Colaboración: "La novia", sensibilidad minoritaria en los Goya
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Por Sonia R. Castellanos
Federico García Lorca es uno de los mayores dramaturgos que ha dado España en el siglo XX y eso no ha facilitado la labor de la aragonesa Paula Ortiz a la hora de filmar "La novia", pero su adaptación de "Bodas de Sangre" ha convencido a los miembros de la Academia de Cine Española. Tras conocerse la lectura de nominados para la 30 edición de los premios Goya, gala que presentará nuevamente Dani Rovira el próximo 6 de febrero, "La novia" es una de las favoritas de los académicos, llevándose más nominaciones que sus rivales: doce opciones a estatuilla, incluyendo mejor película, mejor dirección, mejor actriz, actor, actriz de reparto y actor revelación. El 2015 no ha sido el mejor año en calidad para el cine español, y aunque "La novia" da buena cuenta de la inclinación de los académicos, el público parece no coincidir, pues el estreno del segundo largometraje de Ortiz el pasado viernes dejó el film en la décima posición de la taquilla.
La responsabilidad de llevar a la gran pantalla la tragedia romántica, cargada de simbolismos, vida y muerte recae sobre la directora y ésta coge la batuta con gran maestría, ofreciendo un espectáculo cinematográfico en el que, como en el libreto original, la música, los cantares, el amor y la tragedia son los hilos conductores de la Novia (Inma Cuesta, nominada a mejor actriz), el Novio (Asier Etxeandía, que opta al premio a mejor actor) y Leonardo (Alex García, nominado a mejor actor revelación). "La novia" explora el mundo de Lorca desde el punto de vista femenino, siguiendo a la contrayente desde el momento en el que, ensangrentada, se presenta en la casa la mañana después de la boda.
El triángulo amoroso que forman la Novia, el Novio y Leonardo es equiparable a los desdichados Romeo y Julieta de la cultura anglosajona. Los tres son inseparables desde la niñez, pero sus caminos se tornan distintos cuando una disputa entre las familias del Novio y Leonardo termina con la muerte de varios miembros de ambos linajes. Los años pasan, los niños crecen, y la Novia se prepara para la boda con el Novio, pero la angustia y la desgracia castigan a la muchacha, convirtiéndola en una novia infeliz cuyos pensamientos siguen trotando hacia Leonardo. Casado con la prima de la Novia, el personaje de Leonardo se sigue sintiendo irremediablemente atraído hacia la chica, una atracción que se hace patente desde sus caminatas a caballo hacia la linde de los llanos para observar la casa de La Novia, hasta su cruce de palabras en la boda. Las dudas de la Novia se acentúan cuando llama a su puerta una misteriosa mendiga que, con una rotundidad casi exigente, le entrega dos puñales de cristal, en un gesto muy lorquiano, junto con un consejo: que no se case si no ama al Novio.
La revisión del clásico de Lorca se hace desde la máxima fidelidad posible, respetando tanto los diálogos como el espíritu de los personajes, teniendo en cuenta que se trata de una obra con más de ochenta años de historia que la directora ha debido adaptar para un espectador actual, poco acostumbrado al lenguaje de antaño. Los actores también han tenido esa premisa en cuenta, y es por ello que sus actuaciones están a la altura de sus personajes, destacando especialmente Asier Etxeandía en el papel del Novio, en una evolución que va desde el más puro entusiasmo alegre e inocente hasta la profundidad oscura que Lorca otorgaba a sus obras. En la misma línea interpretativa se mueve Luisa Gavasa, que opta al galardón de mejor actriz de reparto, en una soberbia representación de la Madre del Novio con la que consigue transmitir, especialmente en el desenlace, la desesperación, frialdad y rencor que desprende la mujer.
"La novia" traslada al espectador a las butacas de un teatro pero con las posibilidades que ofrece el cine en cuanto a montaje y fotografía, construyendo unas imágenes potentes, impactantes y con la atmósfera de una época pasada, en un llamamiento a la belleza que no pasa desapercibido en ningún momento del film; una composición que le vale a la cinta una nominación a mejor dirección de fotografía. La historia lorquiana, magistralmente adaptada por Ortiz, tiene su punto álgido durante la boda, en la hoguera en la que participan tantos los invitados como los novios: no solo es la escena que podría resumir toda la película en apenas unos minutos, sino que es la forma perfecta de sumergir al espectador en la indecisión, claustrofobia y encarcelamiento al que la Novia se siente sometida.
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Federico García Lorca es uno de los mayores dramaturgos que ha dado España en el siglo XX y eso no ha facilitado la labor de la aragonesa Paula Ortiz a la hora de filmar "La novia", pero su adaptación de "Bodas de Sangre" ha convencido a los miembros de la Academia de Cine Española. Tras conocerse la lectura de nominados para la 30 edición de los premios Goya, gala que presentará nuevamente Dani Rovira el próximo 6 de febrero, "La novia" es una de las favoritas de los académicos, llevándose más nominaciones que sus rivales: doce opciones a estatuilla, incluyendo mejor película, mejor dirección, mejor actriz, actor, actriz de reparto y actor revelación. El 2015 no ha sido el mejor año en calidad para el cine español, y aunque "La novia" da buena cuenta de la inclinación de los académicos, el público parece no coincidir, pues el estreno del segundo largometraje de Ortiz el pasado viernes dejó el film en la décima posición de la taquilla.
La responsabilidad de llevar a la gran pantalla la tragedia romántica, cargada de simbolismos, vida y muerte recae sobre la directora y ésta coge la batuta con gran maestría, ofreciendo un espectáculo cinematográfico en el que, como en el libreto original, la música, los cantares, el amor y la tragedia son los hilos conductores de la Novia (Inma Cuesta, nominada a mejor actriz), el Novio (Asier Etxeandía, que opta al premio a mejor actor) y Leonardo (Alex García, nominado a mejor actor revelación). "La novia" explora el mundo de Lorca desde el punto de vista femenino, siguiendo a la contrayente desde el momento en el que, ensangrentada, se presenta en la casa la mañana después de la boda.
El triángulo amoroso que forman la Novia, el Novio y Leonardo es equiparable a los desdichados Romeo y Julieta de la cultura anglosajona. Los tres son inseparables desde la niñez, pero sus caminos se tornan distintos cuando una disputa entre las familias del Novio y Leonardo termina con la muerte de varios miembros de ambos linajes. Los años pasan, los niños crecen, y la Novia se prepara para la boda con el Novio, pero la angustia y la desgracia castigan a la muchacha, convirtiéndola en una novia infeliz cuyos pensamientos siguen trotando hacia Leonardo. Casado con la prima de la Novia, el personaje de Leonardo se sigue sintiendo irremediablemente atraído hacia la chica, una atracción que se hace patente desde sus caminatas a caballo hacia la linde de los llanos para observar la casa de La Novia, hasta su cruce de palabras en la boda. Las dudas de la Novia se acentúan cuando llama a su puerta una misteriosa mendiga que, con una rotundidad casi exigente, le entrega dos puñales de cristal, en un gesto muy lorquiano, junto con un consejo: que no se case si no ama al Novio.
La revisión del clásico de Lorca se hace desde la máxima fidelidad posible, respetando tanto los diálogos como el espíritu de los personajes, teniendo en cuenta que se trata de una obra con más de ochenta años de historia que la directora ha debido adaptar para un espectador actual, poco acostumbrado al lenguaje de antaño. Los actores también han tenido esa premisa en cuenta, y es por ello que sus actuaciones están a la altura de sus personajes, destacando especialmente Asier Etxeandía en el papel del Novio, en una evolución que va desde el más puro entusiasmo alegre e inocente hasta la profundidad oscura que Lorca otorgaba a sus obras. En la misma línea interpretativa se mueve Luisa Gavasa, que opta al galardón de mejor actriz de reparto, en una soberbia representación de la Madre del Novio con la que consigue transmitir, especialmente en el desenlace, la desesperación, frialdad y rencor que desprende la mujer.
"La novia" traslada al espectador a las butacas de un teatro pero con las posibilidades que ofrece el cine en cuanto a montaje y fotografía, construyendo unas imágenes potentes, impactantes y con la atmósfera de una época pasada, en un llamamiento a la belleza que no pasa desapercibido en ningún momento del film; una composición que le vale a la cinta una nominación a mejor dirección de fotografía. La historia lorquiana, magistralmente adaptada por Ortiz, tiene su punto álgido durante la boda, en la hoguera en la que participan tantos los invitados como los novios: no solo es la escena que podría resumir toda la película en apenas unos minutos, sino que es la forma perfecta de sumergir al espectador en la indecisión, claustrofobia y encarcelamiento al que la Novia se siente sometida.
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