Hablamos con Carlos Iglesias sobre "2 francos, 40 pesetas"

por © Jon Apaolaza-NOTICINE.com
Carlos Iglesias
Tras el éxito de su opera prima, "Un franco, 14 pesetas" (2006), el actor español convertido en realizador Carlos Iglesias retoma su historia y a sus protagonistas en una secuela, "2 francos, 40 pesetas", en la que los dos amigos españoles que en los años 60 emigraron a Suiza se reencuentran tras siete años sin verse con motivo del bautizo del segundo hijo de Marcos. La emigración es de nuevo el tema en este tercer largometraje dirigido por el intérprete de la popular serie televisiva "Manos a la obra", que se estrena este viernes en las salas españolas. NOTICINE.com dialogó en exclusiva con él.

- ¿Qué cuenta de nuevo en esta especie de secuela de “1 franco, 14 pesetas”?
En este “2 francos, 40 pesetas”, como el título indica, estamos más para allá de “1 franco, 14 pesetas”, porque ya el franco suizo estaba a 20 pesetas y coincide justamente siete años más tarde la realidad y la ficción. Digamos que se cuenta otra etapa de las innumerables crisis que han pasado por este país, que es la crisis del Petróleo del 74. Cuando mis padres plantearon la posibilidad de volver a Suiza porque aquí las cosas se ponían muy mal. Y Suiza justamente en ese momento estaba cerrando las puertas porque ellos también tenían problemas. Aunque no está hecha con esa intención, porque el guión lo escribí hace cerca de tres años o más, es justamente lo que está pasando de nuevo ahora con Suiza, que vuelve a cerrar las puertas a la inmigración, inclusive la europea, porque ya le resulta excesiva. Se hace un paralelismo entre las dos crisis y un poco, en clave de comedia, se viene a decir que saldremos de ésta como hemos salido de otras porque, por desgracia, si en algo tenemos experiencia es en crisis.

- ¿Piensa hacer una tercera película y contar la crisis que seguimos padeciendo ahora mismo?

No, no está contemplado en absoluto la tercera, aunque dependerá un poco del público… Pero, hay cantidad de cosas que se pueden contar de este país. Y la inmigración, digamos que por desgracia, siempre hemos estado ligados al exilio o la inmigración de alguna forma.

- Lo tristemente irónico ahora es que, después de una época en la que mirábamos por encima del hombro a los inmigrantes latinoamericanos que venían aquí, resulta que somos nosotros, nuestros hijos o hermanos menores los que tenemos que emigrar otra vez ante la falta de trabajo en España…
Sí, otra vez. Parecía que esa pausa que hemos tenido siendo “nuevos ricos”, esos años de bonanza mal utilizados como hemos visto que han sido, pues otra vez nos vuelcan a tener que emigrar. Al final, prácticamente siempre salimos los mismos, algo muy triste.

- Además de que la historia sea diferente, ¿hay algún elemento cinematográfico o dramático nuevo que no haya empleado antes en la primera película?
Sí, hay un cuestionamiento sobre el quedarse o el irse que no estaba en la primera. Han pasado años de esa primera emigración de los dos protagonistas. Uno parece que está totalmente asentado en Suiza, parece que tiene todo claro respecto a su familia y a su futuro. Y todo es una mentira a medias, por lo menos en el sentido de que está muy solo, su mujer apenas habla alemán o no lo habla en absoluto, y que en esa valoración o en ese equilibrio que hay que tener entre el bienestar y el poder adquisitivo y económico, pues al final de la película elige. Es algo que la primera no tenía porque obviamente era una inmigración nueva, por primera vez. Y después hay una valoración y una puesta en escena de cómo se veía España desde fuera. Digamos que España estaba mal, pero desde fuera se veía muchísimo peor, porque prácticamente esa gente que emigró en los 60 se había quedado anclada en esa época, ya no entendían que un operario pudiera viajar a Suiza en avión porque ellos no lo hacían. Y sin embargo, alguien ganando bastante menos sí lo hacía en aquella época en España. Digamos que vamos poniendo cada cosa en su lugar. Y, después, hay una mirada totalmente distinta sobre Suiza, que es la mirada del joven y la mía propia, del que no desea emigrar, sino que se siente perfectamente en ese país y él no se consideraría, si se hubiera quedado, un emigrante sino que ha elegido dónde quiere vivir. Es como que no quieres volver a la España, no porque sea un país pobre, sino porque era la España de Franco, con la mili y todo lo que suponía. Y en cuanto al tono o al género, después de "Ispansi", que era un drama sobre la emigración por motivos políticos y no económicos, ahora me apetecía hacer algo más abiertamente humorístico, incluso más comedia que la primera, "Un franco...".

- Hay otro cambio importante entre la época en la que hizo la primera película y ésta, y es el estado general del cine español, sobre todo la parte de la financiación, ¿Le ha costado mucho más trabajo financiar esta película que la anterior?
Me está costando todavía y es un esfuerzo grande. No podría decir que más, porque la verdad es que para sacar la primera tardé cuatro años y medio. Para sacar ésta he tardado apenas dos años, pero la financiación, lo que es los dineros puros y duros son menos y está costando infinitamente más. Lo que pasa es que el guión se ha abierto camino mucho antes que el primero.

- ¿Cómo ve usted la situación desde su doble faceta de actor y de director? Hay quien piensa que de alguna manera existe el riesgo de que la crisis o las malas condiciones de trabajo se vuelvan crónicas, es decir, que aunque mejore la situación económica o aunque ya no haya crisis, el propio sistema no va a permitir que volvamos al estado del bienestar si es que lo tuvimos alguna vez...
Hombre, pues yo creo que eso está en manos de todos nosotros. Está en manos del poder, pero está en manos también de lo que forcemos los demás a que el poder actúe de esa forma. Este oficio se está muriendo desde que yo tengo uso de razón, siempre, y siempre vuelve a renacer. Yo tengo esperanza, pero porque no puede ser de otra forma, porque hacerme ahora mecánico o fresador sería muy difícil. Entonces obviamente tengo que creer en que hay un futuro y que hay un futuro feliz, digamos entre comillas. Para ser realistas, pues efectivamente lo lógico es pensar que toda Europa se quede con cine americano y que sólo sepamos cosas de Tennessee u Ohio. Me daría muchísima pena. Cuando yo era un chaval, yo recuerdo que tenía referencias del cine italiano, francés o alemán mucho más de lo que hay hoy en las salas españolas. Da un poco de vergüenza de que en una dictadura teníamos más acceso a ese cine que en una democracia. Yo pienso que tendremos que salir de esta crisis, al menos estar como estábamos, que no es que estuviéramos bien ni mucho menos, pero bueno, algo se podía hacer. Si nos recortan demasiado las alas, nos están matando en vida. Me parecería estúpido porque una insignia de este país y de este buque, no cabe duda, es el cine, en todas sus vertientes. Y es posiblemente de las primeras cosas que llegan fuera.

- Una de las últimas películas que hizo como actor fue “La venta del paraíso” ¿qué más tiene previsto en ese campo?

Pues hombre, hay proyectos que están un poco en función de lo que has comentado, de esta crisis y de cómo evolucione y de qué créditos dan o dejan de dar los bancos. Hasta ese punto te afecta la economía. Hay algún proyecto que me viene de Suiza, para que yo haga la película y les he dicho que si me llaman para intentar conseguir una coproducción con financiación española es prácticamente imposible. Llamemos a otra puerta porque seguramente nos salga mejor que llamando a ésta. Vamos a estrenar esta semana "2 francos...", y vamos a ver qué pasa. Si nos da alegría y tenemos con ella esperanzas de futuro pues maravilloso. Y si no, nos tendremos que adaptar. Me están llamando también de series de televisión y a lo mejor es el momento de volver a la televisión.  

- ¿No lo dice con mucho entusiasmo no? Alcanzó una fama popular gracias a la televisión, pero ¿Se siente más a gusto haciendo cine?

Sí, eso no cabe duda. El cine es otra cosa, es otra verdad y otra satisfacción. Posiblemente no seas reconocido en la calle, pero a nivel personal es mucho más gratificante, incluso cuando van mal las películas. En ese sentido no me cabe ninguna duda. Pero también es cierto que me he permitido hacer cine gracias a haber hecho antes televisión, y el dinero que me ha dado lo he invertido en hacer películas.

Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.