Crítica: "Kriptonita", ¿film de culto o demasiado oculto?
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Por Edurne Sarriegui
“Kriptonita” (2015), dirigida por Nicanor Loretti (“Diablo”, “Socios por accidente”) está basada en la novela homónima de Leonardo Oyola. Con guion de Loretti y Camilo de Cabo, esta cinta presenta el supuesto de que Superman hubiera llegado al conurbano bonaerense más profundo y marginal en lugar de llegar a la hipotética Smallville, en Kansas. Lejos de ser una película de superhéroes es más bien una crítica hacia una sociedad violenta y corrupta en la que los héroes son delincuentes que protegen a los más débiles de un estado ausente y deshonesto.
Durante la noche la banda del Nafta Super (Juan Palomino) llega a la guardia de un hospital buscando atención médica para su jefe agonizante. Tomando como rehenes al Doctor González (Diego Velázquez), el médico de guardia y a Nilda (Susana Varela), una enfermera, se atrincheran esperando a la policía que vendrá a buscarlos y a “El Pelado” (Daniel Valenzuela), líder de una banda enemiga. El objetivo será mantener con vida a su jefe hasta el amanecer ya que con la luz del día recuperará la vitalidad perdida.
La banda está conformada por Lady Di (Lautaro Delgado), Ráfaga (Diego Cremonesi), Juan Raro (Carca), Faisán (Nicolás Vázquez), el Federico (Pablo Rago) y Cuñataí Güirá (Sofía Palomino). Es éste un grupo unido por la necesidad y la exclusión. Una suerte de Robin Hood y su grupo de proscritos que roban para cubrir las necesidades de los más pobres -olvidados por un estado que no cumple- y en permanente enfrentamiento con otras bandas y con la policía. Aquí tienen su parangón Superman, una Mujer Maravilla travestida, Flash, Linterna Verde (vestido con la camiseta del club de sus amores, el Deportivo Laferrere), Batman y la Chica Halcón en la versión malandra de la Liga de la Justicia. Muy mal debe estar una sociedad cuando los valores están defendidos por semejante grupo de malhechores.
Pero no son los únicos personajes cortados con la tijera de la marginalidad. En esta distopía desesperanzada tanto la policía, representada por Corona -el mediador que interpreta Diego Capusotto remedando un Guasón más cercano al crimen que a la ley- como el “Tordo” (anagrama de “doctor”) a cargo de un desmantelado hospital en el que se mueren todos los pacientes y las guardias se cubren bajo los efectos de pastillas estimulantes, se pueden incluir en el grupo de los marginales.
“Kriptonita” tiene una estética cercana al comic en la que se destacan las coloridas vestimentas de los protagonistas. Abunda el lenguaje orillero y carcelario que puede resultar difícil de interpretar para los argentinos no iniciados y mucho más para los hispanohablantes de otros países, pero que imprime carácter a este grupo. Hay alguna buena escena de acción alejada de las características de las superproducciones “hollywoodienses” que resulta adecuada para la ocasión. Pero deja una sensación de promesa incumplida.
A priori parecía una propuesta más cómica y con más acción de la que realmente tiene. La narración se entorpece a través de largos diálogos que le restan fluidez y agilidad.
Esperada con ansia por los cultores de la novela que le da origen, sin duda está llamada a provocar grandes adhesiones y también grandes decepciones. Para algunos será un film de culto y para otros…. un plato difícil de digerir.
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