Crítica: "Somos Mari Pepa", el ritmo de la adolescencia

por © Correcamara.com-NOTICINE.com
''Somos Mari Pepa''


Por Javier Tapia Sierra

Una onda expansiva llena de fuerza saliendo de una guitarra empuñada por un joven que buscando su lugar en el mundo canta con pasión, mientras resiste esas cachetadas con las que a veces se identifica la vida, es la esencia básica de la película debut de Samuel Kishi, "Somos Mari Pepa", próxima a estrenarse en cines de todo el país este 11 de diciembre de 2015. Hace dos años, el film tuvo un feliz paso por festivales como Morelia, Guanajuato e incluso la Berlinale.

La historia es sencilla, honesta y poderosa, cuya premisa se elaboró desde el cortometraje del mismo director que lleva por título "Mari Pepa" (2011): Alex (Alejandro Gallardo) es un joven de 16 años que vive con su abuela y toca en una banda llamada Mari Pepa, tiene bien planeado el verano, que se resume en crear una nueva canción con su banda, conseguir trabajo y poder al fin estar con una chica. Conforme avanza el verano, Alex tiene que ir lidiando con la compleja relación  que tiene con su abuela (Petra Iñiguez) y poco a poco entenderá que todo capítulo tiene que cerrarse en algún momento.

La estructura caótica y vibrante del relato permite adentrarse de lleno en la dinámica del grupo de amigos que conforman Mari Pepa y sentir las diversas dificultades que sutilmente van apareciendo en pantalla. Un mundo donde la violencia callada pero efectiva, la soledad, la nostalgia y el olvido conviven va dejando marcas profundas en el alma de una banda de punk rock que define con cada paso que da no sólo su identidad sino también su destino como grupo y cuyos miembros descubren lo bello y doloroso que resulta ser humano.

El grupo de amigos que vive el caleidoscopio que significa ser adolescente se encuentra bien actuado en Gallardo y sus compañeros de reparto Arnold Ramírez (Bolter), Rafael Andrade Muñoz (Rafa) y Moisés Galindo (Moy) que de forma natural traen a la vida las inquietudes, miedos y decepciones a las que todo ser humano se tiene enfrentar en algún momento para poder seguir adelante.

En el camino accidentado que la película propone, la música tiene un lugar privilegiado y es utilizada con mesura, para de forma atinada emplearla en los momentos en dónde es necesaria sin caer en la mala costumbre que tienen muchas películas de sobrexplotar la música. Cosa irónica que una película sobre una banda de punk rock entienda a la perfección el significado y potencia del silencio bien ejecutado.

Kishi se aleja de toda pretensión y opta por seguir el camino de la espontaneidad y de forma honesta se apoya en un guión bien pulido para darle vida a los recuerdos de adolescencia que se quedan con nosotros.  Al igual que los Stillwater de Cameron Crowe en "Almost Famous", los Mari Pepa de Kishi son un homenaje colorido y sentido a una época, a recuerdos, experiencias, personas con los que uno se topa en la vida y de una y otra forma se quedan con nosotros y nos hacen ser lo que somos.

Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.