Entrevistamos a Juan Sebastián Mesa, director de "Los nadie", premiada en la Mostra de Venecia

por © Jon Apaolaza-NOTICINE.com
Juan Sebastián Mesa
Este semana llega a los cines colombianos "Los nadie", opera prima del antioqueño Juan Sebastián Mesa, un retrato de la juventud de Medellín y sus sueños de viaje, lleno de música, juventud y experimentación, rodado en blanco y negro y con un presupuesto inicial de apenas 2000 dólares. Y lo hace a los pocos días de haber sido premiada como la mejor cinta en la sección Semana de la Crítica de la Mostra de Venecia, con el mérito añadido de que se trataba de un galardón elegido por el público. En el certamen italiano NOTICINE.com habló en exclusiva con Mesa sobre su debut en el cine y en los grandes festivales.

- ¿Qué cuenta en "Los nadie" y de dónde surgió la inspiración para hacerla?
Es la historia de cinco amigos que quieren viajar por Suramerica, y básicamente la película retrata los últimos días de ellos en la ciudad de Medellín, mientras empiezan a despedirse de las cosas que los atan a ese lugar, a recorrerla por ultima vez. La idea original surge de un viaje que realicé hace seis años con algunos de mis amigos por Suramérica, de ese sentimiento inicial que me hizo querer emprender el viaje. Algo inexplicable, querer irme de la ciudad en la que había nacido. En medio del viaje conocí a muchos malabaristas de semáforo, que tenían una vida muy nómada, recorrían el mundo sin muchas ataduras. Me parecieron personajes muy interesantes, que podían expresar mejor que nadie ese sentimiento de querer ir a recorrer el mundo. O sea tiene algo de autobiográfico, pero es un guión de ficción que se adecua a esos personajes.

- Se trata de un viaje antes del viaje...
Si, es más sobre la preparación, no sobre el viaje en sí. Me interesaba más el sentimiento ese de querer irse que el viaje en sí. De alguna manera es como una pequeña "road movie" de despedida en una ciudad.

- Supimos por primera vez de "Los nadie" en el apartado industrial Cine en Construcción del Festival de Toulouse, el año pasado. ¿Qué ha pasado con la película desde entonces?
Es un caso atípico en términos de producción. Estar en Toulouse fue algo interesante porque nos abrió las puertas al mundo cinematográfico. La gente empezó a saber que existía, porque se hizo sin grandes financiaciones y muy poca gente sabía que existía. Después de Toulouse abrimos el festival de Cartagena, que fue también muy importante para la película, para darla a conocer en Colombia. Allí conocimos a gente de otros festivales, como el de Venecia, que se interesó por ella.

- Ahora se estrena en Colombia, donde ya la vieron en Cartagena. Imagino que esto le dará cierta idea de la acogida que puede tener.
Tiene en efecto el estreno en salas colombianas este jueves. La idea era venir de Venecia justo para estrenarla. En Cartagena tuvimos buenos comentarios de la gente desde que se proyectó. Creemos que es una película en la que los personajes logran conectarse con el público. Esperamos que la gente puede encontrar en los personajes la humanidad que queríamos reflejar. Después de la primera proyección me di cuenta que la película tiene momentos humorísticos interesantes. Dentro de esta cotidianeidad que genera esa conexión con los personajes. Es muy generacional, llega a los jóvenes pero también de otras edades que se habían sentido identificados incluso con los padres de esos jóvenes. Fue importante hablar con la gente y manifestarnos que sentían esa conexión con la película.

- El premio logrado en la Mostra supongo que también será un respaldo...
Sí, claro. Venecia es un festival grande, con muchas películas. Puede abrirles puertas a la película en otros lugares. Lo que nos interesaba aparte de ganar o no un premio es que tenga una vida larga y pueda verse en muchos lugares. Incluso más que participar en festivales lo que quiero es que se vea, que se compre y se venda, porque en realidad la hicimos para que se viera. No hacemos películas para guardarlas.

- ¿Por qué su elección estética por el blanco y negro?
Desde que estaba escribiendo la historia sentía que la película era en blanco y negro. Toda la postproducción se hizo en blanco y negro. No fue una elección a la ligera. Me gustaba como ese sentimiento de atemporalidad que da, que no se sabe si es mañana o tarde ni sabes cuánto tiempo ha pasado entre una escena y otra. Creo que eso era consecuente con el sentimiento de los personajes que están atrapados. Además me interesa el blanco y negro porque el color genera muchas distracciones en el espectador, y a mi me interesaba dar el protagonismo central a los personajes.

- Creo que apenas la filmaron en una semana, en un rodaje casi totalmente urbano. ¿Fue muy complicado?
Obviamente rodar en la calle implica ciertas características de producción, y más en una ciudad como Medellín muy fragmentada, con unas dinámicas de orden interno muy particulares, en las que las estructuras de poder están un poco desdibujadas. No puedes llegar con la policía a todos lados. Tienes que entender muy bien la ciudad donde vas a rodar para no ir a a estrellarte contra un muro. Era complejo entrar en algunos lugares y tocaba ir a hablar con ciertas personas para que nos dieran el permiso. Pero creo que supimos hacerlo para que la producción fluyera bien.

- ¿Y reunir el dinero les resultó también complicado?
La película tuvo inicialmente un premio de cortometraje, porque empezó como corto. Grabamos el corto y seguimos el proceso con los actores, vinculando a más gente en el proceso para hacer un largo. Accedimos para la postproducción a un fondo del gobierno con el que pudimos acabar la película por completo.

- Desde fuera da la sensación de que el cine colombiano se encuentra en su mejor momento.
Atraviesa en efecto un excelente momento. La Ley de Cine ha generado muchas ayudas para que se hagan películas. También más allá de la participación en festivales está difundiendo una Colombia que hasta ahora no se había narrado, inexplorada, que para un país como el nuestro es muy importante que se empiece a contar, desde sus problemas, para poder entendernos en algún punto.

- ¿Piensa que el actual proceso de paz puede influir en las temáticas de los cineastas?
El cine colombiano ha tenido la fortuna de ser libre. Independientemente del conflicto interno del país, se han contado sus historias y no se ha censurado en ningún momento a la hora de hacerlo. No creo que por el hecho de que haya paz vaya a tocar temas que no se hayan hecho antes. Puede que haya más películas sobre la reconciliación, el postconflicto, pero es algo inherente a lo que pasaría en cualquier otro país.

- ¿Y ahora qué le espera a Juan Sebastián Mesa?
Estoy trabajando en un nuevo proyecto que se llama "La roya", que es un hongo que le da a las plantas del café. Es la historia de un joven campesino que es el único que decide quedarse en el pueblo a trabajar la tierra, mientras sus amigos todos se van a la ciudad a estudiar y trabajar. Básicamente retrata el encuentro con esos amigos cuando regresan a las fiestas patronales del pueblo.

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