" formoseño que transcurre en el mismo colegio que Juan Gil Navarro. Mantiene una continuidad temática con ésta, pero es una cosa completamente distinta, con chicos más grandes, tratamiento más naturalista y un tono más oscuro.

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