Hablamos con Ernesto Daranas sobre el mensaje universal de "Conducta", que llega a cines españoles

por © Jon Apaolaza-NOTICINE.com
Ernesto Daranas
La cubana "Conducta", de Ernesto Daranas, una de las cinco mejores cintas iberoamericanas del año pasado, según los miembros de la industria que decidieron las candidaturas a los Premios Platino, que se concederán en Marbella, España, el próximo 18 de junio, llega esta semana a las salas españolas. Tras esta emotiva reivindicación del valor de la educación, que venció en el último Festival de La Habana, fue candidata al Goya y ha recopilado galardones en numerosos festivales, está Daranas, antes autor de "Los dioses rotos" y "¿La vida en rosa"?, con quien hablamos en exclusiva sobre el éxito y la repercusión que su cinta ha tenido en Cuba, así como la necesidad de una Ley de Cine que impulse el desarrollo de la industria cinematográfica mixta, estatal y privada.

- Su película se está estrenando en varios países: Hace poco en México y ahora en España. ¿Qué encontrará de universal en esta cinta tan cubana el público foráneo?
“Conducta” es una película de sentimientos de valores humanos. Trata la historia de un niño proveniente de un entorno marginal, y la importancia que tiene para él su encuentro con una maestra en su último año de trabajo, su último año  de servicio. Es una reflexión en torno a una situación que es compleja para nosotros. Es compleja la situación de la infancia en estos entornos marginales y la importancia que tiene en eso el sistema de educación, o sea  el rol del maestro frente a esas situaciones. Pero esencialmente por encima de todo es la historia de una amistad, es la historia de esta amistad entre un niño de once años y una maestra de más de 60, esta comunicación este compromiso que se crea entre los dos personajes. Es decir no son elementos sólo cubanos, sino universales.

- La película lleva ya unos cuantos meses recorriendo festivales y acumulando premios. ¿Qué hitos se le van a quedar en el recuerdo permanentemente de este recorrido?
Mientras la hacíamos, la verdad es que pensábamos que era una historia muy nuestra, una historia pequeña localizada en un barrio sumamente humilde de La Habana, y nos ha sorprendido mucho lo que ha pasado en el recorrido con los festivales... Málaga, Huelva, El Festival de Doha, Nueva York, Giffoni. La película ha acumulado ya casi cuarenta premios internacionales en ese recorrido. Siento que básicamente lo que se ha logrado en ese sentido justamente es porque a pesar de ser una película con un tema social, se centra en una relación que es esencialmente humana, nuestra relación entre la maestra el niño y el hecho, importante, de que decidimos hacer la película con niños sin experiencia actoral, niños de la calle, que extrajimos del mismo entorno social en que  se desarrolla la película. Creo que ellos le dan, le confieren, a la película un entorno de veracidad y de  frescura que me parece que es lo que ha logrado la empatía con el film.

- ¿No sé si podemos concretar alguna reacción que le haya sorprendido cuando ha acompañado la película, alguien que le haya comentado algo a la salida del cine que le haya impactado de alguna manera?
Sin menoscabar otras reacciones no, para mí fue muy significativa la reacción en Cuba y en La Habana con la película. En un momento en que se habla de crisis de valores siempre tuvimos el temor, aunque estuve acompañado  básicamente por mis alumnos de la facultad de cine, de que fuera una película que hablara de un tema que ya no le importa a la gente en este instante. La respuesta del público joven, la respuesta de los niños que fue masiva en La Habana constituyó un compromiso con la película que fue notable. Para nosotros fue nuestra principal experiencia y encontrar que la película logró una cosa significativa. Es decir, logró que se implemantaran una serie de cambios en el sistema de educación cubano. Una película no cambia el mundo, pero ayuda a que se reflexione sobre él. Creo que de las cosas que han pasado con la película esa es de las más importantes, porque ha significado un aporte a la problemática que aborda el film.

- ¿Cómo está en estos momentos el cine cubano, y que papel tienen las producciones independientes en este panorama?

Ha surgido con mucha fuerza un sector independiente, un sector que está representando una nueva generación de cineastas, una generación que viene después de la mía, donde realmente yo encuentro muchos talentos, cineastas como Carlos Machado, Carlos Lechuga y  Marcel Beltrán... tienen propuestas diferentes, intereses diferentes, y  han concretado obras que siendo las de su debut son significativas para el cine cubano. Es un momento para nuestra cinematografía donde hay que explorar también otras temáticas. Cuba vive una situación muy específica que ha obligado y ha condicionado que el cine cubano se mire a veces demasiado a sí mismo y de vueltas muchas veces en los mismos problemas. Esa es una etapa que creo en estos momentos estamos superando. Lo importante no son  tanto los temas o las problemáticas que abordamos, sino que seamos capaces de abordarlos con tratamiento que sean universales, realmente atractivos para el público. Un cine es una pantalla con un aforo enfrente y a veces nuestro cine ha olvidado ese compromiso, esa necesidad de comunicarse con el público desde la estética más diversa,  desde las formas más variadas pero comunicarse con el público.

- ¿Qué es lo que le resultó más dificultoso en este proyecto? Quizás seleccionar y filmar con los niños... Siempre se ha dicho que no hay nada peor que rodar con animales y con niños...
Bueno, aquí teníamos el doble desafío, aquí teníamos una película donde no solo era un niño o dos niños, sino que eran muchos niños, y a todos ellos los sacamos incluso de escuelas de conducta. El desafío por ahí era explosivo, y las posibilidades realmente complicadas. Además teníamos secuencias complejas, también con animales, con perros de pelea, con palomas, había secuencias atravesando la bahía de La Habana que exigían de una preparación. Pienso que corrimos todos los riesgos posibles en una película. Si al final salimos a flote creo que fue porque se creó entre todos un equipo realmente muy bueno, y el acierto fue justamente contar con esos niños, niños con una fuerza de carácter y con una entereza que hicieron posible la película. Hay muchos aportes de ellos que están en la película. Cambiaron el guión prácticamente. Una vez que les dimos la confianza, fueron capaces a veces con dolor de nosotros de romper cuartillas y cuartillas, porque no expresaban su problemática, su verdad, sus sentimientos. Y una vez que logramos ese tipo de comunicación, ese tipo de verdad entre nosotros, todo se hizo más factible, porque generó en ellos un compromiso. Sabían que era una película que estaba hablando de ellos y esa fue una clave, me parece  importantísima, en el trabajo.

- Vivimos una nueva situación en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos que apuntan al final del bloqueo, o al menos a un relajamiento significativo. ¿ Cree que se pueden generar nuevas posibilidades para el cine cubano, posibilidades de coproducción con el vecino del Norte?
Yo espero que sí, los cineastas cubanos estamos librando una lucha que ya toma más dos años por la implantación de una Ley de Cine en Cuba. Creemos que esa norma es fundamental para que esa producción de cine independiente a la que hacíamos referencia antes encuentre un marco legal de desarrollo, para que esos jóvenes cineastas y todos los cineastas en general encuentren un marco legal de desarrollo. Ese es un problema interno nuestro que no depende de esta situación nueva que se ha creado, pero indiscutiblemente que la situación abre una perspectiva muy interesante para nuestro cine, nuestra cultura, la economía... para el plato de comida de todos los cubanos. Es muy interesante y esperamos que prevalezca el sentido común.

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