Francisco Varone habla sobre el primer estreno argentino de 2016, "Camino a La Paz"
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
El argentino Francisco Varone llega a los cines con el primer estreno nacional de ficción este año, el próximo jueves, su opera prima "Camino a La Paz" (2015), protagonizada por Rodrigo de la Serna y Ernesto Suárez, una road movie en la que un anciano musulmán se acerca a un joven sin rumbo para juntos transitar una aventura transformadora. Antes del estreno y en una entrevista exclusiva con nuestros compañeros de EscribiendoCine, el director y guionista detalló el proceso de creación de la película.
- ¿Cómo surgió la idea de "Camino a La Paz"?
En el 2001 en plena crisis muchos de mis amigos estaban sin trabajo y uno de ellos era “amo de casa”. Su mujer iba a trabajar, y a mí me llamó la atención. Nos invitaba a su casa, cocinaba, hacía asados mientras su mujer trabajaba. Al tiempo empezó como remisero y ahí pensé que había algo. En el 2008 cuando empiezo a escribir el guión tomé esta semilla y pensé que el primer pasajero que se sube a su auto le pide ir a Bolivia o a un lugar lejano y le ofrece muchísima plata. Empecé así y al tiempo me encontré con un amigo que se convirtió al islam y me invitó a ver un grupo musulman en el que estaba y como soy curioso fui un sábado y primero escuché una charla, leyeron luego el Corán, me invitaron a cocinar y comer, después estuve en un ritual de ellos, que lo incluí en la película, y toda esa experiencia sorprendente. Fue muy profundo y sentí que lo tenía que mostrar. Cuando uno empieza un proceso creativo está muy receptivo, y cuando surgió esto lo puse todo.
- El proceso de la película fue largo ¿pensó alguna vez en abandonarlo?
No, el guión surgió de un taller que hice y en el grupo había mucha gente del medio y cuando leí mi primera versión la devolución fue muy buena. Al año lo presentamos a concursos y fue ganando. Se lo dimos a Rodrigo y quiso hacerlo, así todos los pasos fueron buenos y positivos. Si bien fue fluido hubo que contactar a gente para el proyecto porque solo con mis ganas no alcanzaba. Luego se sumó Gema como productora, que me la presentó Juan Taratuto, y por suerte tuvimos una conexión muy rápida, cierta afinidad de amigos, y su experiencia internacional abrió muchas puertas. Este fue el despegue, hablamos con ella en 2013 y conseguimos fondos de coproducción en varios lugares. Creería que siempre pensé mirando adelante, estudié y estuve como 20 años hacer una película. De alguna manera la iba a hacer. Tuvo sus vaivenes.
- ¿Dónde buscó inspiración para el film?
Primero escribí la película, de un tirón, y una vez que la terminé vi todas las road movies que te imagines, 50 0 60 películas, y me empezó a pasar que varias cosas que veía estaban en mi guión y entendí que mi película era igual a otras, con reglas y estereotipos, el estudio de esos films me sirvió para reinterpretar todo, doy tres que el espectador va a saber y otras que no. Los géneros se construyen por algo y me parece que está bien. En muchas películas pasan cosas que pasan en la mía, pero agregué cosas como la ceremonia islámica en el medio, y tratamos que el film tenga humanidad, humor, porque creo en un cine que tiene que ser atractivo para el espectador, que no sea elitista, que no sea simple y básico, que no tenga una sola lectura y tenga profundidad.
- ¿Cómo fue ponerle la “cara” a estos personajes tan cercanos a usted?
En el caso de Rodrigo de la Serna escribía con la cara de él, para mí el remisero era él, siempre estaba muy convencido con él, arriesgándome a que por ahí no aceptara. Para Jalil la búsqueda era clara, quería un actor muy natural, similar a lo que hace Carlos Sorín con actores que no son actores, y quería que cuando la gente vaya al cine piense que era musulmán, no que era un actor “haciendo de”. La búsqueda fue complicada y Rodrigo me decía que si Jalil no aparecía no se podía hacer la película. Se buscó mucho y durante mucho tiempo. Trabajé con una empresa de casting que además llamó a otros directores de casting y Eugenia Levin me refirió a Ernesto Suárez, a quien había conocido en un cast para El aura -que finalmente no hizo-, y me dijo que puede ser que no quiera hacerla, pero que lo llame, que hable con él. Fui a Mendoza y después con Rodrigo para conectarnos. El dilema era ver cómo se iba a dar el vínculo entre ellos dos, cómo hacerlo genuino y ni bien se conocieron me di cuenta que iba a funcionar.
- La música es fundamental en la película...
Tuve la suerte una noche de estar en La Cumbrecita y en un lugar el dueño del lugar toca con su guitarra una canción que me rompió la cabeza, me acordé la letra, la busqué en Internet y me salió. Era de Vox Dei, ahí empecé a buscar y a escuchar y al principio tenía 40 temas, después 25 y más tarde apareció La Biblia, un disco conceptual que me cerraba por todos lados, es muy cinematográfico. Me parecía natural para expresar el contrapunto entre Jalil y Sebastián, también con la música del primero. Me ayudó la música a todo el proceso de escritura e investigación.
- ¿Y el auto?
Nos parecía que alguien aferrado a algo material del pasado, que quiere tanto a su auto, más que a su mujer, era interesante. El auto que aparece en la película es uno igual que tenía mi abuelo, y buscamos mucho tiempo ese. Dimos con una persona super maniática del auto y cuando apareció nos dijo “cuídamelo” y se lo compramos.
- ¿Cómo fue la elección de Elisa Carricajo para interpretar a la mujer de Sebastián?
Conocía su trabajo anterior, en teatro, películas. Tenía la idea que el personaje tenía que ser querible y después el guión lo transformó hacia otro lugar y ella lo entendió. La película después explota la relación más conflictiva: ella se va a llevar una sorpresa pero ya está hablado.
- ¿Qué le conecta con su película?
El camino del crecimiento, esto de ver cómo puedo ser un poco mejor cada día, es un trabajo de conciencia y arduo, aceptando a lo malo que uno tiene dentro, lo que no le gusta de uno mismo y que en el encuentro con otro personaje te permite mirar al espejo y ver cómo uno ha crecido o cambiado. A mí me gusta escribir y eso es para mí lo más importante y veo hoy cosas que quizás ni sabía que estaban en la película. Si te digo todo para mí no sirve, hay gente que ve la película y me dice “qué bueno que Sebastián vuelve con su mujer embarazada” y es una interpretación, pero yo tengo mi lectura y no está mal que cada uno vea cosas diferentes.
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- ¿Cómo surgió la idea de "Camino a La Paz"?
En el 2001 en plena crisis muchos de mis amigos estaban sin trabajo y uno de ellos era “amo de casa”. Su mujer iba a trabajar, y a mí me llamó la atención. Nos invitaba a su casa, cocinaba, hacía asados mientras su mujer trabajaba. Al tiempo empezó como remisero y ahí pensé que había algo. En el 2008 cuando empiezo a escribir el guión tomé esta semilla y pensé que el primer pasajero que se sube a su auto le pide ir a Bolivia o a un lugar lejano y le ofrece muchísima plata. Empecé así y al tiempo me encontré con un amigo que se convirtió al islam y me invitó a ver un grupo musulman en el que estaba y como soy curioso fui un sábado y primero escuché una charla, leyeron luego el Corán, me invitaron a cocinar y comer, después estuve en un ritual de ellos, que lo incluí en la película, y toda esa experiencia sorprendente. Fue muy profundo y sentí que lo tenía que mostrar. Cuando uno empieza un proceso creativo está muy receptivo, y cuando surgió esto lo puse todo.
- El proceso de la película fue largo ¿pensó alguna vez en abandonarlo?
No, el guión surgió de un taller que hice y en el grupo había mucha gente del medio y cuando leí mi primera versión la devolución fue muy buena. Al año lo presentamos a concursos y fue ganando. Se lo dimos a Rodrigo y quiso hacerlo, así todos los pasos fueron buenos y positivos. Si bien fue fluido hubo que contactar a gente para el proyecto porque solo con mis ganas no alcanzaba. Luego se sumó Gema como productora, que me la presentó Juan Taratuto, y por suerte tuvimos una conexión muy rápida, cierta afinidad de amigos, y su experiencia internacional abrió muchas puertas. Este fue el despegue, hablamos con ella en 2013 y conseguimos fondos de coproducción en varios lugares. Creería que siempre pensé mirando adelante, estudié y estuve como 20 años hacer una película. De alguna manera la iba a hacer. Tuvo sus vaivenes.
- ¿Dónde buscó inspiración para el film?
Primero escribí la película, de un tirón, y una vez que la terminé vi todas las road movies que te imagines, 50 0 60 películas, y me empezó a pasar que varias cosas que veía estaban en mi guión y entendí que mi película era igual a otras, con reglas y estereotipos, el estudio de esos films me sirvió para reinterpretar todo, doy tres que el espectador va a saber y otras que no. Los géneros se construyen por algo y me parece que está bien. En muchas películas pasan cosas que pasan en la mía, pero agregué cosas como la ceremonia islámica en el medio, y tratamos que el film tenga humanidad, humor, porque creo en un cine que tiene que ser atractivo para el espectador, que no sea elitista, que no sea simple y básico, que no tenga una sola lectura y tenga profundidad.
- ¿Cómo fue ponerle la “cara” a estos personajes tan cercanos a usted?
En el caso de Rodrigo de la Serna escribía con la cara de él, para mí el remisero era él, siempre estaba muy convencido con él, arriesgándome a que por ahí no aceptara. Para Jalil la búsqueda era clara, quería un actor muy natural, similar a lo que hace Carlos Sorín con actores que no son actores, y quería que cuando la gente vaya al cine piense que era musulmán, no que era un actor “haciendo de”. La búsqueda fue complicada y Rodrigo me decía que si Jalil no aparecía no se podía hacer la película. Se buscó mucho y durante mucho tiempo. Trabajé con una empresa de casting que además llamó a otros directores de casting y Eugenia Levin me refirió a Ernesto Suárez, a quien había conocido en un cast para El aura -que finalmente no hizo-, y me dijo que puede ser que no quiera hacerla, pero que lo llame, que hable con él. Fui a Mendoza y después con Rodrigo para conectarnos. El dilema era ver cómo se iba a dar el vínculo entre ellos dos, cómo hacerlo genuino y ni bien se conocieron me di cuenta que iba a funcionar.
- La música es fundamental en la película...
Tuve la suerte una noche de estar en La Cumbrecita y en un lugar el dueño del lugar toca con su guitarra una canción que me rompió la cabeza, me acordé la letra, la busqué en Internet y me salió. Era de Vox Dei, ahí empecé a buscar y a escuchar y al principio tenía 40 temas, después 25 y más tarde apareció La Biblia, un disco conceptual que me cerraba por todos lados, es muy cinematográfico. Me parecía natural para expresar el contrapunto entre Jalil y Sebastián, también con la música del primero. Me ayudó la música a todo el proceso de escritura e investigación.
- ¿Y el auto?
Nos parecía que alguien aferrado a algo material del pasado, que quiere tanto a su auto, más que a su mujer, era interesante. El auto que aparece en la película es uno igual que tenía mi abuelo, y buscamos mucho tiempo ese. Dimos con una persona super maniática del auto y cuando apareció nos dijo “cuídamelo” y se lo compramos.
- ¿Cómo fue la elección de Elisa Carricajo para interpretar a la mujer de Sebastián?
Conocía su trabajo anterior, en teatro, películas. Tenía la idea que el personaje tenía que ser querible y después el guión lo transformó hacia otro lugar y ella lo entendió. La película después explota la relación más conflictiva: ella se va a llevar una sorpresa pero ya está hablado.
- ¿Qué le conecta con su película?
El camino del crecimiento, esto de ver cómo puedo ser un poco mejor cada día, es un trabajo de conciencia y arduo, aceptando a lo malo que uno tiene dentro, lo que no le gusta de uno mismo y que en el encuentro con otro personaje te permite mirar al espejo y ver cómo uno ha crecido o cambiado. A mí me gusta escribir y eso es para mí lo más importante y veo hoy cosas que quizás ni sabía que estaban en la película. Si te digo todo para mí no sirve, hay gente que ve la película y me dice “qué bueno que Sebastián vuelve con su mujer embarazada” y es una interpretación, pero yo tengo mi lectura y no está mal que cada uno vea cosas diferentes.
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